Los casos de obesidad y diabetes han aumentado notablemente a nivel mundial en los últimos años. Uno de los factores que incrementan estas patologías es el consumo de azúcar en exceso.

En nuestro país, según estimaciones del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social - MSPBS, el sobrepeso y la obesidad afectan al 57,6% de la población, mientras la diabetes a más de 700.000 personas, es decir, cerca del 10% de los habitantes.

Ya en el 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había expuesto sus recomendaciones, las que instan al menor consumo de azúcares, avalando que, desde el punto de vista nutricional, las personas no necesitan ningún tipo de azúcar en su alimentación.

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Recientemente, en un simposio organizado por la Asociación Internacional de Endulzantes (ISA) en el marco de la Conferencia de Nutrición Ganepão 2018, en San Paulo, Brasil, un panel de oradores habló sobre el papel que pueden desempeñar los edulcorantes en el control de la obesidad y la diabetes desde un punto de vista de salud pública.

Esta es la tabla de proporción sugerida por profesionales de la Salud.

Entre las conclusiones científicas los expositores refirieron que los edulcorantes son aditivos alimenticios que brindan el sabor dulce deseado sin añadir calorías, lo que puede contribuir a la reducción del consumo de azúcar sin tener un impacto glucémico y, además, ayudar a que la dieta y los productos reformulados sean apetecibles.

Según la lic. Claralina Mendoza, nutricionista y tecnóloga de alimentos del Ministerio de Salud Pública, comer en cantidades innecesarias favorece la aparición de aumento de peso y en consecuencia genera la alteración de la presión arterial, incrementa los niveles de triglicérido, colesterol y ácido úrico, dando lugar al hígado graso.

La profesional recomienda:


  • No desayunar o realizar largos ayunos durante el día, puede acarrear mayor consumo de alimentos al momento de comer.
  • Distribuir la alimentación en por lo menos 5 comidas: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena.
  • Acompañar preferentemente los platos con muchas verduras crudas y aprovechar las frutas de estación.
  • Comer sin prisa. Masticar cada bocado varias veces facilita la digestión y nos ayuda a sentirnos satisfechos.
  • Mantener la hidratación. Ingerir por lo menos 2 litros de agua por día.
  • Disminuir el consumo de sal, pues el consumo exagerado de este mineral ocasiona un incremento de la presión arterial y a su vez puede producir una lesión renal.
  • Reducir la ingesta de alimentos grasientos. El consumo excesivo de alimentos con alto contenido de grasas saturadas contribuye al desarrollo de la hipertensión y la ocurrencia de problemas cardiovasculares.

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