Berlín, Alemania | AFP, por Yannick PASQUET.
Revalidada para un cuarto mandato como canciller alemana y con una longevidad en el poder récord en Europa, Angela Merkel ha protagonizado una carrera política tan destacada como inesperada, burlando a sus adversarios con su aparente humildad, digna de una hija de un pastor protestante.
"¿Por los siglos de los siglos, amén?", bromeaba a finales de mayo el diario Tageszeitung, cuando la dirigente de 63 años fue designada candidata por los conservadores.
La "canciller inamovible", que ganó este domingo las elecciones legislativas, ya ha coincidido con tres presidentes estadounidenses, cuatro franceses y tres primeros ministros británicos y no parece sufrir el desgaste del poder.
El mal resultado que registró, combinado con la llegada de la derecha nacionalista al Bundestag, ensombreció no obstante el inicio de lo que se presagia como su último mandato.
"Madre Angela", como la apodó la prensa alemana, no tiene rivales en su país porque, como afirmaba el filósofo Peter Sloterdijk en 2015, encarna como nadie "el deseo ardiente de normalidad" de los alemanes, consecuencia de una historia convulsa y de una mirada circunspecta hacia el mundo.
La placidez de la dirigente, que conservó el apellido de su primer marido, es tan sólo una apariencia. Con el paso de las sucesivas crisis europeas, fue adquiriendo en el extranjero una imagen de verdugo de los países derrochadores, antes de ser presentada como la "líder del mundo libre" tras la elección de Donald Trump, cuyas decisiones acerca de cuestiones fundamentales, como el clima, no ha logrado cambiar hasta el momento.
– Lugar en la historia –
¿Quién habría apostado en 2005, tras su ajustada victoria contra el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, que esta poco carismática dirigente conservadora acabaría siendo ineludible?
Doce años después se ha impuesto como un animal político singular porque, a pesar de su longevidad, su lugar en la historia sigue siendo tan incierto como los principios por los que se guía.
Merkel heredó en gran medida la prosperidad económica impulsada por las impopulares reformas de Schröder, pero sus propios esfuerzos para preparar el futuro son cuestionables.
Además de su decisión de cerrar las centrales nucleares de su país tras la catástrofe de Fukushima (Japón) en 2011, una medida para satisfacer a la opinión pública, la crisis migratoria fue el principal acontecimiento de sus tres mandatos y, tal vez, el único riesgo que asumió.
En septiembre de 2015, dejando a un lado su legendaria prudencia, Merkel decidió abrir su país a 900.000 solicitantes de asilo, una medida que le hizo perder mucha popularidad y provocó un auge de los populistas.
Pero, la canciller supo reaccionar adoptando una serie de medidas, y negociando un acuerdo con Turquía para reducir de forma considerable la llegada de refugiados a Europa.
La apertura de sus fronteras a los migrantes supone, no obstante, un reto para Merkel tanto en Alemania, donde debe lidiar con la difícil integración de los refugiados, como en Europa del Este, donde algunos la acusan de haber creado un efecto llamada con su medida y se niegan a acoger a más inmigrantes.
– ‘Aikido’ político –
Pero, a excepción de la crisis migratoria, Merkel ha sabido imponer su estilo atípico, que mezcla un gran conocimiento de las relaciones de poder, con un enorme pragmatismo -que suscita críticas sobre su supuesta falta de convicciones-, y una retórica muy sobria.
"Su forma de actuar recuerda el aikido", ese "arte marcial de los débiles", que consiste en "utilizar la energía de su adversario para dejarle caer por sí solo", analizaba hace poco el diario Handelsblatt.
De su vida privada, se sabe que ocupa un piso sin florituras en el centro de Berlín, y sus pocas pasiones conocidas son la ópera y las excursiones en el Tirol con su segundo esposo, un científico alérgico a la vida pública, Joachim Sauer.
Se le puede ver con frecuencia en un supermercado barato de Berlín, comprando queso y vino blanco.
Merkel tuvo una infancia austera en la República Democrática Alemana (RDA), adonde su padre se trasladó con toda su familia desde Alemania Occidental para contribuir a la evangelización del Estado comunista.
