© 2018 Economist Newspaper Ltd, Londres. Todos los derechos reservados. Reimpreso con permiso.

Los escándalos han desvelado algunos vacíos en el régimen de combate al lavado de dinero de la Unión Europea.

Un vendedor de lencería, un proveedor de materiales para construcción y dos importadores de frutas y verduras fueron acusados de haber lavado cientos de millones de euros entre el 2010 y el 2015 a través de sus cuentas con el enorme banco holandés ING. La empresa de telecomunicaciones VimpelCom (VEON en la actualidad) también pagó desde sus cuentas 55 millones de dólares en sobornos para poder operar en Uzbekistán. La empresa se declaró culpable de los cargos y llegó a acuerdos independientes con las autoridades holandesas y estadounidenses en el 2016.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

De acuerdo con los fiscales holandeses, ING no detectó las señales debido a “deficiencias significativas y constantes” en la aplicación de las normas de combate al lavado de dinero. El 4 de septiembre se le impuso una multa de 775 millones de euros (900 millones de dólares). Además de reconocer las fallas, retendrá el pago de bonos a funcionarios de alta jerarquía que no cumplieron con los estándares, o los suspenderá.

ING no es la única institución que se encuentra bajo la lupa debido a descuidos que derivaron en el manejo de dinero sucio. El 4 de septiembre, el Financial Times informó que una investigación independiente solicitada por la mayor institución bancaria de Dinamarca, Danske Bank, reveló que, tan solo en el 2013, su sucursal de Estonia recibió 30.000 millones de dólares provenientes de Rusia y de otros países ex soviéticos. Una investigación anterior del periódico danés Berlingske acusó al banco de permitir durante nueve años el flujo de 8.200 millones de dólares de procedencia dudosa a través de la sucursal. El banco ahora está conduciendo su propia investigación. En julio, el director general admitió que no había cumplido con sus propios estándares en materia de prevención de actividades ilícitas. Las autoridades de Estonia y Dinamarca iniciaron investigaciones de carácter penal.

A pesar de que los reguladores de Estonia descubrieron en el 2014 que la sucursal de Danske en ese país había contravenido las reglas de prevención del lavado de dinero y las autoridades de Dinamarca han identificado “deficiencias graves en el gobierno del banco”, todavía no le han impuesto ninguna multa. Sus propios hallazgos se publicarán este mismo mes, cinco años después de que un informante advirtió acerca de la situación.

Estos casos recrudecen la inquietud con respecto a las protecciones establecidas en Europa para evitar el lavado de dinero. En el 2012, los miembros de la eurozona convinieron en ceder al Banco Central Europeo (BCE) la supervisión de algunos bancos de importancia sistémica. Sin embargo, las funciones de supervisión en lo referente al cumplimiento de las normas de combate al lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo todavía recaen en las autoridades nacionales.

Según Bill Browder, director ejecutivo del fondo de inversión Hermitage Capital Management, quienes quieren lavar dinero buscan países con pocos medios de defensa. Este funcionario es un destacado crítico del gobierno ruso y su denuncia ante las autoridades estonias condujo a la investigación penal de Danske. Algunos bancos de Chipre, Letonia y Lituania también han sido objeto de acusaciones. En julio, la Autoridad Bancaria Europea (ABE) detectó deficiencias en los procesos aplicados en Malta para supervisar al banco Pilatus, institución en contra de la cual se han formulado varias acusaciones de lavado de dinero. Las autoridades de Malta expresaron “graves reservas” en cuanto a los hallazgos de la ABE. El banco, cuyos activos quedaron congelados en marzo tras el arresto de su presidente en Estados Unidos por supuestas violaciones a las sanciones en contra de Irán, negó todos los cargos.

Se cree que los países pequeños con sectores bancarios desproporcionados son especialmente vulnerables. Es posible que no tengan suficiente dinero o celo para monitorear y realizar investigaciones. También es posible que los reguladores en realidad no gocen de independencia, señala Panicos Demetriades, ex gobernador del banco central de Chipre. Por ejemplo, en los países que tienen vínculos estrechos con Rusia, quizá existan presiones para que se hagan de la vista gorda.

Por otra parte, algunas agencias policiacas consideran que el delito de lavado de dinero no involucra a ninguna víctima, por lo que no les preocupa mucho, advierte Browder. En particular, critica a la agencia británica. Le parece que las estadounidenses son más resueltas y tienen efectos globales. ABLV, uno de los mayores bancos de Letonia, entró en liquidación en junio después de que el Tesoro de Estados Unidos lo identificó como “posible responsable de lavado de dinero” y advirtió a otras instituciones financieras evitar tratos con él.

Este año, ya se fortalecieron en una ocasión las normas para prevenir el lavado de dinero en la Unión Europea. En este momento se realiza otra revisión. Las autoridades del bloque elaboraron un informe sobre opciones para mejorar los mecanismos de supervisión, que le hicieron llegar a todos los miembros. Una de las propuestas plantea la creación de un organismo centralizado de combate al lavado de dinero. La idea cuenta con el apoyo de Danièle Nouy, presidenta del Consejo de Supervisión del BCE, y Andrea Enria, presidente de la ABE, encargada de concertar las normas nacionales de supervisión en la Unión Europea. No obstante, quizá sea difícil llegar a un acuerdo con los países que mantienen vínculos estrechos con Rusia.

Dejanos tu comentario