El método de la No Dieta la llevó a ser una de las referentes actuales en Nutrición. ¿Se puede vivir saludablemente comiendo lo que nos gusta?

Por: Jazmín Gómez Fleitas

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Fotos: Nath Planás

Estilismo: Matías Irala

Producción: Juan Ángel Monzón

Angie (33) estudió dos carreras en simultáneo, Nutrición y Lengua Francesa. Sin embargo, cuando terminó sus estudios se encontró con lo difícil de ejercer una profesión sin experiencia laboral. “Terminé la universidad con honores, pero era dificilísimo ejercer. Como estudié dos carreras, no pude hacer prácticas o pasantías en Nutrición. Por eso se me ocurrió postular, después de meses de recibirme, a una beca para enseñar en Francia. Me animé porque en la Licenciatura habíamos dado Didáctica y Pedagogía, y la primera salida laboral era la docencia. La gané y fui por un año a enseñar idiomas. Esa fue mi primera experiencia laboral. Tenía 22 años”, recuerda.

En Francia tomó todos los cursos que pudo y a su regreso al país, continuó ejerciendo como docente, tanto de Francés, como de Nutrición, área en la que siguió capacitándose, tomando cursos en Buenos Aires. “Hay diferentes escuelas. Está la Paleo que es todo lo de las tortas de avena y los abdominales marcados, está la onda Cormillot, etc. Y yo tomo esta corriente de la No-Dieta, de Mónica Katz, la creadora del método. Luego enganché un postgrado de Obesidad y después uno de Psicología, para empezar a ocuparme de la conducta de los pacientes, no sólo de su alimentación”, señala.

Le tomó dos años arrancar oficialmente con un consultorio. “Tenía dos días de consultorio y cinco días de enseñanza”, recuerda. Lo inició con dos nutricionistas más. Todo iba bien hasta que se suscitó un pequeño problema: cada 15 días, Angie tenía un bloque de nutrición de 10 minutos en una radio, lo cual abrió puertas a que la llamaran de otros medios de comunicación. Esto generó algunas diferencias con sus colegas, por lo que abandonó la sociedad.

Nos separamos, y de mi inversión inicial, no recuperé nada. No era mucho, pero eran mis ahorros de varios años y lo único que tenía entonces. Salí con un teléfono y una escoba. Se me cayó el mundo encima. Lloré mucho y creía que no iba poder continuar, me decía ‘no pude sola antes, no pude con otras’. Pero tenía pacientes que atender y no los podía dejar colgados. Y me levanté por eso”, recuerda.

Así fue que buscó consultorios en las páginas de clasificados y encontró uno en el cual estuvo hasta hace poquito. Primero lo alquilaba por día, ya que también enseñaba. Como seguía con el bloque radial y percibía que la gente se enganchaba, creó un fanpage para que la leyeran todos los días. Era el 2012.

Con los años tuve más pacientes, la gente empezó a conocer el fanpage y dejé la docencia. Ese último año estuve enseñando en la Universidad Nacional, en el IGA y la Politécnica. Terminé alquilando el piso. Siempre que se te cierra una puerta se te abren otras. Realmente pasé mal cuando pensé que debía dejar todo, pero después de un momento difícil parece que uno cobra más fuerza”, reflexiona.

La No-Dieta

Angie explica que algunos estudios afirman que la dieta es el mejor predictor de la ganancia de peso. “En un estudio del 2007 titulado Las dietas no son la respuesta: hacer dieta es el mejor predictor para la ganancia de peso, la doctora estadounidense Traci Mann explicó que el crecimiento de las dietas va de la mano con la obesidad. Porque quienes se ponen a dieta bajan y después suben más de lo que bajaron por lo ansiosos que se ponen por las restricciones”, explica.

Mann le propuso al gobierno de los Estados Unidos no implementar dietas como estrategia para combatir la obesidad. “En el 86 ya hubo un primer estudio que muestra el fracaso de las dietas y nosotros acá seguimos con los restos. Incluso con médicos que te dan remedios para no comer”, enfatiza.

