El Gobierno Nacional no reconocerá el resultado de las elecciones anticipadas que el régimen de Nicolás Maduro convocó para el 22 de abril en Venezuela con toda suerte de artilugios para perpetuarse en el poder. Así dio a entender el canciller nacional, quien calificó al régimen chavista de ser una dictadura totalmente consolidada que está sometiendo a un trato cruelmente inhumano a su pueblo.
La reiteración de la posición paraguaya coincide con el duro cuestionamiento hecho por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que denunció el alarmante deterioro de la democracia y el respeto de los derechos humanos en Venezuela. El máximo organismo continental de derechos humanos sostiene que el "debilitamiento de la institucionalidad democrática en Venezuela" se observa desde el 2002, pero en los últimos dos años, y especialmente en el 2017, "ha tenido una profundización e intensificación alarmantes".
"Es urgente que el Estado de Venezuela asuma y reconozca la gravedad de la situación, atienda las recomendaciones realizadas en este informe, y acepte los ofrecimientos de cooperación internacional que buscan el bienestar de sus habitantes", propone la CIDH.
Paralelamente, el mundo está asistiendo al lamentable espectáculo protagonizado por miles de ciudadanos venezolanos que, despavoridos, huyen de su país en busca de mejores días. Es que en la denominada República Bolivariana ya no hay suficientes alimentos ni medicinas y menos oportunidades para seguir sobreviviendo con esperanzas, por lo que la única alternativa es fugarse a otros países limítrofes, especialmente Colombia y Brasil, en procura del esquivo pan de cada día.
Los informes revelan que el éxodo de los venezolanos no ha parado de crecer ante la inhumana situación de escasez de alimentos y medicinas, falta de empleo, hiperinflación y que cada vez va empeorando más. Un estudioso del tema señaló que para mediados de este año, el 15% de la población del país, de 31,5 millones, habrá huido, lo que representaría 4.250.000 venezolanos fugados.
Para colmo, la situación de ese país no promete mejorar, sino empeorar este año. Así, ante la inflación récord mundial que tuvo en el 2017, que fue de 2.616%, organismos internacionales consideran que el deterioro de precios podría estar este año entre 10.000% y 13.000%. Porque el déficit que tiene el régimen lo financia con impresión de dinero, sin importar las consecuencias en la situación de la gente.
La fuga de venezolanos, la inflación récord mundial, el hambre de la gente, la violencia contra la población civil que ya dejó 120 muertos por las protestas callejeras en el 2017 y la farsa electoral en preparación certifican la terrible debacle de la Revolución Bolivariana en el país con las mayores reservas petroleras del mundo.
El Gobierno Nacional ha tenido claro desde el principio el drama de esa nación y ha sido desde el comienzo de su administración el único que se ha opuesto a la dictadura chavista. Eso lo ha demostrado en su postura por la exclusión de Venezuela del Mercosur, en la condena a los abusos del régimen, en la solidaridad hacia los presos políticos y sus familias, en la propuesta por rechazar la eternización del dictador Maduro a través de cuestionadas elecciones y en su actitud dentro del Grupo de Lima.
Como un SOS al pueblo venezolano, el Grupo de Lima debe hacer suyas las peticiones de la CIDH y exigir a Venezuela el restablecimiento del orden constitucional, garantizar la independencia entre los poderes del Estado, la participación política sin discriminación de toda la población, el control ciudadano de la actuación de los poderes. Debe presionar a Maduro para dejar sin efectos las medidas que obstaculicen el derecho de las personas a salir del territorio venezolano o solicitar asilo y proponer ayuda para su población.
Esta alianza de países debe ayudar para que tanto Colombia como Brasil, que están recibiendo a miles de desesperados venezolanos, tomen medidas humanitarias especiales hacia los mismos para garantizar su vida y seguridad. También debería recurrir a entidades mundiales especializadas, como el ACNUR, organismo de la ONU dedicado a la atención de refugiados, para pedirles que den la protección y asistencia que requieren tantos latinoamericanos que deben huir de su patria para asegurar su existencia.