Informaciones de organismos internacionales de indudable seriedad como la Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico (OCDE) hablan de la situación de los jóvenes de nuestro país con datos que son para tomar nota y actuar.

Dicen, entre otras cosas, que el desempleo juvenil alcanza el 12% en nuestro país y que el 72% de los jóvenes está trabajando dentro de la informalidad, una tasa mucho más elevada que la del promedio latinoamericano, que es del 52%.

Resalta también el informe que la realidad del desempleo es especialmente alta entre los pobres y vulnerables, que tienen mayores tasas de jóvenes sin empleo, y, en contrapartida, los que pertenecen a sectores menos vulnerables son los que más empleos formales poseen.

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De los jóvenes que están en la extrema pobreza solo el 4,6% tiene un empleo formal, en tanto que los de pobreza moderada alcanzan el 11,3% y los que están en vulnerabilidad llegan al 23,1%. Los de la clase media son los que ascienden al mayor porcentaje de formalidad en su empleo, con una tasa del 34,3%. Las cifras mencionadas señalan que cuanto más pobre y vulnerable es un joven, menos posibilidades reales tiene de acceder a un empleo con todas las de la ley, lo que no es una novedad, pero que estos números revelan con precisión matemática a cuánta gente realmente afecta.

Hay que recordar que estos datos divulgados sobre nuestro país a principios de este mes por la OCDE son cifras que corresponden a diciembre del 2014 y que a esta altura podrían estar algo desfasadas.

Pero indudablemente son reveladoras de un aspecto de nuestra realidad que no se puede desconocer.

El estudio remarca que aunque actualmente en Paraguay existe un clima más favorable para el empleo de jóvenes, todavía el nivel de desempleo para la gente que tiene entre 15 y 29 años sigue siendo alto.

Esta situación no es desconocida por las autoridades nacionales, tanto de parte de los responsables directos del sector como del área económica en general, que en los últimos años han desplegado un considerable esfuerzo que se está traduciendo en buenos resultados.

Por ello, nuestro país está invirtiendo con fuerza en dar mayores oportunidades de formación a los más pobres y extendiendo posibilidades de inserción laboral a los sectores menos favorecidos.

Este desafío lo ha tomado a pecho el ministerio del ramo que a través de su Dirección General de Empleo está propiciando la contratación de nuevos empleos mediante el contacto directo entre los que quieren trabajar y los que ofrecen ocupación. Ha creado las ferias de trabajo, un mecanismo ingenioso y simple que está comenzando a dar auspiciosos logros.

De 7 ferias de empleos realizadas en el 2015 por parte del novel ministerio creado a fines del 2013, en el 2016 ya se llevaron a cabo 35 ferias, prácticamente 3 por cada mes, que en lo que va de este año se está replicando con mejores estrategias y nuevos enfoques que abarcan a los más diversos grupos de la realidad social, como gente con discapacidad, personas con problemas de morosidad, individuos no tan jóvenes, mujeres sin oficio, etcétera.

Como aumentar la empleabilidad depende del adiestramiento y la educación, se han incrementado los medios para la capacitación laboral y aprendizaje profesional de la gente que la requiere abarcando cada vez a mayor cantidad de interesados. Solo en el 2016 el principal instituto de formación, el SNPP, dictó 8.217 cursos en todo el territorio nacional y logró capacitar a 181.529 personas para aprontarlas para conseguir cargos en las áreas agropecuaria, industrial, comercial y de servicios. Se abarcó el más amplio espectro social, incluyendo así a las personas con discapacidad, pueblos indígenas y la población penitenciaria.

Como la existencia de puestos de trabajo al fin de cuentas depende del desempeño de la economía, mediante los excelentes indicadores actuales del aumento de la producción agropecuaria e industrial, el alza de las exportaciones y las importaciones, el crecimiento del comercio y los servicios se está observando la creación de mayor cantidad de empleos en diversos renglones. Las nuevas industrias que se están abriendo, en especial las de la maquila, están absorbiendo nuevas camadas de jóvenes empleados, como puede verse en la crónica diaria.

Si se está invirtiendo dinero, tecnología y conocimientos en nuevas posibilidades para la gente, se está apostando por el buen negocio de tener cada vez más fuentes de trabajo para mayor cantidad de jóvenes.

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