Esta alumna aventajada disfrutaba de las matemáticas y el ruso en la escuela, y años después obtuvo un doctorado en Física. Esperó a la caída del Muro de Berlín, a finales de 1989, para entrar en política, primero como portavoz del último gobierno de la RDA y luego como miembro de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Helmut Kohl.
Fue el entonces canciller, el "coloso", quien le dio sus primeras responsabilidades ministeriales. En aquella época, Kohl la llamaba con tono paternalista "la chiquilla".
Pero en 2000, aprovechando un escándalo financiero en el seno de su partido, eliminaría a su padre político y a todos sus rivales masculinos para alcanzar la presidencia de la CDU. Todos habían subestimado a esta mujer.
Cinco años después, se convertía en la primera mujer canciller en Alemania, cargo que ya no abandonaría.
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Alemania cierra la era de Angela Merkel y da la bienvenida a Olaf Scholz
El socialdemócrata Olaf Scholz se convirtió este miércoles en canciller de la primera economía europea, al frente de un gobierno de coalición de centro-izquierda, que pone fin a los 16 años de la era de Angela Merkel, dos meses y medio después de las elecciones en Alemania.
“Sí”, dijo Scholz a la presidenta del Parlamento, Bärbel Bas, cuando le preguntó si aceptaba el resultado de la votación. El presidente de la República, Frank-Walter Steinmeier, le entregará a continuación un acta que oficializa su nombramiento y marca el inicio de su mandato. Scholz, de 63 años, recibió 395 votos a favor de los 736 diputados del Bundestag, que fueron elegidos en los comicios del 26 de septiembre.
Scholf prestó juramento, junto a su gobierno y ante los diputados, leyendo el artículo 56 de la Ley Fundamental, en el que promete “consagrar sus fuerzas al bien del pueblo alemán”. Con reputación de sobrio, el nuevo canciller estaba sonriente al recibir felicitaciones, ramos de flores y posar para las fotos.
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Su elección como noveno canciller de Alemania después de la guerra no daba lugar a dudas ya que su partido socialdemócrata SPD ganó las legislativas con 206 escaños contra 197 de la formación conservadora Unión Demócrata Cristiana hasta ahora en el poder.
Scholz está apoyado por los Verdes (118 escaños) y los liberales del FDP (92), que forman la nueva coalición en el poder. El resultado de esta votación marca la retirada de Angela Merkel después de cuatro mandatos. Solo por nueve días, la emblemática dirigente no habrá batido el récord de longevidad en el poder de Helmut Kohl. La canciller saliente estaba presente durante la votación y recibió un largo aplauso de los diputados.
La dirigente, que encadena homenajes en las últimas semanas, dejará definitivamente la cancillería tras una ceremonia de traspaso de poderes con Scholz, adversario y a la vez aliado, ministro de Finanzas y vicecanciller en los últimos cuatro años. Merkel, todavía con altas cotas de popularidad, pone así fin a 31 años de carrera política, la mitad de ellos al frente de la primera economía europea y cuarta mundial.
Gobierno paritario
Feminista convencido, Scholz tomará las riendas de un gobierno compuesto por primera vez en Alemania por igual número de hombres y mujeres. Tres de ellas dirigirán ministerios claves: la ecologista Annalena Baerbock en Exteriores y las socialdemócratas Christine Lambrecht y Nancy Faeser en Defensa e Interior respectivamente.
También por primera vez desde los años 1950 habrá tres partidos en el gabinete alemán. Pese a programas electorales a veces en las antípodas, el SPD, los Verdes y el FDP consiguieron acordar rápidamente un programa que se centra en la protección del clima, el rigor presupuestario y Europa.
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Christian Lindner, dirigente de los liberales y partidario de la austeridad presupuestaria, asumirá la importante cartera de Finanzas. La recién estrenada coalición deberá hacer frente a la peor crisis sanitaria desde la aparición del covid-19, con los hospitales bajo fuerte presión.
La ola de contagios llevó al gobierno a imponer duras restricciones para los no vacunados, que no pueden entrar en restaurantes, lugares culturales y, en algunas regiones como Berlín, en tiendas. Scholz tendrá la “gran responsabilidad” de luchar contra la pandemia, dijo el presidente alemán el miércoles.
La estrategia del nuevo ejecutivo pasa por la obligatoriedad de la vacuna, deseada por Scholz y que podría aplicarse desde febrero o marzo. El dirigente socialdemócrata, antiguo alcalde de Hamburgo, confiará la cartera de Sanidad a Karl Lauterbach, médico de formación y partidario de medidas restrictivas.
