Ciudad del Vaticano, Santa Sede | AFP

Una semana des­pués de la publica­ción de un informe alarmante de la ONU sobre los daños de la naturaleza y la amenaza de extinción de miles de especies vivas, los directores de museos de his­toria natural se citaron en el Vaticano para movilizarse por la biodiversidad.

“Necesitamos un argumento sólido para convencer a las personas de la importancia de la biodiversidad”, recono­ció Peter Raven, profesor de botánica en la Universidad de Misuri en San Luis de Esta­dos Unidos.

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Si hablamos de la importan­cia crucial de los microor­ganismos para la vida en la tierra, incluido para el ser humano, las personas “pier­den el interés”, lamenta el experto en vida vegetal.

“Sin las bacterias no exis­tiríamos”, recalca el direc­tor del Museo de Historia Natural de París, Bruno David, recordando que en nuestro cuerpo son 10 veces más numerosas que las célu­las humanas e indispensa­bles para la digestión.Esos argumentos resultan insu­ficientes para sensibilizar a la gente sobre la necesidad de defender la biodiversidad, algo que se percibe como dis­tante.

Cuando la gente habla de la naturaleza, la mayoría se imagina un mundo salvaje, que no atañe su entorno, explica Lori Bettison-Varga, quien dirige el Museo de His­toria Natural de Los Ángeles.

Por ello ha desarrollado un programa para enviar a jóve­nes y adultos al campo, de manera que entiendan que los humanos dejen de consi­derarse como únicas especies que viven en la tierra, incluso dentro de una ciudad grande como Los Ángeles.

El proyecto ha identificado 30 nuevas especies en y alre­dedor de la ciudad. ¿Por qué entonces proteger a la biodi­versidad si descubrimos cons­tantemente nuevas especies? Es la pregunta que a menudo le hacen a la experta en geo­logía y pedagogía.

FORMAR A IGNORANTES

También es importante formar a las personas más ignorantes, “porque votan”, sostiene Richard Larivière, quien dirige el Field Museum, el Museo de Historia Natural de Chicago. Estos líderes, amantes de la naturaleza y ardientes defensores de su diversidad, se muestran reacios a presentarse como militantes. Sobre todo en Estados Unidos, explica Bettison-Varga, donde los museos son enti­dades altamente respetadas precisamente porque resultan neutra­les y fuera de la arena política. Su función es proporcionar conoci­miento para que sirva de base para la acción, asegura Larivière. Pese a ello, la tarea que tienen por delante es urgente, según el experto.

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