La marca Viuda Ramirez, en colaboración con el artista Samuel Araya, lanzó una colección inspirada en la belleza del terror. ¿Cuál es la fijación por encontrar goce estético en lo que usualmente catalogamos como siniestro o feo? Estos dos artistas nos hablan de su particular visión.
Nota y estilismo: Matías Irala
Fotos: Nath Planás y Arturo González
Producción: Juan Ángel Monzón
El concepto del horror en toda su extensión que va desde el terror o lo estrictamente feo, está en el centro del hemisferio artístico desde que el Romanticismo dejara de interesarse por la perfección, la antepenúltima cruzada por romper con los paradigmas en torno al ideal estético. Exaltando las formas libres, el sentimiento sobre la razón, la ilusión y las pasiones de este estadío permitieron que eventualmente el “horror o lo feo” se eleve como estamento crítico contra el totalitarismo moral que rodeaba al concepto de lo bello.
¿Entonces las experiencias que se alejan de lo armonioso, también son atractivas? “Una vez que vas más allá de la superficie de las cosas, podés encontrar belleza en el lugar más insólito”, responde Samuel Araya.
Samuel es un artista paraguayo que ha logrado consolidarse dentro de la esfera nacional e internacional gracias a sus trabajos que abordan temas como el terror, la nostalgia o lo grotesco a través de la pintura tradicional y digital. “Mi principal inspiración siempre fue explorar lo desconocido, documentar la pesadilla para emerger con un nuevo ideal de belleza”, menciona.
Araya es el primer artista paraguayo cuyas creaciones fueron publicadas en la prestigiosa revista anual Spectrum: The best in contemporary fantastic art (Lo mejor del arte contemporáneo) en dos ocasiones; la primera en el año 2006 y la segunda en el 2014, siendo seleccionado entre más de cinco mil participantes de todo el mundo.
Sus creaciones también han sido portadas de discos de emblemáticas bandas de metal extremo como Cradle of Filth, Elvenking o los míticos Sabaoth. Sobre la particular fusión de sus trabajos con bandas de sonido extremo, revela que fue una transición bastante orgánica: “Fue lo más natural del mundo, a mí siempre me inspiró la música extrema. Manejamos la misma estética y generalmente nos llevamos bastante bien. La excepción sería encontrar un sector extremadamente conservador en ese mundo.”
Victor Hugo (1802-1885) vaticinaría que el contacto con lo deforme, es mucho más inspirador que la estrechez de la belleza clásica. Para el escritor lo agradable solo tiene un formato, mientras lo que consideramos horrible o nos produce miedo tiene mil aristas e interpretaciones dentro de nuestro imaginario colectivo. Araya coincide con el narrador francés a la hora de explicar la multiplicidad conceptual que hay detrás de sus trabajos: “Comienzo por hacer un collage, sea de fotos o texturas, trato de crear una superficie interesante. Soy más reactivo que conceptual si tuviera que definirme, me acerco a la pintura como un proceso natural, la parte conceptual viene del proceso o el final. Siempre me gustó trabajar la relación de la palabra y la imagen en contrapunto, intelectualizar el concepto me ayuda a entender por qué hago lo que hago”.
¿A qué se debe que el horror a través del arte esté pasando por un estadio de “normalización”? La reordenación de nuestras percepciones sensoriales en torno al tema se vuelven subjetivas debido a la ampliación de miradas y, por sobre todo, gracias a las conexiones que hay dentro de un mundo globalizado que permiten mediante la era digital democratizar y acercar el trabajo de numerosos artistas y sus interpretaciones del tema. “Internet permitió abrir un umbral, en donde los artistas cuentan con recursos para educarse, publicar y difundir sus obras. Pasamos de ‘se puede vivir de arte en Paraguay’ a ‘se puede vivir de arte en el mundo’. Las herramientas están ahí, solo falta dedicación y compromiso”, subraya Samuel.
“Trato de mantener un equilibrio entre mi percepción personal y lo comercial, sin limitarme en ningún momento. Quebrar con la monotonía para no aburrir a la audiencia. Reinterpretar mi inspiración en cada colección es uno de los motores fundamentales de la marca”, reflexiona el diseñador.
“La colección de esta temporada se desarrolló de manera conjunta con Andrés Báez, quien diseñó algunos de los prototipos de esta temporada a la par de los míos. Apadrinados por la marca Epson, estampamos las telas con las obras de Samuel Araya”, comenta Preda.
Sobre el proceso inspiracional de las prendas, destacó el usó de elementos académicos para el desarrollo de las mismas. “A partir del libro De carne eres, de Félix Cardozo, comencé a inclinarme por el concepto de la fealdad y lo irreconocible. Siempre me sedujo la idea del temor que existe hacia lo desconocido”, explicó.