Una agenda exterior cargada
Tras la elección de Scholz, la presidenta de la Comisión Europea, Ursuya von der Leyen confió en trabajar con él “por una Europa fuerte”, mientras Rusia esperó mantener con el nuevo dirigente “una relación constructiva”, en un momento en que las tensiones son fuertes entre la UE y Moscú.
“No hay otra alternativa que el diálogo para resolver las diferencias más graves”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Desde Pekín, el presidente chino Xi Jinping indicó que su país está dispuesto “a consolidar y a profundizar la confianza mutua política, a aumentar los intercambios y la cooperación en diferentes ámbitos con Alemania.
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Scholz no ha comentado por ahora el “boicot diplomático” anunciado por Estados Unidos contra los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín, pero la nueva jefa de la diplomacia no descarta seguir los pasos de Washington. Annalena Baerbock prometió adoptar un tono más firme que el gobierno precedente ante Rusia, cuya acumulación de tropas en la frontera con Ucrania incrementan el miedo a una posible agresión.
Siguiendo la tradición el nuevo canciller alemán inaugurará su agenda exterior con un viaje a París el viernes, seguido de una visita a Bruselas, para reunirse con los dirigentes del bloque y preparar la cumbre europea de la semana próxima.
La venganza del “autómata”
De “autómata” a canciller. El moderado y austero socialdemócrata Olaf Scholz tomó el relevo de Angela Merkel en Alemania, para dirigir una inédita coalición de tres partidos gracias a su experiencia de ministro y a una campaña sin pasos en falso. A los 63 años, el exministro de Finanzas del gobierno de Merkel fue elegido el miércoles canciller por el Parlamento de la primera economía europea.
Su partido SPD se daba por casi muerto hasta hace poco, pero al final ganó en las legislativas de septiembre y además consiguió crear una coalición entre los ecologistas y los Liberales. Sin hacer mucho ruido e inspirándose del sobrio estilo Merkel, este amante de los largos paseos ha logrado imponerse pese a ser poco conocido por los propios alemanes. De hecho, hasta hace poco no existía una biografía publicada del nuevo canciller, pese a haber sido varias veces ministro y exalcalde de Hamburgo, segunda ciudad del país.
“Encarnación del aburrimiento”
Descrito por el Spiegel como “la encarnación del aburrimiento” en política, Scholz ha pasado por todos los niveles de la acción pública desde los años 70. Nacido en Osnabruck el 14 de junio de 1958, Olaf Scholz se unió al SPD a los 17 años. Entonces tenía cabello largo y coqueteaba con las ideas más de izquierda del partido.
Se hizo abogado especialista en derecho laboral y en 1998 fue elegido diputado, y luego secretario general del SPD (2002-2004). En ese cargo, Scholz tuvo que explicar todos los días ante las cámaras el detalle de las impopulares reformas liberales del entonces canciller Gerhard Schröder.
Objeto de burlas por su talante austero y sus discursos en tono de autómata que le valieron el sobrenombre de “Scholzomat”, el hoy canciller admitió que “no era una descripción totalmente falsa”. Pero agregó: “Siempre se me hacían las mismas preguntas, y yo daba las mismas respuestas”.
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En 2004, la liberalización del mercado de trabajo dividiría a la izquierda, precipitando la derrota de Schroder ante Angela Merkel en 2005. En 2007 es nombrado ministro de Trabajo en una gran coalición gubernamental, y en 2011, este obsesionado por la política --sector donde también está su esposa, Britta Ernst, ministra de Educación en la región de Brandeburgo-- se convertiría en alcalde de Hamburgo.
Ahí, Scholz llevó a cabo una ambiciosa política en materia de vivienda y de protección a la infancia, aún a costa de agotar el presupuesto de la ciudad. En otro gobierno de coalición de Merkel, Scholz sucede en 2018 en el prestigioso ministerio de Finanzas al muy ortodoxo cristianodemócrata Wolfgang Schäuble, pero allí prosigue su inflexible gestión financiera. Scholz rompió en cambio con el tono a menudo tajante y moralizador de su antecesor, especialmente ante países del sur de Europa considerados laxistas.
