El jurado argumentó alto impacto social y humanitario en la iniciativa de Po Paraguay, oenegé, cuyo director es Eric Dijkhuis junto con su socio Fernando Vallese.

“Es una de las revistas más importantes del mundo. Todos los años busca a los innovadores más prometedores alrededor del mundo”, comentó a La Nación el estudiante de medicina de la Universidad Nacional de Asunción, Eric Dijkhuis (25), quien recibió la distinción en la categoría de innovadores humanitarios menores de 35 años.

“Para mí es algo impensable que una de las universidades (MIT) más prestigiosas del mundo eligió poner su nombre al lado del mío. Es prácticamente un sueño. Y como paraguayo, trabajar de lo que amo y crecer en lo que me gusta. Realmente esto se puede lograr con suficiente trabajo e impactar en la vida de una persona”, significó.

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Mencionó que esto solo es el inicio, una plataforma de vínculo con el MIT. Respecto a Po, simboliza una esperanza para las personas que han sufrido amputaciones y no pueden costear el alto valor monetario de una prótesis.

El emprendimiento se inició con una impresora 3D, que en principio no salía bien, según cuenta, hasta que finalmente pudieron desarrollar las manos o prótesis a finales del 2014. Actualmente diseñan, manufacturan y entregan prótesis de manos, antebrazos, brazos y piernas impresas en 3D a un bajo costo y alta calidad.

La idea posibilitó que más personas que han sufrido amputaciones puedan acceder al dispositivo, considerando que lo pueden conseguir por US$ 150, mientras que el mercado vigente lo oferta por US$ 3.000. Desde su creación, las prótesis de manos y piernas benefició a más de 250 personas.

Anunció que van por más: “Estamos trabajando en crear prótesis controlada con los músculos y la mente”. “Muchas personas piensan que la discapacidad es una condición inmutable. Quiero que en 10 años estos dispositivos sean un derecho universal”, remató.

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