Berlín, Alemania. AFP.

Decenas de miles de berlineses recordaron ayer el 70º aniversario del final del bloqueo de su ciudad, momento crucial de la Guerra Fría, rindiendo homenaje en especial un piloto estadounidense de 98 años actualmente que participó de aquella gesta.

“Berlín es mi segunda patria, ¡gracias!”, dijo el ex aviador Gail Halvorsen en una fiesta organizada en el lugar donde se erigía el antiguo aeropuerto de Berlín, Tempelhof, escenario del “puente aéreo” contra el bloqueo de la Unión Soviética y transformado en un parque público.

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Halvorsen, muy aplaudido por la multitud bajo un sol primaveral, fue uno de los primeros pilotos que abastecieron a la población con dulces y víveres, en una operación aérea sin precedentes de 15 meses efectuada por los aliados.

“Los héroes del puente aéreo de Berlín no fueron la gente que llevó comida sino la gente sobre el terreno, que se defendía”, comentó Halvorsen, apodado “el tío que bate las alas” o “chocolate volante”. Miles de aviones, principalmente británicos y estadounidenses, permitieron atender necesidades de más de dos millones de habitantes de Berlín occidental sometidos al bloqueo terrestre y marítimo puesto en marcha por soviéticos.

Con esta medida, la URSS pretendía hacerse con el control de esta parte de la ciudad, administrada por aliados, y dominar así el este de Alemania. Desde entonces, Halvorsen se convirtió en una figura emblemática del imaginario berlinés, pues fue uno de los primeros pilotos de los “Rosinenbomber”, los bombarderos de uvas pasas.

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