Competencia
Este socialdemócrata de tendencia centrista parece haber convencido a buena parte del electorado ofreciendo una imagen de competencia. En 2019, Scholz se había propuesto para liderar el SPD, pero los militantes escogieron a dos casi desconocidos claramente más a la izquierda. Sin embargo, Scholz logró recuperar terreno con la pandemia, cuando no dudó en romper con la ortodoxia presupuestaria. El SPD lo designó entonces como candidato a las legislativas de septiembre de 2021.
Tras una década de acumular excedentes, Alemania contrajo miles de millones de euros en nuevas deudas desde 2020, en detrimento de sus estrictas reglas constitucionales. “Todo eso es caro, pero no hacer nada sería aún más caro”, insistió Scholz, desde su cargo de ministro de Finanzas, para justificar los gastos en plena pandemia del covid-19.
Desafíos para al nuevo gobierno alemán
Sin periodo de gracia, el primer gobierno alemán pos-Merkel debe aplicarse de inmediato en numerosos desafíos, desde la pandemia al clima, pasando por las tensiones entre las potencias occidentales con Moscú y Pekín. A continuación, la hoja de ruta y los principales desafíos del equipo del canciller socialdemócrata Olaf Scholz, en alianza con los Verdes y los liberales de FDP.
Pandemia
Incluso antes de asumir funciones, el nuevo gobierno ha tenido que comenzar a gestionar la nueva ola de infecciones y ha tenido que replantearse algunas de las promesas de campaña. Bajo presión, aprobó una batería de restricciones y aceptó la idea de una vacunación obligatoria que podría ser votada esta semana y aplicada en los primeros meses de 2022. Pero el malestar crece en parte de la opinión pública.
Cohesión
Uno de los principales desafíos del mandato será mantener la cohesión de su coalición heteróclita. El acuerdo es poco claro sobre la financiación de las medidas prometidas, especialmente en inversiones en infraestructura y en la lucha contra el cambio climático, con la previsión de salir del carbón en 2030 y desarrollar las renovables.
La poderosa industria del automóvil deberá acelerar su transformación. Los partidos quieren tener 15 millones de coches eléctricos en las carreteras en 2030, contra poco más de 500.000 actualmente. Pero al mismo tiempo, los liberales han conseguido un compromiso para reducir al mínimo los déficits públicos y evitar un incremento de impuestos. Rápidamente pueden aparecer tensiones sobre esta cuestión.
Una Europa “más soberana”
Si Angela Merkel no fue entusiasta respecto a la integración europea, el nuevo gobierno quiere enfrascarse en esta cuestión. El acuerdo de coalición apuesta por un “Estado federal europeo” que funciona de manera descentralizada. Otro cambio notable es el apoyo a la visión francesa de una defensa más asertiva de los intereses europeos en la escena internacional.
Una “Europa soberana es la clave” y “es un deber” para el nuevo gobierno, dijo Scholz, cuya coalición también aboga por tomar decisiones por mayoría y no por unanimidad en cuestiones diplomáticas en el seno comunitario.
Rusia y China
Pueden ser focos de tensión recurrentes dentro de la coalición. La nueva ministra de Asuntos Exteriores, la ecologista Annalena Baerbock, promete más firmeza frente a regímenes autoritarios que durante la época Merkel, donde primaban los intereses económicos y comerciales. Los liberales presentan un enfoque similar, pero los socialdemócratas de Scholz se han mostrado tradicionalmente más conciliadores hacia Moscú y Pekín.
Las medidas emblemáticas
El gobierno prevé varias medidas emblemáticas durante la legislatura: la subida del salario mínimo de 9,6 a 12 euros (de 10,9 a 13,6 dólares) por hora, la legislación del cannabis para adultos en “tiendas autorizadas” y el derecho a voto a partir de los 16 años.
En inmigración, una cuestión que ha movilizado poco a la opinión pública durante la campaña, está prevista la instauración de un procedimiento de adquisición de permisos de residencia para las personas hasta ahora llamadas “toleradas”, es decir, las que no pueden ser expulsadas por varias razones, pero no disponen de derecho a trabajar. La futura coalición también desea ofrecer a los extranjeros con más de cinco años en el territorio la posibilidad de acceder progresivamente a un permiso de residencia permanente.
Fuente: AFP.
