De cualquier forma, todos debemos ahorrar más.

Cuando dejamos de trabajar, necesitamos alguna fuente de ingresos para el retiro. Algunos tienen la fortuna de que su patrón les otorgue como prestación una pensión vinculada a su sueldo. El resto, enfrenta una decisión muy complicada.

La desventaja de conservar la pensión en efectivo es que esta se va reduciendo debido al efecto de la inflación. Quienes optan por productos financieros de ahorro, por su parte, deben pagar comisiones altas y corren el riesgo de verse afectados si se presenta una desaceleración económica. Otra opción es contratar un seguro de renta vitalicia, que garantiza un ingreso permanente; sin embargo, al morir el asegurado se extinguen todas las obligaciones, incluso si ocurre solo una semana después de jubilarse.

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OTRA IDEA

Lionel Martellini, de la escuela de negocios francesa EDHEC, y Robert Merton, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ganador del Premio Nobel de Economía, concibieron una idea para ofrecer otra alternativa. La idea consiste en que los trabajadores compren a lo largo de su vida laboral bonos emitidos por el gobierno que no paguen intereses hasta la jubilación. A partir de ese momento y por un plazo de veinte años (la esperanza de vida típica después de la jubilación), los tenedores de bonos recibirían pagos de intereses y la devolución del capital. Estos bonos podrían estar vinculados a la inflación o a otra medida, como el consumo promedio. Por ejemplo, un trabajador nacido en 1970 podría comprar un bono que le otorgara pagos a partir del año 2035 y hasta el 2055. Cada innovación financiera necesita una abreviatura; en este caso, se seleccionó SeLFIES (por la sigla en inglés para Valores de pago periódico a futuro indexados al estándar de vida).

FUNCIONAMIENTO

Estos bonos funcionarían de manera similar a las rentas vitalicias, pero sin otorgar ninguna protección contra el riesgo de sobrevivir mucho más tiempo del esperado. Una gran ventaja es que si los tenedores mueren antes de la fecha de vencimiento, el capital se transmite directamente a sus herederos. También podrían resultar atractivos para algunos fondos de pensiones de empresas e instituciones como los fondos de patrimonio soberano. No obstante, si los bonos siguen ofreciendo rendimientos tan bajos como hasta ahora, los trabajadores necesitarán añadir una cantidad importante de ahorros a su pensión para poder jubilarse cómodamente. La pensión media de un ciudadano estadounidense de entre 40 y 55 años es de 14.500 dólares. Esa cantidad no generará muchos ingresos, sin importar qué valores decida adquirir.

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