Desde el clásico Garota do Ipanema hasta la tan aclamada Aquarela de Toquinho, la bossa nova cruzó fronteras y conquistó melómanos de todo el mundo llegando hasta íconos de la talla de Frank Sinatra y Elvis Presley. El paso del género por suelo guaraní fue contundente: acompaña la modernización de la música paraguaya.

Por: Micaela Cattáneo Fotos: Gentileza

Escuchar Recuerdos de Ypacaraí y Mis noches sin ti en la voz de uno de los máximos referentes del género, entre otras tantas cosas que me hicieron pensar en la posible influencia de la bossa nova en la música paraguaya. Es diciembre del 2016 y, entre luces tenues, el escenario del Teatro Lírico "José Asunción Flores" deja ver las figuras de Toquinho y Berta Rojas afinando sus guitarras, listos para interpretar sus versiones de ambas guaranias.

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Este género es la samba refinada de los años 50: absorbió lo festivo de los ritmos africanos del Brasil, para "quitarle decibelios, fervor e instrumentos de percusión en grandes cantidades, y llevarlo a espacios más reducidos, donde se pudieran escuchar las armonías en plena tranquilidad", cita la Enciclopedia de la bossa nova.

El Bim Bom de João Gilberto, cantante bahiano de la época, documenta el inicio de una nueva forma de hacer música para el Brasil. Sumergido en los sonidos del jazz y, luego de pasarse horas y horas del día repitiendo un mismo acorde en su guitarra, "descubrió una acústica que le permitía tocar y cantar a la vez escuchando todos los matices de su voz", en palabras de Ruy Castro, autor de Bossa Nova: la historia y las historias.

De su Juazeiro natal retornó a las calles de Copacabana, donde se encontró con músicos que los acompañarían en su título de "creador de bossa nova"; entre ellos, Tom Jobim y Vinícius de Moraes. Chega de saudade, el primer hijo de estos tres padres del género, revolucionaría la perspectiva musical de la región. Con este tema se labra el acta de nacimiento de un estilo con proyección mundial.

En tierra guaraní, el compositor Oscar Safuán sería quien llevaría al género a otra dimensión. Se centró en fusionar polca paraguaya y guarania, agregando destellos de bossa nova y balada, resultado de sus idas y vueltas culturales por la frontera. Avanzada, nombre con el que bautizó a esta mezcla de sonidos, ajustaba el cronómetro de una renovada música paraguaya.

Pero sobre reinventar melodías, basadas en la esencia de otros géneros, es la guitarrista clásica más querida del país quien puede sentarse a contarnos historias. La intérprete paraguaya prepara, junto a Gilberto Gil, Ivan Lins y Toquinho, un disco con raíces, recuerdos y homenajes de la más suave y pura música brasilera.

"Además de bossa nova, el material revelará sonidos de tango brasilero, samba, vals y choro; está dedicado a mi primer profesor de guitarra, Emiliano Aiub Riveros, quien fue el que me enseñó mis primeras bossas de oído, mirándolo tocar. Son momentos de mi niñez que atesoro en el corazón, donde aprendí a vivir la música desde un lugar de naturalidad y frescura", comenta Rojas.

Para Ivan Lins, la bossa nova transmite sensaciones sólo para quien vive o vivió para entenderla. "Es un ritmo brasilero, principalmente carioca, que retrata un período de mucha creación por parte de grandes artistas locales", responde a este medio, acerca de cómo el género históricamente siempre se ocupó de contar lo que se está viviendo.

El legado de otra generación

"Creo que la forma de armonizar de la música brasileña está fuertemente presente en la paraguaya, pero con un toque de sofisticación muy hermoso. Lo siento, sobre todo, en los más jóvenes", destaca Berta.

Al repertorio del género se suman grupos nacionales, de diversas culturas, estilos e influencias. Uno de ellos, Nina&Cia: en la voz de Nina Castro (Brasil) se inmiscuyen los sonidos de la música popular brasilera, el folklore y el latin jazz; todo esto de la mano de José Salinas (Paraguay) en el piano, Marcos Campos (Brasil) en la batería y Juan Pablo Giménez (Paraguay) en el bajo.

"Melódicamente, la música paraguaya es muy rica, aunque siempre es interesante ir más allá y no quedarse en lo tradicional. De ahí mi necesidad de añadir un poco de la armonía de la bossa nova en las melodías de canciones paraguayas", reflexiona Castro, sobre el aporte que talla en sus interpretaciones.

Asimismo, artistas como Sebastián Ramírez, Orlando Bonzi e integrantes de los grupos La banda de Arturex -que pone música a las poesías de Ortiz Guerrero- y la extinta banda La Secreta confirman con su arte cuán importante fue la bossa nova para adoptar un estilo propio.

"El portugués es un lenguaje sensual, esa sugerencia que aflora en la bossa influye en nuestras composiciones. A Carbonera, letra de Ortiz Guerrero, la arropamos con elementos de bossa y funky-pop", explica uno de los miembros de la banda que da vida a las letras del villariqueño.

Y es que para el guitarrista brasileño, Antonio Bondeolli (Toquinho), la música regala el placer de compartir emociones entre dos pueblos. "Hay un idioma universal en cada acorde. La música rompe fronteras y abre la esperanza de un mundo mejor", finaliza el artista luego de terminar la grabación con su dupla del proyecto: Berta Rojas.

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