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El legado de contrastes de Angela Merkel
“La vida sin crisis es más fácil, pero cuando llegan, hay que afrontarlas”, dijo el 22 de julio Angela Merkel para resumir su forma de actuar. La dirigente alemana enumeró ese día las cinco grandes crisis que tuvo que encarar en estos años: la crisis financiera de 2008, la pandemia del coronavirus, la crisis del euro, el flujo de refugiados sirios e iraquíes en 2015 y el calentamiento del planeta.
Angela Merkel, que deja el puesto de canciller de Alemania tras 16 años en el cargo, ha sabido gestionar con gran acierto las crisis que se han cruzado en su camino, pero el balance de su gestión se verá mitigado por la falta de visión que ha mostrado en otras ocasiones.
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La decisión de acoger a los refugiados será sin duda la más emblemática de la era Merkel. Sus adeptos lo califican de acto de valentía. La gestión de la crisis sanitaria también le valió innumerables elogios, especialmente al comienzo, aunque su despedida ocurre con Alemania en medio de la peor ola del coronavirus desde el inicio de la pandemia.
Otras gestiones complicadas, sin embargo, le valieron numerosas críticas, sobre todo la situación griega en 2011. En aquel momento, Merkel mostró gran intransigencia, lo que llevó a Grecia al límite de la bancarrota y provocó recelo en Europa.
Influencia creciente de Alemania
En 16 años, el papel desempeñado por Alemania en el ámbito internacional cambió mucho. Coincidiendo con un importante aumento de los populismos, Merkel fue elegida por el New York Times la nueva “líder del mundo libre”. La relación con Estados Unidos, muy deteriorada en los cuatro años de presidencia de Donald Trump, sigue siendo fundamental para Alemania.
La influencia alemana aumentó en Asia y África, un continente al que viajó con más frecuencia que sus predecesores. La canciller también profundizó en las relaciones con otros países con la intención de que las relaciones internacionales se tornen un poco más multilaterales. Sin embargo, su balance en política exterior es objeto de debate porque el peso geopolítico de Alemania continúa por debajo de su influencia económica.
Merkel cultivó las relaciones con Rusia y con su presidente, Vladimir Putin, pero esto no impidió los escándalos de espionaje, la anexión de Crimea o el envenenamiento del opositor Alexéi Navalni, así como el avance del controvertido proyecto ruso del gasoducto Nord Stream 2. Merkel también viajó en varias ocasiones a China, aliado comercial indispensable, aunque fue acusada a menudo de anteponer la economía a los derechos humanos.
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Motor económico de Europa
Alemania se reconvirtió en la primera economía del continente gracias sobre todo a una gestión presupuestaria rigurosa. La tasa de desempleo se redujo de manera increíble en 16 años y pasó del 11,2% al 5,4% en octubre, en un contexto aún debilitado por la pandemia.
Sin embargo, hay un fuerte contraste entre el oeste y el este de Alemania. Las regiones de la antigua RDA se ven a menudo excluidas del impulso económico alemán y en estas zonas los trabajos precarios y mal pagados siguen siendo numerosos.
Decepción en materia climática
Desde 2005, “no han pasado suficientes cosas” para luchar contra el cambio climático, dijo el 22 de julio Merkel, convencida sin embargo de haber “dedicado mucha energía” a este tema. Merkel sorprendió al decidir en 2011 poner fin a la energía nuclear tras la catástrofe de Fukushima.
Exministra de Medio Ambiente de Helmut Kohl, Merkel fue apodada durante un tiempo “la canciller del clima”. En los últimos meses de su gestión tuvo que aumentar los objetivos de Alemania bajo presión del Tribunal Constitucional, que los consideraba poco ambiciosos.
Europa, una tarea inconclusa
“La UE está en peor estado que cuando Merkel llegó al poder en 2005″, dijo la revista Der Spiegel, citando la falta de “visión” de la canciller, “el abismo financiero entre norte y sur”, el Brexit y el ascenso de las democracias no liberales.
Convertida en 2020 a la causa de la mutulización de la deuda pública en Europa, Merkel tardó tres años en aceptar las propuestas de reforma sobre ese tema del presidente francés Emmanuel Macron, una actitud pasiva criticada hasta en Alemania.
