El COVID-19 llegó al mundo para cambiarlo por completo, todos –tanto personas como instituciones– migraron a formas distintas de desenvolvimiento. Así también lo hizo la Universidad Nacional de Asunción (UNA), que hoy cumple 131 años de vida institucional a puertas cerradas –a consecuencia de las restricciones–, pero manteniendo su operatividad y muy cerca de su misión de formar a profesionales e investigadores de calidad.

La formación de profesionales migró a la educación a distancia, mientras que la producción científica se vio más fortalecida, prueba de eso es que 201 proyectos de investigación están siendo estudiados en el marco de la XXIV Jornadas de Jóvenes Investigadores, muchas de ellas buscan de alguna forma mitigar los efectos del coronavirus.

Zully Concepción Vera Galván, rectora de la centenaria universidad, manifiesta que hay motivos que celebrar en la UNA, pese a la actual pandemia del COVID-19. Un motivo es que la educación superior no haya parado por las restricciones sanitarias.

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“Podemos celebrar que la educación superior siga. Estamos impulsando como principales ejes de gestión el fortalecimiento de la investigación y la innovación; la transparencia administrativa y la incorporación de la tecnología para adecuar nuestro sistema de enseñanza-aprendizaje a los desafíos de la generación digital y una mayor vinculación social buscando soluciones a la problemática de la realidad nacional”, indicó Vera Galván.

Agregó que también se encuentran fortaleciendo una serie de alianzas estratégicas con organismos nacionales e internacionales para a su vez fortalecer las 21 filiales de la UNA, asentadas en 12 departamentos, incluyendo el Chaco. A nivel internacional la institución se encuentra aliada sinérgicamente con diferentes universidades para el logro de proyectos multisectoriales en áreas temáticas que el país necesite desarrollar.

Otro cambio –sumado a la educación a distancia– fue el teletrabajo coordinando acciones para avanzar en la autoevaluación y evaluación con fines de acreditación con base en el Mecanismo de Evaluación Institucional.

Zully Concepción Vera Galván, rectora de la UNA. Foto: Gentileza.

Educación a distancia

“Las unidades académicas, siguiendo estrictamente las medidas de contingencia adoptadas por las autoridades del Gobierno Nacional, se encuentran abocadas a la capacitación de los docentes de todos los niveles para el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) disponible adoptada por la facultad para el diseño de aulas virtuales como apoyo a las clases presenciales en la modalidad virtual, la adquisición de computadoras para estudiantes a través de Conatel, adquisición de sim cards en el marco de Convenios Interinstitucionales con Copaco”, mencionó Vera.

Desde la Dirección General Académica de la UNA -dependiente del Rectorado- explicaron los mecanismos utilizados en la academia para dar respuesta a la necesidad imperante de formar a futuros profesionales desde sus casas. La propuesta desde el Rectorado fue la implementación de la educación virtual.

La educación virtual es un modelo de implementación de la educación a distancia que utiliza las tecnologías de la información y comunicación para mediar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

María Luz Martínez, directora general de la Dirección Académica de la UNA, manifestó que desde el Rectorado plantearon la educación a distancia teniendo como recursos de apoyo al Centro Nacional de Computación (CNC), el Centro de Estudios Virtuales (CEVUNA) y la Comisión de Innovación Docente (CID-UNA).

Desde estos espacios iniciaron la tarea no solo de crear mecanismos o plataformas para la implementación de las clases virtuales que reemplacen las actividades presenciales, desde marzo pasado, sino también el de formar a los docentes en el nuevo modelo de enseñanza que implementarán en sus asignaturas, como también se encargaron de guiar a los estudiantes.

En ese sentido, se optó por las plataformas Google Suite y Classroom que se habilitaron desde la página del Rectorado y se creó un espacio denominado UNA INNOVALAB -laboratorio de innovaciones- es un entorno virtual o aula virtual que posibilita el desarrollo de un proceso de aprendizaje. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) permiten que el estudiante acceda al material de estudio y, a su vez, interactúe con el profesor y con otros estudiantes.

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La UNA no paró, ya que la formación de profesionales migró a distancia y la investigación se volcó hacia el COVID-19. Foto: Archivo.

“Desde el Rectorado planteamos utilizar la plataforma de Google Suite y Classroom. No obstante, esa era una opción, nosotros les presentamos, pero eso no implicaba que se deje de lado lo que aquellas unidades académicas que ya venían utilizando”, dijo Martínez, quien agregó que la propuesta fue sacada por resolución del Consejo Superior Universitario (CSU) y dictada a todas las unidades académicas.

