“En mi humilde condición humana y limitada, deseo tener un gesto o hacerle una ofrenda de respeto o una forma de recordarla y reconocer a la madre de todos los cristianos, a la Virgen María y para eso, como muchos otros católicos, enciendo una vela”, manifestó una peregrina en el santuario de la Virgencita Azul de Caacupé.

Desde distintas partes del país y del mundo, cientos de fieles encendieron sus velas, que representan oraciones ofrecidas en la fe para Dios. Algunos promeseros se acercaron en la mañana y tarde de ayer a prender sus velas y a la noche todo el santuario estuvo iluminado por las luces (oraciones), como ya es tradición en víspera del día de la Virgen.

Dos peregrinas y hermanas, Juana y Tranquilina, de Capiatá, indicaron que ya cumplieron su promesa como todos los años y aprovecharon para rezar y agradecerle a la madre por todos los favores recibidos, también pidieron por la salud de una de ellas, que se encuentra en recuperación y que gracias al milagro de la Virgen volvió a caminar.

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Si se habla de velas, no hay que olvidar a los cientos de vendedores ambulantes que ofrecen paquetes del producto a G. 5.000 cada uno y aunque Rubén Vergara, comerciante independiente de la plaza principal de Caacupé, indica que las ventas están bajas por la situación económica del país, aún espera el milagro de la Santa Madre para repuntarlas en la mañana y tarde de hoy.

“Desde hace tres años vengo a vender velas a Caacupé, este año vine con mi esposa y mi hija desde Villarrica, donde vivo. Allá también soy vendedor, pero trabajo en la terminal”, manifestó.

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