Avance de la extrema derecha
Las elecciones de 2017, en las que Merkel obtuvo su cuarta victoria consecutiva, estuvieron marcadas sobre todo por la irrupción en el Parlamento del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). Este partido, islamófobo y surgido en buena parte del movimiento neonazi, se vio impulsado por el miedo creciente de la población tras la acogida de migrantes en 2015.
Lo más preocupante es que la amenaza de actos terroristas por parte de la extrema derecha ha reemplazado al riesgo de ataques yihadistas y ya ha habido varias agresiones letales. Los ataques antisemitas también han aumentado en el país.
Una sucesión descuidada
Tras 16 años al frente del país, los democristianos se ven ahora relegados a la oposición. Parte de la culpa de esto es el desgaste normal de tanto tiempo en el poder, pero también la incapacidad de Merkel para preparar su sucesión.
Tras haber descartado de manera metódica a los dirigentes conservadores susceptibles de hacerle sombra, como el muy liberal Friedrich Merz o Norbert Röttgen, la canciller apoyó por un tiempo a Ursula von der Leyen (actual presidente de la Comisión Europea), antes de volcarse por Annegret Kramp-Karrenbauer, que arrojó la toalla, y abrió así el camino para el impopular Armin Laschet, que encajó un sonado fracaso electoral.
La primera mujer canciller federal tampoco logró impulsar la igualdad de género en las instituciones políticas del país. La actual proporción de mujeres elegidas en el Bundestag (30,7%) es menor a la que había cuando Merkel llegó al poder en 2005 (32,5%).
Fuente: AFP.
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Angela Merkel recibió despedida militar, con música de Nina Hagen
En medio de antorchas, rosas y música punk, la canciller alemana Angela Merkel, que dejará el poder en pocos días, recibió una despedida militar, este jueves pasado, en una ceremonia tradicional de las Fuerzas Armadas de Alemania que se denomina Grosser Zapfenstreich (Gran retreta nocturna).
Desde 1838, solo tres civiles alemanes pueden ser homenajeados con esta ceremonia militar cuando dejan sus cargos: el presidente federal, el canciller y el ministro de Defensa. Además, la banda de música del ejército acostumbra interpretar tres canciones elegidas por el homenajeado.
Merkel, de 67 años, y que se desempeña como canciller desde 2005, escogió la canción punk “Du hast den Farbfilm vergessen” (Olvidaste el carrete en color), un éxito de 1974 de la cantante alemana Nina Hagen. También eligió “Für mich soll’s rote Rosen regnen” (Deberían llover rosas rojas para mí), de Hildegard Knef, popularizada en 1968. Su último tema fue “Großer Gott, wir loben dich” (Gran Dios, te alabamos), himno religioso de Ignaz Franz.
Europa busca desesperadamente nuevo líder
Emmanuel Macron, Mario Draghi, Olaf Scholz... ¿Quién puede suceder a Angela Merkel como líder de la Unión Europea, tras la marcha de la canciller después de 16 años en el poder? La carrera por ocupar este puesto se abre en 2022 pero, según los analistas, los resultados pueden no estar a la altura de las expectativas.
Al final, es posible que nadie tenga, por ahora, la capacidad de afrontar él solo los profundos problemas que atraviesa la UE: desde el debilitamiento del Estado de derecho en algunos países miembros, al riesgo de marginación geopolítica o los reveses del Brexit.
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Angela Merkel, que será sustituida oficialmente en diciembre al frente de Alemania por el socialdemócrata Olaf Scholz, marcó a Europa con su esfuerzo por mantener cohesionada la Unión a pesar de las largas y numerosas crisis. A Merkel “se la ve como la líder ‘de facto’ de la Unión Europea, y también del mundo libre”, escribe Sebastian Reiche, profesor en la escuela de negocios (IESE) de la Universidad de Navarra, en España, en su blog.
Una reciente investigación del centro de pensamiento European Council on Foreign Relations (ECFR), reveló que, si pudieran, el 41% de los europeos daría su apoyo a Angela Merkel como presidenta de Europa, frente a solo el 14% que lo haría por el presidente francés Emmanuel Macron, el otro personaje por el que preguntaron en su encuesta.
