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SAN FRANCISCO.

La geopolítica de los datos, las empresas de internet y los peligros de la información en línea.

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Si este artículo fuera un video de TikTok, ya estaría a punto de acabarse, y ustedes estarían sonriendo. Los clips de 15 segundos de TikTok han causado sensación entre los adolescentes internautas. La aplicación registró más de 750 millones de descargas en los últimos doce meses, más que Facebook y sus servicios hermanos, Instagram y Whatsapp, juntos. Más allá de la diversión, TikTok provoca preguntas serias en temas como la geopolítica de los datos, el poder de las empresas de internet y qué puede ver cada quien en línea.

TikTok es como Youtube con esteroides: bombardea a los usuarios con clips de repetición automática. Constituye un género de entretenimiento aparte, basado en éxitos rápidos: una broma, un reto, una adolescente bonita. La mayoría de los videos son producidos por adolescentes, con herramientas de edición fáciles de usar. La aplicación genera dinero gracias a la publicidad y a comisiones por consejos digitales. Es posible que algún día llegue a generar ingresos por el comercio electrónico, como su aplicación hermana china, Douyin. Ambas son propiedad de ByteDance, empresa constituida en Pekín y valuada en 75.000 millones de dólares, más que cualquier otra empresa emergente privada.

La conexión con China tiene a todos nerviosos en Washington. El 1 de noviembre pasado se supo que el gobierno estadounidense abrió una investigación de seguridad nacional de la compra por parte de ByteDance, en el 2017, de Musical.ly, una aplicación desarrollada en China que más adelante se convirtió en TikTok. El 5 de noviembre, los congresistas arremetieron en contra de ByteDance por no haberse presentado a una audiencia.

ACCESO A DATOS

Los más inflexibles argumentan que TikTok le da al gobierno de Pekín acceso a datos de millones de estadounidenses y censura contenido que no le agrada al régimen. Si el objetivo de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Huawei, la empresa fabricante de equipo de telecomunicaciones, es desenmarañar las cadenas de suministro de electrónicos, su ataque a ByteDance tiene como propósito mantener separado el flujo de datos de Estados Unidos del de China. ByteDance niega las acusaciones y afirma que los datos de los usuarios que no son chinos se almacenan en servidores que tampoco son chinos, y que es en Estados Unidos donde se decide qué no mostrarles a los usuarios estadounidenses.

Por su parte, a Mark Zuckerberg no le preocupa tanto la soberanía de los datos como la competencia de TikTok, el primer gran éxito web de China en Estados Unidos. Facebook ya sacó el armamento pesado que emplea contra las empresas emergentes de crecimiento rápido. A finales del 2018, lanzó Lasso, un clon de TikTok. Un desarrollador independiente descubrió hace poco una característica oculta en el código de Instagram que imita las herramientas de edición de TikTok. Aunque no es ningún consuelo para Zuckerberg, si sus medidas de defensa fallan, los críticos de los gigantes tecnológicos tendrán que reconocer que, después de todo, los monopolios digitales no son tan invencibles.

CRÍTICOS

Los críticos de la inteligencia artificial también observan de cerca a la aplicación. Lo que los usuarios ven en Facebook y otras redes sociales de Occidente todavía depende en parte de quiénes son sus amigos y qué comparten. En cambio, la principal transmisión de TikTok, llamada “For You”, se determina únicamente mediante un algoritmo que observa cómo se comportan los usuarios en la aplicación y emplea esa información para decidir qué transmitir a continuación. Este tipo de sistemas crean la burbuja de filtros perfecta.

Todas estas inquietudes podrían disiparse si al final TikTok resulta ser solo una moda pasajera. En cierta forma, la aplicación depende de otras redes sociales. Utiliza las cuentas de Facebook o Twitter de los usuarios para iniciar muchas de las sesiones. TikTok le debe parte de su éxito a una campaña implacable de publicidad en servicios rivales. Según algunos cálculos, en el 2018 gastó alrededor de mil millones de dólares en anuncios en las redes sociales. También es cierto que muchos usuarios que descargan TikTok se cansan muy rápido del interminable subidón de azúcar digital.

La desaceleración del crecimiento quizá no impida que los políticos le pongan trabas a la aplicación. Podrían decidir prohibirla de tajo en Estados Unidos. En esta única ocasión, Zuckerberg les lanzará porras.

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