Desaguadero, Bolivia. AFP.

Las ruinas rupestres de una posada y un camino de tierra, casi desaparecido por los siglos, son el único vestigio en Bolivia de la ruta preincaica “Qhapaq Ñan”, que unió otrora la región andina y que hoy se busca recuperarla para el turismo.

En el poblado boliviano de Desaguadero, a unos 3.600 metros de altitud en el Lago Titicaca y en la frontera con Perú, están los rastros de lo que fue una de las mayores estructuras viales de la región, patrimonio de la Unesco desde junio de 2014.

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Sobre un cerro, a unos 100 metros de distancia de las playas lacustres, están aún en pie las paredes de unas siete casas de piedra de colores rojizos que carecen de techos o puertas. El lugar ha sido denominado “Tambo Wila Wila”. Tambo es una palabra quechua para definir un alojamiento de paso para los viajeros comerciantes.

Varias terrazas agrícolas, típicas de los incas, también dan la pista de que en el lugar se cosechaba, hace varios siglos, papa, quinua y haba.

En la loma del cerro está una “apacheta” o montículo de piedra que era usado como punto de referencia para la realización de ceremonias ancestrales, en honor a los dioses “Inti” (sol) o “Pachamama” (madre-tierra).

Un camino abandonado -de tierra y cubierto de paja- muestra la unión entre los territorios boliviano y peruano. Desde la altura se puede observar en el poniente la majestuosidad del azul del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo.

“Estamos sobre un camino preincaico, se llama ‘Qhapaq Ñan’-Sistema Vial Andino, que probablemente fue construido por los tiwanakotas”, una cultura que surgió en el año 1.500 a.C y desapareció por el 1.200 d.C., explica a la AFP Omar Choquel, responsable de turismo del municipio de Desaguadero.

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