Oportunidad para Macron
No obstante, el jefe de Estado francés tiene ante sí una oportunidad para ocupar ese puesto, cuya primera etapa será la presidencia por seis meses de la UE que Francia asumirá en enero. La salida de Merkel, “podría permitir que la visión francesa de una Europa poderosa se desarrolle. Algo que Macron defiende desde su llegada al poder”, explica Alexandre Robinet-Borgomano, en un texto publicado por el centro de análisis francés, el Institut Montaigne.
“Es el presidente Macron quien lleva la iniciativa” para recuperar el liderazgo europeo, “aunque sus intentos autoproclamados por dar a la Unión Europea un objetivo claramente político se han visto hasta ahora frenados”, responde Helen Thompson, profesora de la Universidad de Cambridge, en una tribuna publicada recientemente en el New York Times.
“Súper Mario”
En este contexto, el tratado franco-italiano que Macron acaba de firmar con Mario Draghi (clave en las nuevas alianzas europeas postBrexit) no ha pasado desapercibido. Más si cabe cuando el jefe del gobierno italiano, apodado “Súper Mario” tras su desempeño al frente del Banco Central Europeo, es visto como un candidato potencial al liderazgo europeo.
“La vuelta de la estabilidad en el plano doméstico, unida a los fuertes nexos personales que tiene con sus socios europeos (...), sirven como excelentes referencias para reafirmar la presencia de Italia en la escena europea”, considera Nicoletta Pirozzi, del centro de ideas Istituto Affari Internazionali de Roma, en la revista Internationale Politik.
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Sin embargo, la popularidad de Draghi podría ser “pasajera, ya que nació en la crisis económica causada por la emergencia sanitaria” del COVID-19, añade Pirozzi. Macron, por su parte, se enfrenta a un 2022 nada sencillo en el plano interno, con unas elecciones presidenciales en primavera cuyo resultado es muy incierto por el ascenso de la extrema derecha.
Esto podría provocar que Francia se centrara más en sus problemas políticos internos que en desarrollar sus grandes visiones sobre Europa. En Alemania, apodada durante mucho tiempo como la “Gran Suiza” por su tendencia a dar preferencia a la prosperidad económica antes que, a los grandes temas internacionales, las líneas se empiezan a mover.
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“Queremos incrementar la soberanía estratégica de la Unión Europea”, y defender mejor los “intereses europeos comunes”, se puede leer en el acuerdo de coalición del nuevo gobierno de Olaf Scholz. Pero para conseguirlo, Scholz, que se presenta como el heredero de Merkel (fue el número dos de su gobierno) tendrá que romper violentamente con ciertas estructuras.
De entrada, con el “Merkelismo”, una diplomacia enfocada en la búsqueda permanente de acuerdos, que prefiere esperar en los momentos de crisis antes de actuar y da prioridad a los intereses económicos, incluidos con regímenes autoritarios como Rusia y China. Pero este sistema empieza a mostrar sus límites. “No debería sobrevivir a Merkel”, porque no permite “arreglar los desafíos de Europa, como la pandemia, el cambio climático o la competición geopolítica internacional”, afirman por su parte Piotr Buras y Jana Puglierin en el análisis del ECFR.
¿Una Europa sin cabeza?
Partidario de soluciones más firmes ¿sería Emmanuel Macron el mejor situado? “El liderazgo de Macron es una opción (...) pero es poco probable” por sus problemas para forjar “las alianzas” necesarias, advierte el profesor Sebastian Reiche. Además, existe la sensación de que Francia quiere usar Europa para defender sus propios intereses. Y Helen Thompson es aún más pesimista.
“Actualmente, debilitada por la rivalidad entre Estados Unidos y China y profundamente dividida en el plano interno (...) la Unión Europea no puede ser dirigida, nadie puede ser la nueva Angela Merkel”, defiende la profesora de Cambridge. “La realidad, hablando claro, es que ni el canciller alemán ni el gobierno francés pueden dirigir Europa (...) y, sin liderazgo, Europa se dirige al estancamiento”, pronostica Thompson.
Con información de AFP.
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Alemania cierra la etapa Merkel en unas elecciones de resultado incierto
Los alemanes votaban este domingo en unas elecciones de resultado incierto en las que socialdemócratas y conservadores se disputan la sucesión de Ángela Merkel, que dejará la cancillería tras 16 años en el poder.
