COMENTARIO

Me desempeño como director ejecutivo del Instituto de Investigación Biológica del Paraguay (IIBP) y presidente de la Asociación Paraguaya de Herpetología (APAH). Tengo una licenciatura en Ciencias-Biología por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Asunción. También, una maestría y doctorado en Ciencias Biológicas (Zoología) por la Universidade Estadual Paulista “Júlio de Mesquita Filho”, Rio Claro, São Paulo, Brasil. Actualmente soy investigador Nivel II del Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (Pronii) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Estoy interesado en conocer la diversidad de especies de ranas y sapos de Sudamérica, y saber cuál es la historia de la formación de esas especies, es decir, qué pasó en el pasado para que la diversidad de especies que encontramos hoy haya sido generada. Junto con investigadores nacionales (IIBP y UNA), de Argentina (UNaM) y de Brasil (UNESP), estoy trabajando en generar y testar hipótesis sobre la evolución de unas especies de ranas que solo se encuentran en el Chaco (Paraguay, Argentina y Bolivia). Usando secuencias de ADN estamos investigando qué eventos históricos y qué procesos podrían haber influenciado en la historia evolutiva de estas ranas.

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Esto es posible mediante la aplicación de principios y métodos que nos permiten inferir ciertos aspectos del pasado de estos animales, como por ejemplo, tiempo de separación entre especies, si sus poblaciones se mantuvieron constantes o variables, diversidad genética a nivel de poblaciones, entre otras cuestiones. Recientemente hemos presentado evidencia que apunta hacia una fuerte influencia de incursiones marinas en la diversificación de las ranas chaqueñas conocidas como “kururú chiní”.

La principal incursión ocurrió hace unos 15 millones de años y formó el “Mar Paranense”. Este mar interno inundó gran parte del continente, aislando poblaciones del ampliamente distribuido ancestral de los “kururú chiní” en áreas protegidas de la inundación, y así, sin contacto entre ellas por mucho tiempo, fueron diferenciándose en nuevas especies. Estudios con otra rana chaqueña indican que otro de los eventos que pudo haber influenciado sobre la fauna de esta región son las glaciaciones que ocurrieron en el último millón de años.

Las mayores glaciaciones aumentaron la aridez en el sur del actual Chaco haciendo que solo persistan poblaciones en áreas menos afectadas, ubicadas al norte de esta ecorregión, con recolonizaciones cuando el clima volvió a ser propicio para la especie. Con los datos obtenidos sobre distribución geográfica, diversidad genética e historia evolutiva estamos generando información base para la conservación de estos animales.

Para poder conservar efectivamente una especie debemos considerar la diversidad genética, ya que de esta depende la potencialidad de una población para evolucionar y adaptarse a los cambios del medio, las poblaciones con baja diversidad genética poseen bajo potencial evolutivo y consecuentemente un alto riesgo de extinción. El Chaco es una de las ecorregiones con mayor tasa de deforestación a nivel global, y la pérdida y fragmentación de sus hábitats reduce el tamaño y la conectividad de las poblaciones, resultando así en la pérdida de la tan valiosa diversidad genética.

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