El velatorio será hoy desde las 15:00 en el salón de Parque Serenidad y el entierro mañana en horas de la tarde.
En la mañana de este lunes 17 de diciembre, los obispos del Paraguay, informaron con profundo pesar el fallecimiento de monseñor Jorge Livieres Banks, Obispo Emérito de la Santísima Encarnación y se unen en oración por su eterno descanso.
El monseñor Livieres Banks, de 89 años, nació en Asunción el 22 de febrero de 1929. Fueron sus padres el Dr. Lorenzo N. Livieres y Carmen E. Banks de Livieres. Hizo sus estudios de primaria y secundaria en el Colegio Goethe, y sus estudios eclesiásticos en el Seminario Metropolitano Pontificio de Villa Devoto (Buenos Aires), donde obtuvo la licenciatura en Teología.
Fue Párroco de la Catedral Metropolitana, Secretario canciller del Arzobispado, Asesor nacional de Acción Católica y Rector del Seminario Mayor del Paraguay. Además fue electo Obispo Auxiliar de Asunción en el año 1976, recibe la ordenación episcopal el 25 de noviembre de ese mismo año.
En la Conferencia Episcopal Paraguaya ocupó la Presidencia durante 3 años y la Secretaría General durante 12 años.
El Papa Juan Pablo II, lo nombró obispo prelado de Encarnación, cargo que asumió el 13 de setiembre de 1987. El mismo Papa elevó la Prelatura a la categoría de Diócesis y le nombró primer obispo residencial, en abril de 1990. “Sus hermanos obispos, elevamos plegarias al Señor, dador de vida, para que lo acoja en el Reino Celestial” señalaron mediante comunicado.
Velatorio
Anunciaron que el velatorio será en el salón de “Parque Serenidad” (Av. España 693 y Boquerón), hoy, a partir de las 15:00. La Misa de cuerpo presente será en la Catedral de Asunción, mañana martes 18 a partir de las 15:00 y posteriormente; su entierro. Pidió, a través del testamento, ser enterrado junto a sus demás familiares, en el cementerio de la Recoleta.
Denunciado en el 2002 por abuso sexual
Jorge Livieres Banks, en el 2002, un grupo de jóvenes de Encarnación denunció al entonces obispo de la diócesis por abuso sexual, cuando estos aún eran menores. La denuncia fue rechazada por la Fiscalía y el obispo entabló una demanda por difamación y calumnia contra los denunciantes. La CEP emitió un comunicado ambiguo sobre el caso, dando por cerrado el tema. En julio del 2003, el Vaticano le comunicó la aceptación de su renuncia y dejó el obispado encarnaceno.