Google Suite es un servicio de Google que proporciona varios productos de Google con un nombre de dominio personalizado por el cliente, en este caso la UNA, que una vez realizada la implementación se abre la posibilidad de utilizar aplicaciones web como: correo electrónico, chat, calendario, documentos, entre otros. Mientras que Classroom es un servicio web educativo gratuito desarrollado también por Google y forma parte del paquete de Google Suite for Education, que incluye Documentos de Google, Gmail y Google Calendar.

Existe también otra plataforma que ya se venía utilizando que es la plataforma Moodle, una herramienta de gestión de aprendizaje, o más concretamente de Learning.

Por otro lado, una de las unidades académicas que se mantuvo al frente con experiencia previa en educación a distancia, es la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen) que ya daba clases semipresenciales en las carreras de grado: licenciatura en tecnología de producción, licenciatura en ciencias matemáticas con énfasis en estadística, licenciatura en educación de ciencias básicas y sus tecnologías y la licenciatura en educación matemática. Todas estas carreras fueron habilitadas por el Consejo Nacional de Educación Superior.

“Por la complejidad de cada carrera se presentaron situaciones diferentes, como la carrera de Medicina por ejemplo, se podían dar las clases teóricas, pero qué pasa con las clases prácticas, no se podía porque eso implicaba que nuestros estudiantes vayan a los hospitales, ellos deben trabajar con las personas. Entonces, estudiamos qué hacer y todo quedó reglamentado, declarado y presentado al Cones, que recomendó que esas clases que requerían de prácticas hospitalarias se suspendan hasta tanto puedan ser realizadas. No obstante, avanzar en las clases teóricas. Así ocurrió también con Odontología, que necesitan hacer sus prácticas en pacientes”, explicó Martínez.

Las carreras más teóricas o de humanidades como la Facultad de Filosofía, que pueden desarrollar en un 80 a 90% de teoría, entonces se avanzaba más con eso. “El COVID-19 vino a tumbarnos toda nuestra planificación, tuvimos que replantear todo e hicimos una revisión de lo que ya teníamos”, indicó.

La biblioteca Central de la UNA ofreció un servicio en línea mediante convenio con editoriales. Foto: Archivo.

En la Biblioteca Central se ofrecía un servicio en línea, ya que se precisaba de los libros para elaborar los materiales programáticos de los docentes, así como los investigadores necesitaban apoyo bibliográfico.

Se pudo acceder a los materiales bibliográficos mediante el convenio con algunas editoriales que cedió un espacio donde se podía acceder a muchos libros que estaban en formatos digitales, la única condición para acceder era demostrar ser docente o estudiante de la UNA. “Fue así que nos readaptamos a este nuevo modo de vivir o modo COVID de vivir y desde agosto más o menos las clases se iniciaron en la mayoría de las unidades académicas”, finalizó.

“Transformar aquello que teníamos”

“A partir de abril se inició un plan de acción académica en la Facultad Politécnica, donde definimos claramente las acciones. Uno de los temas que nos pareció importante es la capacitación de los docentes y la preparación de las aulas virtuales porque era transformar aquello que teníamos como apoyo a una actividad presencial a una forma en la cual el estudiante pudiera recurrir, inclusive para clases asíncronas, las que no se dan en simultáneo con el docente para que el estudiante encuentre el aula lista con los materiales, con los recursos y las actividades para según su ritmo también, tomar las clases”, indicó Mirtha Benítez, directora Académica FP-UNA.

A finales de marzo Politécnica inició un periodo de capacitación que se desarrolló hasta el mes de agosto. Politécnica incursiona desde hace unos años en el campo de e-learning, así que existen personas formadas ya en esta área.

Los cursos desarrollados destinados a los docentes fueron en el uso de las plataformas, Educa, que es la plataforma propia de Politécnica, que es Moodle de base libre y Classroom, al que se accede por la UNA.

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“Educa es en base a Moodle, tenemos allí espacios adaptados para nuestras necesidades. La Politécnica tiene 13 carreras de grado y 19 programas de posgrado en marcha, entre capacitación, especialización, maestría y doctorado. Entonces, la capacitación fue para usar las plataformas, la elaboración de materiales didácticos con las reglas propias de la educación a distancia adaptados también a personas con discapacidad, con Word, Excel, Power Point, todos tienen mecanismos para agregar información para que pueda acceder una persona que tiene discapacidad visual por ejemplo, se cargan comentarios para imágenes y lee el comentario a que se refiere la imagen”, señaló Benítez.

También tuvieron el curso de prácticas de educación a distancia y de elaboración de vídeo-tutoriales. “Nosotros arrancamos las clases el 3 de agosto, sorprendentemente ganamos más estudiantes en esta modalidad, luego de que pensamos que podíamos perder. Fue difícil el contacto con nuestros estudiantes, por eso creímos que nos íbamos a quedar sin alumnos porque algunos redujeron la cantidad de asignaturas o dejaron la facultad, pero otros regresaron por el uso justamente de esta modalidad que es a distancia en este momento”, indicó.

