Segundo en la línea de sucesión, el príncipe Guillermo, duque de Cambridge, tomó las riendas de la Casa Real Británica que ayer daba a conocer al mundo que su padre, el príncipe Carlos, tiene coronavirus. Entre tanto, su abuela, la reina, dejó el Palacio de Buckingham para instalarse en el Castillo de Windsor –a unos 40 minutos de la capital– tras haber suspendido todas sus actividades a mediados de este mes cuando el COVID-19 ya asolaba también el Reino Unido. En este escenario, los expertos en realeza aseguran que se puede dar un vuelco dramático a la línea de sucesión al trono británico y hacer realidad la leyenda de que el Príncipe de Gales, de 71 años, nunca reinará. A sus 93 años, Isabel II sigue manejando el trono férreamente, si bien es cierto que fue delegando poco a poco en su primogénito y heredero, pero hoy la situación cambia totalmente. El pasado año, cuando Carlos cumplió 70 años, el diario The Independent publicó una encuesta en la cual casi la mitad de los británicos no deseaban que el heredero de la corona ejerciera de rey, y un 46% pedía su abdicación en cuanto falleciese su madre, la reina Isabel II, a favor de su hijo mayor, el príncipe Guillermo.

ACTIVO

En la última semana, el Duque de Cambridge fue quien encabezó los últimos actos oficiales, como su visita a Irlanda, antes de que se cancelasen y quien agradeció, en nombre de la Casa Real al personal sanitario y a los servicios de emergencia por su ardua labor en la batalla contra la pandemia. El pasado jueves, el príncipe y su esposa, Kate, visitaron la sala de control del centro de emergencias del 111 para los casos de coronavirus en Londres. También trascendió que se reunió con su abuela la semana pasada para informarse de las cuestiones más urgentes del país y de las citas en las que tendría que ofrecer su imagen como, por ahora, único representante en activo de la Casa Real. Sin embargo, Guillermo y su mujer, Kate, tampoco están ya en la capital londinense; fueron a su casa de Anmer Hall, en Norfolk, en plena campiña británica, donde se encuentran con sus tres hijos: Jorge, de 6 años; Carlota, que en mayo tendrá 5 cinco, y Luis, que cumplirá 2 años el 23 de abril. Desde allí, los duques también pueden volver rápidamente a la capital británica cuando lo necesiten.

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EN BALMORAL

Tanto Carlos como su madre, la reina, tienen edades que los sitúan en el grupo de mayor riesgo, por lo que desde hace días se habían confinado en lugares lejanos de Londres, rodeados de campo y con un equipo mínimo a su servicio. Isabel II se trasladó a su residencia de Windsor junto a su marido, el príncipe Felipe, donde la atiende un equipo muy reducido de sólo ocho personas. Y Carlos está confinado en el castillo de Balmoral, Escocia, donde le tomaron la prueba que finalmente confirmaba lo que se temía. Su mujer, Camilla, la duquesa de Cornualles, de momento dio negativo en esta enfermedad. Las pruebas las llevó a cabo el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) de Aberdeenshire, que cuenta con los requisitos para poder realizarlas. “Su estado es bueno y, de momento, tiene síntomas leves. No es posible determinar dónde obtuvo el contagio el Príncipe, dado el elevado número de eventos en los que ha participado en las últimas semanas”, dijo un portavoz.

CON ALBERTO DE MÓNACO

La confirmación de que el Príncipe de Gales tiene COVID-19 llegó solo cinco días después de que el Palacio del Principado informara que Alberto de Mónaco se había contagiado del virus que tiene confinado a gran parte del mundo. Ambos príncipes coincidieron hace algunos días –el 10 de marzo, específicamente– en un acto público. El miembro más destacado de la familia Grimaldi compartió mesa y espacio con el príncipe Carlos de Inglaterra en un evento de Water Aid en Londres: una cumbre en la que se discutía el impacto del cambio climático y se debatía sobre la accesibilidad al agua potable. En la conferencia también estaban presentes líderes empresariales de todo el mundo, representantes del Gobierno y miembros de la comunidad. Todos ellos evitaron darse la mano -una de las medidas de precaución ante el contagio-, pero eso no impidió que el príncipe Carlos, Alberto de Mónaco, Lord Goldsmith (ministro de Medio Ambiente) y otros representantes del Banco Mundial, entre otras instituciones, estuvieran sentados en la misma mesa y separados por pocos centímetros.

El pasado 10 de marzo, Carlos y Alberto de Mónaco –quien la semana pasada confirmó que tenía COVID-19– compartieron mesa en un evento de Water Aid, en Londres.
El pasado 10 de marzo, Carlos y Alberto de Mónaco –quien la semana pasada confirmó que tenía COVID-19– compartieron mesa en un evento de Water Aid, en Londres.
El castillo de Balmoral, en Escocia, es el lugar de aislamiento del príncipe Carlos quien aparece en esta imagen con su familia cuando era solo un niño.
El príncipe Guillermo y su esposa, Kate, visitaron la sala de control del centro de emergencias del 111 para los casos de coronavirus en Londres

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