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La llegada de un jugador musulmán mantiene a raya el prejuicio en Merseyside. “Si anota unos pocos más, también me haré musulmán”, cantan los aficionados del Liverpool siempre que Mohamed Salah, un delantero egipcio, manda el balón al fondo de las redes.

Desde su llegada en junio del 2017, Salah lo ha logrado con una frecuencia récord. El 1 de junio, marcó su septuagésimo primer gol en 104 apariciones, para inspirar a los Reds a llevarse la victoria en la Liga de Campeones, la competencia más prestigiosa de Europa. Como suele suceder, Salah celebró la anotación arrodillándose a rezar.

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Es poco probable que Salah –a quien otro cántico lo describe como un “regalo de Alá”– haya convertido a muchos aficionados al islam. Sin embargo, un documento de trabajo que realizaron politólogos de la Universidad de Stanford ha encontrado indicios de que su popularidad tal vez haya servido para abordar un sentimiento antimusulmán en Merseyside.

La evidencia más clara provino de un experimento en Facebook para 8.000 aficionados británicos del Liverpool. Los académicos le dieron a cada persona una encuesta que contenía hechos y preguntas del fútbol; una tercera parte de las encuestas también incluían una lámina que describía el compromiso de Salah con sus rezos. Después, a todos los usuarios les preguntaron sobre sus actitudes hacia los musulmanes.

CRÍMENES DE ODIO

De las personas que vieron la lámina sobre la fe de Salah, un 23% pensó que el islam era compatible con los valores británicos, en comparación con el 18% de los otros aficionados. Aunque tal vez la mayoría de los aficionados del Liverpool de todos modos sepa sobre la fe de Salah, el experimento mostró que un recordatorio podía alterar sus opiniones.

Los académicos también buscaron señales de cambios más generalizados en el sentimiento islamofóbico en Liverpool desde que ficharon a Salah. Primero, observaron los crímenes de odio, en los cuales la motivación del perpetrador son la raza, la religión u otro tipo de identidad. De las 23 regiones analizadas en Inglaterra, en casi todas hubo un aumento en la cantidad de ese tipo de crímenes en los diez meses posteriores a la llegada de Salah, parte de una tendencia a largo plazo que el Ministerio del Interior del Reino Unido atribuye a que ahora la policía guarda mejores registros.

En contraste, Merseyside reportó una ligera caída. Los investigadores crearon modelos estadísticos para predecir las tasas mensuales de varios tipos de delitos en Liverpool, y encontraron que los crímenes de odio habían sido un 19% menos comunes de lo esperado, una brecha que no existía para ninguna otra actividad ilegal, lo cual sugiere que cualquier tipo de “efecto Salah” estuvo limitado a la tolerancia religiosa.

SENTIMIENTOS

Luego, los investigadores recurrieron a Twitter. Identificaron a seguidores británicos del Manchester United, el Manchester City, el Chelsea, el Arsenal, el Liverpool y el Everton (un rival de Merseyside) y analizaron 44.000 tuits que hablaban de musulmanes, árabes o mezquitas. En los catorce meses posteriores a la transferencia de Salah, en un 7,6% de los tuits relacionados con el islam que publicaron los aficionados del Liverpool había sentimientos negativos, casi la misma cantidad del 7,3% durante los tres años anteriores. No obstante, la cifra para el Everton saltó de un 18,6% a un 21,3%; en los otros equipos, aumentó de 7,1% a 10,9%.

Al parecer, en Liverpool la islamofobia en línea fue puesta a raya en un momento en el que aumentó en todas las demás zonas (los investigadores no encontraron ninguna señal de que el aumento más generalizado lo provocaran aficionados celosos que abusaban de Salah).

En el verano del 2017, la mayor parte del país, incluida Merseyside, alcanzó un máximo en el sentimiento antimusulmán, después de los ataques terroristas en Londres y Manchester. Si Salah ha influido aunque sea poco para controlar el prejuicio de los aficionados al Liverpool desde entonces, es un logro tan extraordinario como llevar al club a la gloria europea.

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