Emprender es como una historia de amor; empieza con pasión, se fantasea con el futuro, se enfrentan crisis y ahí se decide seguir apostando o no. En todos los casos, se aprende. Bajo esta analogía puedo decir que tengo muchos ex emprendimientos. Algunos buenos, otros no tanto. De todos estoy muy agradecida, pues cada uno me ha enseñado algo. Aquí, mi lista de cuatro errores que espero no volver a cometer.

Por: Aura Zelada

1. Apostar ciegamente a la idea

Es genial que tengas una idea, que la creas brillante, perfecta, impecable, de esas que decís: “¡Cómo no se me ocurrió antes!” o “¡Cómo no se le ocurrió a nadie todavía!”. Si tenés una así, estás en buen camino. Pero el problema está cuando apostás ciegamente a ella, vos solo y demasiado.

La manera mas fácil de validar una idea es cuando lográs venderla. Literalmente vender. Que alguien pague por tu producto o solución es una buena señal. Pero es sólo el inicio. El desafío está en averiguar si fue algo fortuito o realmente existe una oportunidad.

Por eso, salir a conseguir más clientes antes de invertir demasiado es una buena práctica. Por ejemplo, antes de endeudarte millones comprando equipos de fabricación, ocupate de conseguir las ventas que te puedan asegurar su financiamiento. Antes de alquilar un local, mejor vender online y crear una comunidad alrededor de tu marca y productos.

2. Esperar el momento ideal

Aunque seguramente tenés a tu alrededor muchos especialistas que te asesoran gratuitamente (a veces hasta sin pedírselo), no existe el momento indicado para abrir un negocio. Así como para cambiar el auto, construir una casa, estudiar, casarse, tener un hijo o viajar por el mundo. Todos estos grandes saltos en la vida se dan siempre con pros y contras. La mejor manera de tomar una decisión es tras un análisis profundo y constante, pero con un principio y un final.

Pensá, investigá, pedí consejos, meditá, pero lo más importante: ponete un plazo para decidir. Llegado el momento, sea lo que sea que decidas, si lo hiciste bajo estos pasos, será lo mejor.

3. Depender de otro para arrancar

Esas ganas locas que tenés de emprender y poner tu idea de negocio en practica ya mismo, es un sentimiento que probablemente solo vos entiendas. Es por eso que esa amiga diseñadora que te prometió hacerte el logotipode onda”, se olvida. Simplemente no lo tiene como tarea número uno en su agenda (y mucho menos si es de onda”)

Si tu emprendimiento depende de que otras personas tengan tiempo y ganas de ayudarte, lo vas a tener mucho mas difícil todo. Yo te recomiendo evitar este tipo de estancamientos y tomar acción. En este ejemplo tenes dos chances: Salir con un logo hecho por vos misma o contratar a un profesional pagado. Pero seguir esperando no es una opción.

4. Moverse (solamente) por el entusiasmo

Uno de los más grandes errores que muchos emprendedores hemos pasado, es el de hacer demasiado caso a nuestro entusiasmo. Sólo cuando al entusiasmo se le ocurre venir a seducirnos, le metemos pata a nuestro proyecto. Usualmente lo hacemos con tanto énfasis, con horas sin dormir o comer, sin tener vida social, que por supuesto después ya nos hartamos.

Debemos aprender a canalizar esas ganas locas de trabajar en nuestro proyecto, administrar hábilmente el entusiasmo. La clave no está en retener como sea el entusiasmo cuando llega, sino en aprender a llamarlo cuando lo necesitemos.

Todos conocemos hermosas historias de amor, de gente que vive de lo que ama o ha convertido su hobby en su negocio. Pero más allá de todo ese romanticismo emprendedor, sabemos que llegar hasta ahí (¡y mantenerse!) no es fácil. Emprender es garantía de retos y situaciones difíciles, pero que una vez más, sólo el amor hace que todo valga la pena.

Aura Zelada

Bloguera en www.frugalisima.com

frugalisima@gmail.com

Instagram y Twitter: @frugalisima

Facebook: Frugalísima

Dejanos tu comentario