El embajador para­guayo en Cuba, Ber­nardino Cano Radil, analizó la crisis desatada en la isla donde ayer la gente salió a manifestarse en las calles, exigiendo el fin del sistema de gobierno que rige en este país desde hace seis décadas. El diplomático calificó de “deli­cado y crítico” el momento que se está viviendo en ese país caribeño, esto al aludir a la acentuada crisis econó­mica a la que ahora se agrega la político.

“Este es un proceso que se inició hace unos meses, que es una especie de resistencia civil al gobierno actual en la República de Cuba. Está lide­rada por intelectuales, jóvenes artistas y algunas personas que forman parte de esos gru­pos de élite en Cuba”, comentó en diálogo con Telefuturo.

Bernardino Cano Radil, embajador.

Dijo que los cubanos afron­tan un “momento muy deli­cado y crítico”, donde el pro­blema fundamental radica en la situación económica y de carencias que está viviendo la población.

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Cano Radil indicó que no hay paraguayos residentes en la isla que hayan sido afectados por las protestas, al asegurar que se mantiene en constante comunicación con los com­patriotas.

Hartos de la crisis económica, miles de cubanos se manifes­taron en varias regiones al grito de “¡libertad!” y “¡abajo la dictadura!”, mientras que el presidente Miguel Díaz-Ca­nel convocó a sus partida­rios a tomar las calles, refieren reportes de agencias internacionales de noticias. En una alocución televi­sada, Díaz-Canel acusó a “la mafia cubano-americana” de estar detrás del levanta­miento popular.

Sara Naranjo, imagen de las protestas.

SÍMBOLO CASI CIEGO

La imagen de una mujer anciana, golpeando su cace­rola en una polvorienta calle de un pueblo cubano, rápi­damente se convirtió en el símbolo de protesta contra un régimen que solo atina a defender su mala gestión de más de medio siglo, cul­pando a otros, en especial a su vecino más próximo, Esta­dos Unidos.

Sara Naranjo, de 88 años de edad, explica qué la llevó a sumarse a esta histórica protesta que ha comenzado a ser reprimida por las fuer­zas de seguridad del gobierno comunista que controla con mano dura a toda la isla.

“Me fui para la calle por­que estoy aburrida de pasar hambre, no tengo trabajo, no tengo agua, no tengo nada y estos apagones me ponen malísima, me falta el aire y no puedo usar ningún ven­tilador”, se queja Sara en uno de los pocos videos que pudieron ser viralizados por los usuarios cubanos, pues la señal de internet es perma­nentemente cortada por el gobierno.

La anciana mujer dijo que tiene que operarse de un ojo, pero no “tengo quién me arregle”, explicó ella que vive en un país que se jacta de su moderna medicina, que incluso es exportada a otros países, como parte de un plan para hacer subsistir su débil economía.

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