Washington, Estados Unidos | AFP

Precisamente a las 11:48 del 18 de diciembre del 2018, una gran roca espacial que se diri­gía directamente a la Tierra a una velocidad de 32 kiló­metros por segundo explotó en una gran bola de fuego cuando entró en la atmósfera, 25,8 kilómetros sobre el mar de Bering.

Los únicos testigos de este evento pueden haber sido los peces que habitan en las géli­das aguas entre Rusia y Alaska, ya que la explosión no fue vista por ningún ojo humano. Un meteorito es el fenómeno lumi­noso que se produce cuando un asteroide u otro cuerpo celeste entra en la atmósfera de la Tie­rra. Es comúnmente llamado una estrella fugaz. Pero si no se vaporiza completamente y alguna parte de ella golpea la superficie de la Tierra, se le llama meteorito.

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Uno de los primeros inves­tigadores en detectar el evento fue Peter Brown, un científico de meteoros en el Departamento de Física y Astronomía de la Univer­sidad de Western Ontario. El 8 de marzo, estaba estu­diando datos de diciembre del sistema utilizado por la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares, para detectar explosiones atmos­féricas causadas por prue­bas nucleares. El sistema está compuesto de sensores.

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