Una de las etapas menos estudiadas de la historia paraguaya son los festejos y acciones que se llevaron adelante por el centenario de la Independencia nacional. En esta entrevista con La Nación/Nación Media, el historiador y arqueólogo Néstor Gamarra brinda detalles de una investigación que llevó al hallazgo de restos de una escultura del Cristo Redentor en un cerro homónimo de Paraguarí.

Una investigación sobre otros hechos históri­cos llevó al investiga­dor a buscar la verdad sobre testimonios de pobladores que fueron transmitiéndose a lo largo de los años. Así llegó a lo que parecen ser los vesti­gios de una celebración his­tórica por el centenario de la Independencia. Posterior al hallazgo, siguió investigando y reforzó la confirmación de lo encontrado.

Gamarra cuenta que a fina­les de 1910 los ciudadanos de Asunción se encontraban deseosos de festejar el cente­nario de la Independencia, lo que se evidenció en manifes­taciones de estudiantes a fina­les de aquel año que salieron a las calles y plazas con mucha algarabía. Estos preparativos se dieron en medio de las ten­siones sociales y políticas de esas fechas.

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“En enero de 1911 llegaría al poder Albino Jara luego de realizar un golpe de Estado y derrocar al presidente Manuel Gondra. Cuanto más iba llegando el mes de mayo, la presión social por realizar los festejos fue aumentando y el gobierno dictatorial no tuvo de otra que sumarse a las acti­vidades sociales que se esta­ban realizando”, relató el his­toriador.

Sigue diciendo que “Albino Jara sería depuesto en julio de ese mismo año, la guerra civil del centenario recuperó impulso y finalizó recién en mayo de 1912, con la muerte de Jara. Los festejos oficiales lle­vados por el Gobierno se hicie­ron recién en 1914, durante la presidencia de Eduardo Schaerer”.

Los datos hallados apuntan a que Schaerer fue quien mandó instalar el Cristo Redentor en la punta de uno de los cerros de Paraguarí en honor del cente­nario de la Independencia del Paraguay.

Pieza de piedra de lo que habría sido una escultura del Cristo Redentor instalada en uno de los cerros de Paraguarí durante el gobierno de Eduardo Schaerer

ESTANCIA JESUÍTICA

Gamarra refirió que reali­zaba un trabajo de investiga­ción sobre la estancia jesuítica de Paraguarí y sus esclavos cuando fue encontrando tes­timonios de viejos pobladores sobre antiguas bases de pie­dra y vestigios en la zona de Mbatovi, pero también sobre antiguas esculturas sacras en uno de los cerros de la ciudad. “En el proceso de investiga­ción de documentos no exis­tía casi ningún registro rela­cionado a los comentarios y el sitio”, apuntó.

Cuenta que el cerro del que hablaban es conocido por los pobladores como Cristo Rey, pero existen otros docu­mentos que lo registran como cerro Cristo Redentor, que linda con el Comando de Arti­llería y la ruta Piribebuy-Pa­raguarí y es uno de los tantos cerros que forman el hermoso paisaje con los cerros Cerro Hû y Santo Tomás.

Durante su recolección de datos, Gamarra recordó comentarios de su abuelo (militar retirado de la Arti­llería, donde sirvió por más de 40 años) sobre hallazgos de vestigios antiguos próxi­mos al cerro Cristo Rey, como él lo conocía. También su padre, Ramón Gamarra, le había mencionado que, en los años 60, siendo niño, había escalado el mismo cerro y que visualizaron una figura tallada en piedra.

El investigador decidió explo­rar el lugar a pesar de ser inmensamente grande y estar cubierto por mucha vegeta­ción, pero la única forma de llegar era teniendo como guía a su padre, quien había visto la piedra hace casi 60 años. Para el camino seleccionado utilizó la cara del cerro que mira hacia el sur y que linda con la ruta Paraguarí-Piri­bebuy, la misma que volvería a subir más de 50 años des­pués recordando vagamente el lugar.

Alrededor del pedazo hallado se visualizaron piedras areniscas con bordes regulares y trabajados, que serían parte de la misma escultura, con litografías en latín

OBSTÁCULOS Y HALLAZGO FINAL

El tránsito a la punta del cerro tuvo muchos obstácu­los. Senderos llenos de mara­ñas que habría que tratar de subir en medio de espinas de caraguata, karanda’y, pynõ guasu, entre otras, dificulta­ron el acceso, relató Gama­rra. Durante la travesía hasta la cima del cerro el historia­dor incluso cayó desde unos tres metros, lo cual le causó lesiones.

