Ir a la luna: Astronauta. Dibujar: Artista. Bailar: Bailarina de ballet. Qué fácil es cuando existe una evidente “profesión” como respuesta a las pasiones de los niños. Pero, ¿qué pasa cuando esto no es tan así? ¿Quién comienza con el estigma de tener que encontrar una profesión a eso que nos apasiona desde chicos?

Por Aura Zelada

Una vez escuché a una maestra parvularia contar espantada que cuando preguntó a su grupo de alumnitos qué querían ser cuando grandes, una de las chiquitas contestó que a ella lo que más le gustaba era “ir al shopping a comprar ropas, zapatos, perfumes, etc”.
Eso no es una profesión”, le contestó la educadora. “Debe haber otra cosa que te guste más, por ejemplo, si te gustan los animales podés ser veterinaria”, propuso.
Ante la insistencia de la niña, de que no existía otra cosa en el mundo que le gustara más que ir al shopping, la mujer se sintió resignada. Se refirió a ella como a una niña superflua, cuya única solución para cumplir el sueño de su vida significaba un marido con la fortuna suficiente para saldar todas sus tarjetas de crédito.
Irónicamente, en la actualidad abundan en la red un montón de historias “exitosas” (ese éxito basado en el parámetro que más le gusta a la sociedad: el dinero), de chicas que gozan de comprar ropas, zapatos, perfumes y lo comparten en su canal de YouTube, hablando de puras “superficialidades”, pero que les genera dinero y pueden vivir de ello.
Entonces, ahora que ellas sí pueden vivir —algunas muy bien—de ello, ¿estamos ante una una nueva profesión? Y si esto sigue así, ¿en algunos años más va habrá cátedra al respecto en las universidades?
Porque esto es lo que las universidades hacen: toman lo que ya mucha gente ha experimentado y vivido y con lo que, según se ha comprobado, se puede generar dinero. Lo ponen en un esquema, lo planifican, en módulos, semestres, lo enseñan, lo evalúan y se convierten en los nuevos árbitros para decir qué tan capaces son los demás para eso.
Entonces, recién cuando esto suceda, cuando ya esté bajo ese esquema de “estudio formal”, si una niña, allá por el año 2040 le dice a su profe “lo que más me gusta es comprar zapatos y vestidos”, la mentora, con una sonrisa en el rostro, le podrá contestar: “¡Qué bueno! ¡Entonces podés ser una Youtube fashion star! Lo importante es que sigas tus sueños con convicción.”
Aura Zelada
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