En el mundo ganan consideración y respeto las frutas, hortalizas, harinas y otros productos alimenticios producidos agroecológicamente. Aquí la historia de una red nacional que intenta dar protección y visibilización a quienes se esfuerzan en producir de esta forma, enfrentando siempre duros desafíos climáticos, de plagas y la dificultad de acceder a precios justos.

En enero pasado, Teko Katu inauguró su local en 15 de Agosto 1850 casi Sétima Proyec­tada de Asunción, punto de venta de esta red de comer­cialización alternativa de productos campesinos que viene creciendo.

Los productos se desta­can por ser “cultivados, cosechados y procesados de manera respetuosa con el medioambiente”, con­formando una amplia y variada oferta de alimen­tos saludables que ahora se pueden conseguir a buenos precios en Asunción, según promocionan.

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El sacerdote Simón Mar­tínez dirige el Centro de Estudios Paraguayos Anto­nio Guasch (Cepag), desde donde se promueve la ini­ciativa. Recuerda que “teko katu”, según los primeros traductores jesuitas, pro­viene del guaraní “buena vida”, “libre”, “saludable”, “ser pleno”, “en plenitud”.

Padre Simón Martínez, director del Centro de Estudios Paraguayos Antonio Guasch (Cepag)

Era la forma de designar el modo de ser auténtico de los guaraníes que se resis­tían a la colonización y vivían en sus formas tra­dicionales en las selvas, el “verdadero modo de ser” de nuestros antepasados que vivían en armonía con la naturaleza, era su identi­dad y la base del teko porã, el buen vivir, ese modo de ser que se transmutó en la vida campesina”.

Por ello, Martínez asume que con este centro de ven­tas y la participación en ferias acercan a los consu­midores “la seguridad de que nuestras familias ten­drán los mejores alimentos en un espacio donde nos sen­tiremos protegidos y prote­gidas. Teko Katu nos invita a retornar, a volver a lo natu­ral, a ir nuevamente cami­nando hacia el buen vivir”, expresó.

–¿Cómo nace Teko Katu?

–Teko Katu nace el 31 de julio de 2020 para res­ponder a la necesidad de comercializar productos de manera conjunta en la capi­tal del país y entre las aso­ciaciones en el marco de la economía social solidaria. Las asociaciones campesi­nas Apapy (Yasy Cañy), Afe­kopol (Lima), APDI (Tava’i) en compañía del Cepag se agruparon para poder crear la red que busca un comercio justo, sin inter­mediarios, amigable con el medioambiente y que for­talezca la capacidad comer­cial de mujeres, jóvenes y productores campesinos asociados.

–¿A cuántos productores se estima que beneficia la red y por qué fue necesa­rio construirla?

–Actualmente beneficia a unos 410 productores dis­tribuidos entre cuatro aso­ciaciones fundadoras y asociaciones vinculadas en estos años, como es el caso de Mujeres Unidas (Santa Rosa Misiones), más pro­veedores de la agricultura familiar campesina y orga­nizaciones que trabajan con pueblos originarios.

DESAFÍOS

–¿Cómo ve el escenario de la economía social y soli­daria en el país?

–La economía social y soli­daria tiene más espacio en las grandes ciudades y entre las organizaciones campesi­nas vinculadas a entidades que trabajan con ellas. Tiene un gran desafío ante el modelo de mercado de gran­des productores o el con­trabando, que cobra mucha fuerza en nuestro país por el bajo costo de venta que estos promueven. La economía social y solidaria debe pro­mover todo un componente educativo y de estrategia de comercialización basados en los valores de respeto al medioambiente, comercio justo, empoderamiento de los pequeños productores y la vida del campo como futuro del país. Todo esto con el fin de dar un realce y mayor conciencia de la importancia de este modelo de economía.

–¿Entiende que hay ya cierta conciencia en los consumidores urbanos sobre el valor de lo agro­ecológico?

–Hay una conciencia orgá­nica y agroecológica en la capital y otras ciudades cabeceras. Por ello nosotros tratamos de captar a estos consumidores concientes y a la par educar a nuevos consumidores por medio de talleres y estrategias comerciales sobre el valor de la agroecología para el cuidado del medioambiente.

–¿Cuáles entiende son las principales necesidades de los productores de ali­mentos hoy en el país?

–La necesidad de combate a las plagas que proliferan en sus cultivos, ya que migran de las grandes plantaciones de monocultivos, la escasez de agua por las bajas preci­pitaciones debido a la varia­ción climática, el mercado para la comercialización de los productos y la falta de acompañamiento del Estado en planes de mejora de la producción orgánica de manera sostenible, con insumos y mercados orgáni­cos con precios justos.

PRECIOS JUSTOS

–¿Es posible pensar en precios justos para la pro­ducción campesina?