A lo largo de su historia, la sede del Rectorado fue testigo de movimientos como el UNA no te calles. Foto: Archivo.

Producción científica

La Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica (DGICT) desarrolló desde el lunes 21 al miércoles 23 de setiembre la XXIV “Jornada de Jóvenes Investigadores de la UNA” (JJI-UNA), que es un programa que se viene desarrollando desde el 2007, de forma ininterrumpida año tras año.

Las actividades son para clasificar a unas jornadas regionales que se realizan en el marco de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) que está integrada por Universidades de seis países de la región: Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Chile y Paraguay. Normalmente, la AUGM habilita estas jornadas para la competencia regional.

Debido a la pandemia, la AUGM suspendió la jornada que tenía que haberse desarrollado en Chile. Sin embargo, la UNA decidió no desistir y continuar con el evento de forma virtual.

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“Nos animamos a intentar hacer estas jornadas en un formato totalmente a distancia, virtual utilizando las TIC para poder hacer estas jornadas y motivados un poco por el espíritu de la juventud y también en el marco del aniversario de la UNA, que está cumpliendo su aniversario N° 131, decidimos homenajear a la institución y a nuestros jóvenes aún ante las adversidades”, explicó el profesor Javier Enrique Barúa, director general de la Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica (DGICT), dependiente del Rectorado de la UNA.

La recepción de trabajo se inició en el mes de agosto. Todas las unidades académicas, centros e institutos de la UNA presentaron sus proyectos y fueron recibidos todos en la DGICT para su evaluación y preselección. Se recepcionaron un total de 201 trabajos de investigación en cinco áreas del conocimiento convocadas por la JJI, las cuales fueron divididas también en cinco salas: 1° arte, humanidades y ciencias sociales; 2° innovación y tecnología; 3° sector productivo; 4° química, agua y ambiente y 5° salud.

Los 201 trabajos están distribuidos en esas áreas: en la primera sala se recibieron 82 trabajos, que es la mayoría de todos los trabajos, representa el 41% de investigaciones en el área de artes, humanidades y ciencias sociales. En el área de salud se presentaron 43 proyectos, mientras que en el área de Química, agua y ambiente participaron 28 trabajos y las áreas del sector productivo tuvieron 24 trabajos, así como en la sala de innovación y tecnología también con 24 trabajos.

En varias facultades, en sus laboratorios, científicos se enfocan en diversas áreas investigativas. Foto: Archivo

Investigaciones en torno al COVID-19

En todas las áreas se presentaron trabajos relacionados a la pandemia del COVID-19, mayormente en el área de ciencias sociales, también en el área de ciencias económicas principalmente atendiendo a que esta enfermedad no solo golpea el sector salud de los países del mundo, sino también la economía y a la sociedad en sí.

“Tenemos el desarrollo de un ventilador mecánico de emergencia para mitigar los efectos de la pandemia, que si bien tiene una aplicación para el área de salud fue presentada en el área de tecnología e innovación. Este ventilador mecánico intenta reemplazar el ventilador de uso manual para emergencias de traslado de pacientes. Es un desarrollo que estaba en proceso que se dio desde el principio de la pandemia cuando nos vimos en la situación de tener más de estos dispositivos disponibles”, expresó Barúa.

La primera etapa de selección de los proyectos presentados se eligieron un mínimo de 12 trabajos por áreas -las 5 convocadas-. Los primeros preseleccionados pasaron a una exposición o defensa oral de sus trabajos de manera virtual y entre estos 12, se van a seleccionar los tres mejores trabajos por área -se suman la parte escrita y la defensa-, los cuales serán premiados con el pase a jornadas regionales de la AUGM, donde competirán el próximo año con jóvenes investigadores de 40 universidades que conforman esta asociación.

El comité evaluador está conformado por 83 profesionales técnicos, profesores investigadores de la UNA, distribuidos también en las cinco áreas, cada uno en sus especialidades.

Ayer cerraron las jornadas con un acto de clausura virtual con presencia de las autoridades de la institución, los jóvenes y los evaluadores, mientras que la premiación está sujeta al término de las evaluaciones, precisó Barúa.

“La cantidad de investigaciones (201 en total) nos sorprende gratamente y demuestra el interés del investigador paraguayo en ser parte de la solución, porque la academia sigue funcionando a pesar de las adversidades o del nuevo escenario en el cual nos estamos desenvolviendo. Esta cuarentena en la que nos vimos forzados a entrar por la necesidad de protegernos no nos ha tomado estáticos. Al contrario, nos ha encontrado dinámicos y nos ha permitido generar y transformar todo esto en una oportunidad de seguir trabajando de una nueva manera, de forma innovadora con el que seguimos moviendo el motor de la ciencia que es tan fundamental para Paraguay”, finalizó.

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