“Siempre voy a votar, pero este año es apasionante saber quién va a ser” el próximo canciller, señaló Ursula Becker, una electora de 62 años de Aquisgrán, una ciudad del Rin situada al oeste de Alemania.
Los colegios electorales estarán abiertos hasta las 18h00 (16h00 GMT). Unos 60,4 millones de votantes tendrán que elegir a sus diputados, aunque cerca de un 40% seguían indecisos a pocos días de la crucial votación en la mayor economía de Europa.
El escrutinio marca el fin de los 16 años de Ángela Merkel en el poder y deja a Alemania, un país con una tradición de estabilidad, ante un nuevo período de incertidumbre.
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Las encuestas proyectan un resultado muy ajustado con el bloque conservador de Merkel, el CDU-CSU, con alrededor de 23% de las intenciones de voto, detrás del socialdemócrata SPD con 25%, una diferencia dentro del margen de error.
La mañana del domingo, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, introdujo su papeleta en su colegio electoral de Berlín. “Quien vota da vida a la democracia”, declaró el presidente socialdemócrata, que instó a la gente a acudir a las urnas.
Intensas negociaciones
El nombre del futuro canciller y la composición de su probable mayoría corre el riesgo de no conocerse la noche del domingo.
Todo indica que serán necesarias largas e intensas negociaciones para formar una coalición, por lo que podría producirse una parálisis europea hasta el primer trimestre de 2022.
La batalla por la cancillería quedó como un duelo entre dos hombres: el ministro de Finanzas y vicecanciller Olaf Scholz, de 63 años, del SPD, frente a Armin Laschet, 60 años, de la alianza conservadora de Merkel.
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Con más de 30 años en política, Merkel, de 67 años, podría permanecer en el cargo durante el periodo de negociación. Tras mantenerse alejada de la contienda electoral, la canciller aumentó su participación en los mitines en los últimos días para apoyar a Laschet.
Atascado durante mucho tiempo en el tercer puesto en los sondeos, el SPD remontó a mediados de agosto gracias a los errores de sus oponentes, combinados con la casi impecabilidad de su líder, de tendencia centrista, lo que permitió contradecir las previsiones que aseguraban que uno de los partidos más antiguos de Europa estaba en proceso de una muerte lenta.
Exalcalde de Hamburgo, Scholz no duda en exhibirse como el verdadero heredero de Merkel, pese a su falta de carisma.
Durante mucho tiempo a la cabeza en la intención de voto, los democristianos podrían caer de la marca simbólica del 30% por primera vez desde 1949.
Laschet, un centrista afable propenso a las meteduras de pata, era el claro favorito para suceder a su aliada Merkel, pero su popularidad comenzó a declinar tras una serie de entuertos en el verano boreal, como cuando se le captó en televisión riendo durante un tributo a las víctimas de las inundaciones en Alemania.
El temor a una coalición de izquierda, agitada por los conservadores, podría también movilizar al electorado indeciso.
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Sabor amargo
Por su parte, Los Verdes se centrarán en obtener el tercer puesto, con alrededor del 17%. Este resultado sería histórico para esta facción ecologista, que hasta ahora sólo ha superado la marca del 10% en 2009.
Pero los dejaría con un sabor amargo porque en abril estaban situados encabeza en las encuestas, en una Alemania preocupada por el cambio climático, una cuestión sensible especialmente entre los jóvenes.
“Es realmente un tema muy importante para mí, porque creo que influirá mucho en mi vida en el futuro”, señaló este domingo Maite Hoppenz, una votante de 18 años que votó por primera vez.
La líder de los Verdes, Annalena Baerbock, de 40 años, multiplicó los contratiempos antes del verano, entre acusaciones de plagio y primas sin declarar.
Los Verdes desean formar parte del gobierno, sobre todo con los socialdemócratas. Sin embargo, por primera vez desde la década de 1950, todo apunta a que será necesario el apoyo de una tercera formación.
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Los liberales del FDP ya están apareciendo como un potencial candidato, mientras que la izquierda radical Die Linke parece estar dispuesta a entrar en esa posible coalición, pero primero tendrá que renunciar a sus críticas contra la OTAN.
Por su parte, la ultraderecha AfD, que entró en Bundestag por primera vez hace cuatro años, debería consolidarse como partido con alrededor del 10%, aunque permanece excluida de cualquier posible coalición.
Fuente: AFP.