–Es posible si se tiene en cuenta que la fuerza de tra­bajo, el tiempo y los meca­nismos de producción son más exigentes que la produc­ción convencional. Pero para hablar de esos precios justos se tiene que acompañar de toda una campaña de forma­ción, de visibilizar el proceso, poder mostrar la trazabilidad de los productos y el empeño de los productores para lograr una cosecha orgánica o por lo menos libre de residuos tóxi­cos. Solo los consumidores concientes e informados pue­den pagar los precios justos.

–¿Se prevé la incorpora­ción de artesanías, uten­silios, etc., a la oferta del local y de la red?

–Hay algunas artesanías, remeras alusivas a la agro­ecología, pines y otros ele­mentos que promueven la producción agroecológica.

–¿Qué historia lo con­mueve más de los prime­ros jesuitas en lo que hoy es Paraguay relacionado a las sabidurías ancestrales de los guaraníes?

–La experiencia misma del Centro de Estudios Para­guayos Antonio Guasch está cimentada sobre el tra­bajo con los pueblos gua­raníes, nos mueve como centro de investigación y acción social la historia de una sociedad en la que las personas tengan acceso a mejores condiciones de vida, donde puedan traba­jar la tierra y encuentren dónde vender sus produc­tos para que sus hijos estu­dien, coman, vivan digna­mente. El teko katu es la vida posible, la vida donde las necesidades básicas están cubiertas y hay más para una economía del don y la reciprocidad, el inter­cambio de productos y de la propia vida. Ser pleno es la capacidad de vivir bien y compartir el buen vivir con otros que a la vez recompar­ten para generar un círculo generoso de plenitud.

–¿Entiende que hay técni­cas de producción, semi­llas u otros elementos que requerirían alguna pro­tección especial?

–Sí, nuestros técnicos del Cepag acompañan a los pro­ductores desde el marco de la producción orgánica. Este año iniciamos un proceso de ser certificadores orgánicos con otras instituciones que lideran la certificación orgánica en Paraguay, que­remos que las productoras y los productores sean cada día más autónomos, solida­rios y capacitados en toda la producción orgánica.

ECONOMÍA SOCIAL

“Trabajamos con base en la economía social y solidaria que pre­tende contribuir a la mejora del medio de vida campesino mediante la promoción de una producción sostenible y solidaria”, afirma el sacerdote Simón Martínez, director del Cepag, organización que promueve la red Teko Katu.

La misma está integrada por cuatro nucleamientos regionales: Aso­ciación de Productores Agropecuarios Pojoaju de Yasy Cañy (Apapy), Asociación de Productores para el Desarrollo Integral (APDI), Aso­ciación de Organizaciones Sociales de San Ignacio (Aossi) y la Aso­ciación de Feriantes Kokue Poty de Lima (Afekopol).

Estas comercializan productos campesinos agropecuarios como hortalizas, verduras, frutas de estación, legumbres, granos, carnes (cerdo, gallina), queso y huevos. También algunos procesados como harinas o derivados de mandioca, maíz, maní y coco.

A esto se suman los productos elaborados artesanalmente o en pequeña escala industrial de mano de los mismos campesinos y campesinas: miel y yerba de la APDI. Aceite de sésamo –uno de los pocos que se producen en el país–, mermeladas, dulces de frutas y de leche, miel negra y miel de abeja en Apapy. Mermeladas, miel negra y de abeja en el Afekopol. Mermeladas, conservas, pickles y productos de limpieza en la Aossi, puntualizaron.

Los que deseen adquirir los productos y no puedan acercarse hasta el local pueden optar por el servicio de entregas a domicilio escri­biendo al Whatsapp (0983) 581-585.

CRECIENTE TENDENCIA

Datos del Comité Técnico de Promoción de la Producción Orgánica del Ministerio de Agricultura dan cuenta de que en el país viene cre­ciendo la modalidad llegando a las casi 200.000 hectáreas.

Esta tendencia se incrementó en la última década gracias a la aper­tura de nuevos mercados para la producción sin agroquímicos, cuestión que podrá observarse en el X Congreso Latinoamericano de Agroecología, que se realizará del 23 al 25 de octubre de 2024 en la sede de la Facultad de Ciencias Agrarias en el campus de San Lorenzo de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). El congreso incluirá actividades como talleres, presentaciones de experiencias y “diálogos entre académicos y saberes campesinos, contribuyendo así a un intercambio de conocimientos enriquecedor y diverso”, anticipó la casa de estudios.

“En ese sentido, se alienta a enviar trabajos para su revisión en los diferentes formatos que se prevén. La convocatoria para el envío de resúmenes ya está abierta, con fecha límite hasta el 20 de junio de 2024. Las personas interesadas en obtener más información sobre el proceso de inscripción y los detalles del evento pueden contactar a la secretaría del congreso a través del correo electrónico secretariaxclae@ agr.una.py”, se informó.

El evento abordará el diseño de agroecosistemas resilientes, sis­temas alimentarios locales, nutrición y salud, género, infancias y juventudes, diálogos de saberes y políticas públicas. Se espera que participen académicos, estudiantes, técnicos, productores y comu­nidades originarias de nuestro país y la región.

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