El enfoque de Angie consiste en no solo corregir la alimentación sin más, sino entender el contexto de la persona, sus hábitos, su vida y sus emociones, de modo a brindar un coaching nutricional. “Las dietas son un fracaso porque te ponen unas indicaciones estrictas sin entender las otras áreas de la vida de una persona. La metodología que hoy manejo fusiona todo lo que aprendí, el equilibrio y la libertad de poder elegir bien”, explica.

Angie inauguró hace dos semanas su propio Centro Nutricional que tiene por nombre: L’équilibre, El equilibrio, en francés. “Hace alusión al equilibrio que uno alcanza lejos de las dietas, de la idea de tallar un cuerpo perfecto. Un centro abocado al bienestar con un equipo formado hace más de un año, especializado en Gastroenterología, Nutrición deportiva, deporte amateur y niños; además de nuestra experiencia en descenso de peso, obesidad y maternidad. Va a tener clases de cocina y un delivery de comida saludable, rica y en las medidas adecuadas, no de dieta. Además de clases de Pilates y más actividades físicas”, señala.

El equilibrio

¿De qué se trata este método? “Es una metodología conductual que en realidad trabaja la conducta, más que la dieta. Se trata de elegir con consciencia: el 80% de veces, saludable, y dejar el 20% para las cosas ricas que nos gustan. La regla del 80/20 no puede ser todo saludable porque no es sostenible en el tiempo. Nadie puede cumplir a rajatabla el 100% y uno también tiene que disfrutar lo que come”, explica.

En consultorio, Angie primero saca la ficha del paciente, es decir, busca responder a preguntas como: a qué se dedica (cuán estresante es su profesión), desde cuándo subió, qué cambió, hace cuánto, contexto familiar, etc. Saca una radiografía, como lo llama ella, y descubre los motivos que influyeron en la persona, de modo a proponer estrategias para cada una de esas conductas.


“La dieta tiene como principio que cuando la hago bajo, y cuando no, subo. En cambio este método busca que los pacientes tomen conciencia de su error y empiecen a cambiar porque entendieron qué les hizo subir. Y equiparlos para que estén preparados para encarar esos detonantes con estrategias y si es necesario, derivarlos a otro profesional”, indica.

El método tiene tres pilares: la alimentación (sana, placentera, rica, sostenible y llevadera), la actividad física que el paciente quiera y la pueda hacer con el fin de que lo sostenga en el tiempo, y el área emocional (atracones, detonantes o situaciones que desencadenan la ansiedad, el enojo, etc.).

El enfoque se llama Tratamiento Cognitivo Conductual del Paciente. Tomar conciencia de su conducta y cambiarla. Se aprende de combinaciones, de porciones, del comer emocional; y creamos juntos la rutina de alimentación. Siempre digo en los seminarios que doy —y es algo que mi equipo del centro nutricional sabe bien— que nosotras somos expertas en nutrición pero el paciente es experto en él. Y él es la llave para entender que pasó y como podemos ayudarlo en el proceso”, describe.

Su filosofía es alcanzar el bienestar sin perseguir un ideal inalcanzable de cuerpo perfecto. “La idea es que pueda ser un estilo de vida sostenible en el tiempo y que lo puedas aplicar sin importar en dónde estés. Tengo pacientes que viajaron a otros países e igual pueden seguir con él a pesar de la diferencia cultural. Me envían las fotografías de sus porciones y combinaciones. Es sumamente motivador”, recalca.

Angie tampoco se apartó del todo de la docencia. Sigue su pasión de enseñar con seminarios anuales para nutricionistas titulados: “En cada seminario remarco las actualizaciones, porque uno uno se recibe de la universidad con una estructura. Uno aprende a dar dietas. Nadie te enseña a trabajar la conducta del paciente. Dieta pueden conseguir de cualquier forma, pero si entendemos por qué suben y le ayudamos, es mucho mejor”.

Asimismo, disfruta brindando consejos a través de las redes sociales: “Aprendí que todo debe estar cuidadosamente redactado para que si me lee tanto una anoréxica como un obeso, no lo pueda usar en su contra. Yo vivo el método, cocino en casa, al menos mientras seamos mi esposo y yo —ríe—. Les cuento a mis pacientes que me encanta el chocolate y que me gusta comer. No hace falta que uno se idealice como profesional. Es bueno compartir también las debilidades con ellos para que vean que es parte de la vida el trabajar en un estilo de vida saludable”.

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