Luego de mucho esfuerzo físico, la búsqueda llegó a su fin. “Cuando aún falta­ban metros para llegar a la cima, encontramos parada una enorme piedra arenisca litografiada, cubierta en gran parte por alimañas”, contó Gamarra. El guía –su padre– le dijo que esa es la piedra que él había visto en los años 60.

Lo hallado es un pedazo grande de una figura de Cristo, pero sin la parte supe­rior. Alrededor se visualiza­ron piedras areniscas con bordes regulares y trabaja­dos, que serían parte de la misma escultura, con lito­grafías en latín. Se procedió a una limpieza cuidadosa del lugar y de la superficie de la piedra para las capturas fotográficas y prueba docu­mental para el informe a la Secretaría Nacional de Cul­tura sobre el hallazgo, reveló el historiador.

Unos 30 metros más arriba del sitio, donde fue hallada parte de la escultura, en medio de arbustos se encuen­tra un gran montículo de pie­dra con vestigios de mampos­tería, que sería el lugar donde estaba el antiguo escudo del Ejército en la punta del cerro. Siguieron la búsqueda de las otras piedras que serían de la parte superior de la estatua, pero no lo encontraron.

Gamarra está convencido de que esta se encuentra en alguna parte del cerro, cubierta también por ali­mañas. Refirió que antiguos funcionarios de la Artille­ría indicaban que en los años 40 o 50 se intentó bajar una piedra que parecía escul­tura y se quedó en medio del camino por su gran tamaño y peso.

Publicación del Centro Diocesano en la que se informaba sobre la puesta de la piedra para el Cristo Redentor en el cerro de Paraguarí

PUBLICACIÓN SOBRE COLOCACIÓN DEL CRISTO

Después del hallazgo conti­nuó la investigación. El sacer­dote Hugo Fernández, quien era director del Museo Juan Sinforiano Bogarín, ayudó en la pesquisa y encontró publi­caciones de la Revista Dioce­sana de enero de 1913 en las que se mencionaba la coloca­ción de una piedra para erigir el Cristo Redentor.

“Sobre un hermoso cerro del histórico pueblo de Paraguarí se erigirá en breve la gran estatua del Cristo Redentor en la con­memoración del 1er. cen­tenario de la Independen­cia del Paraguay. El obispo diocesano, el presidente de la República actuaron en la colocación de la primera piedra, el primero como oficiante y el segundo como padrino”, decía el escrito. El presidente a quien se refe­ría fue Eduardo Schaerer y el obispo de entonces, Juan Sinforiano Bogarín.

La colocación del Cristo Redentor en Paraguay en el centenario de la Indepen­dencia no fue casual. En esa misma época se instalaba el Cristo Redentor de los Andes entre Argentina y Chile. Esta escultura podría ser muy similar en tamaño y detalles al hallado en Paraguay, según Gamarra.

“El Cristo Redentor de Brasil es un proyecto más antiguo, pero se empezó a construir en 1922, también en conme­moración al centenario de su independencia e inaugu­rada el 12 de octubre de 1931″, subraya el historiador.

PUESTA EN VALOR

Gamarra pone de relieve que es imperante seguir con la investigación y realizar una prospección arqueoló­gica preventiva antes de que se realice alguna modifica­ción en el lugar. “Es trans­cendental que las autori­dades puedan realizar un trabajo de puesta en valor de tan importante escultura y sitio histórico”, expresó Gamarra.

Cabe recordar que, en julio de 2020, el entonces gober­nador de Paraguarí, Juan Carlos Baruja, había anun­ciado la instalación de un teleférico en una de las cumbres de los cerros Hû y el de Cristo Redentor. La obra iba a ser parte de un convenio interinstitucio­nal entre la Gobernación de Paraguarí, el Ministerio de Defensa y el Comando de Artillería. También se habló entonces de la instalación de un nuevo Cristo Reden­tor de 15 metros en la cima del cerro.

Gamarra resalta la impor­tancia de preservar el sitio del hallazgo de los restos de lo que habría sido el Cristo Reden­tor en Paraguarí debido a que “fue testigo de sucesos histó­ricos, ya sea de la época jesuí­tica, de la época colonial, la Independencia con la batalla de Cerro Porteño, la guerra contra la Triple Alianza, las sucesivas revoluciones civiles y durante la guerra del Chaco fue destino de los prisioneros bolivianos”.

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