Soñadora, pero con los pies sobre la tierra, apasionada y transparente son algunas de las calificaciones con las que se denomina como mujer, emprendedora desde muy joven, sin temer al fracaso aún sabiendo que hay riesgos. Ella es comunicadora, con varias especialidades más por la trayectoria de 16 años, que por los títulos académicos.

Así, hoy acercamos la historia de Livia Melgarejo como una destacada mujer que logró sobresalir en el ámbito profesional y personal, formando una hermosa familia y una empresa de comunicación: PRessencia. Actualmente, a sus 36 años, está casada con Juan Manuel Vinci, con quien tiene dos hijas, de 9 y 7 años, Constanza y Danna, y recientemente nació el primer varón, Leonardo.

“En la adolescencia, recuerdo que soñaba con ser periodista porque le veía al periodista como a una especie de superhéroe, que estaba siempre al servicio de los demás. Creo que es una vocación, más que un oficio o profesión”, expresó.

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Livia Melgarejo es la propietaria directora de PRessencia, una agencia de comunicación. Foto: Gentileza.

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Sus inicios

Cuenta que los primeros años ejerció como periodista en una radio y en un portal digital para luego trabajar en una institución pública, donde aprendió que también se puede ayudar enormemente desde la comunicación institucional con información oportuna, simple y clara, por lo que, a la consulta de si es quien siempre quiso ser, aseveró que sí, es quien soñó ser.

Para lograr ser quien es hoy, lo hizo con mucha dedicación en horas de trabajo, más de 15 horas por día en muchas ocasiones, sacrificando fines de semana, días festivos, horas con la familia, por lo que costó en tiempo y esfuerzo físico, asintió. Así como también hubo momentos en los que se cuestionaba si valía la pena tanto sacrificio, aflorando algo de culpa, como se da generalmente en especial en las mujeres madres, en quienes la carga emocional es el doble, manifestó.

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Aspecto que dio lugar a comentar que mucha gente cree que al momento de emprender uno será “dueño” de su tiempo, pero que en realidad es mucho más demandante, sobre todo los primeros años cuando se es jefe, administrador, recursos humanos, servicios generales; es decir, padre y madre a la vez, comentó entre risas.

“Lo más difícil creo que fue y sigue siendo ponerme ‘límites’; es decir, hasta equis hora voy a trabajar y luego me dedicaré a mí misma y a la familia. Los primeros años de PRessencia tuve la agencia en casa y eso hizo que no haya un corte entre lo laboral y personal. Luego pudimos abrir una oficina independiente y eso me ayudó bastante, aunque ahora con el home office ante la pandemia nuevamente cuesta ponerse un horario”, confirmó.

No obstante, el trabajar en la casa le dio y sigue dando la posibilidad de conciliar lo laboral con lo familiar, con lo que puede compartir con sus hijas y ahora mismo disfrutar de su bebé recién nacido, recalcó. Al tiempo de reiterar que lo más difícil para un emprendedor es “ponerse horario y límites”.

"Lo más difícil creo que fue y sigue siendo ponerme límites”, Livia Melgarejo. Foto: Gentileza.

Valores que forja

Para lograr el éxito deseado, Livia cuenta con una serie de pilares en su vida que están compuestos por la sinceridad, la honestidad, el compañerismo o trabajo en equipo, la responsabilidad, el profesionalismo, integridad, confianza y la puntualidad. Además de estos puntos, un precio justo y manejar la capacidad de adaptarse a cada cliente, a sus necesidades y presupuesto, son factores claves, indicó.

Ante la pregunta sobre si se siente exitosa con lo conseguido, respondió que si el éxito es definido por cómo “hacer lo que nos apasiona, vivir de ello, ser feliz y que tu familia también lo sea”, entonces sí puede decir que es exitosa, dijo. “Ser feliz no es que todo te vaya bien; ser feliz es comprender que todo tiene un por qué, hasta los errores pasan por algo; un tiempo en el que debe darse tal o cual situación, que no siempre es el tiempo que uno quizás quiera”, reflexionó.

PRessencia, una excelente idea

La faceta emprendedora de Livia se consolidó a los 24 años, cuando fundó PRessencia, una agencia de comunicación especializada en relaciones públicas, de ahí la “PR” (Public Relations, por sus siglas en inglés). Lo empezó sola, en su casa como ya lo mencionó, sin nada en el bolsillo, pero le bastaron las ganas inmensas de emprender, y algo clave para todos los emprendedores: los contactos y la comunicación con ellos, relató.

Hoy, tras 12 años, ya no está sola. El equipo de la agencia lo comprenden 5 mujeres comunicadoras más otros 7 colaboradores externos fijos, entre redactores, diseñadores y fotógrafo. Es así que formar PRessencia fue y sigue siendo una excelente idea, exclamó orgullosa.

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Livia rememoró que. en aquel entonces, la gestión de prensa que se hacía desde las agencias era muy comercial, pensada desde la marca o institución que comunica. Es así que con PRessencia vieron que lo importante realmente era informar a la audiencia sobre lo que le afectaba y verdaderamente importaba. Ser un canal de comunicación entre la institución-empresa-organización y los públicos objetivos, con información oportuna para ambos.

Y como rubro es y sigue siendo viable más que nunca, ya que cada vez más empresas, instituciones, organizaciones, marcas personales, eventos y más proyectos necesitan mostrar y comunicar qué hacen, ya que es la única forma de “existir”, porque como decía Gabriel García Márquez, “lo que no se comunica, no existe”, citó.

Mujer: comunicación y sociedad

En todos los aspectos de desarrollo profesional, que generalmente para las mujeres suele costar un poco más, no por falta de capacidad, sino por una cultura arraigada de que los hombres eran los que lideraban los negocios, para Livia, en el rubro de la comunicación en ningún momento sintió que fuese más complicado. Al contrario, ser mujer fue y sigue siendo una ventaja, ya que cree que son más sensibles y diplomáticas que los varones.

No obstante, como sociedad, aún queda camino por recorrer para alcanzar la equidad de género. Sobre todo, deconstruir ciertas “normas” sociales y culturales consideradas como “correctas” para mujeres y otras para hombres. “Estas normas son como una barrera que nos limita, lo que podemos alcanzar o nos quieren hacer creer eso al menos. Hacemos igual trabajo que los varones y debemos tener entonces exactamente los mismos derechos y beneficios”, sostuvo.

Para ella, ambos, mujeres y hombres, son el equipo perfecto para construir, pero de la mano, no atrás ni adelante, sino al lado, juntos, como las dos alas de un pájaro, porque las dos se necesitan para volar, acotó.

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No existe un “no puedo”

El tema dio lugar para recordar una anécdota, que antes se recibía una educación muy autoritaria y si bien hoy ya no es aplicable hacer lo mismo con los hijos, quiso destacar una frase firme de su papá, que fue y sigue siendo parte importante de la mujer que hoy es, una frase repetida durante toda su infancia y adolescencia: “vaya y fabrique”.

“Esta oración nos decía mi papá cuando nos pedía algo y nosotros le decíamos ‘no encuentro’, y entonces él irónica pero casi literalmente nos decía que inventemos, pero que encontremos lo que él pedía”, recordó.

Con dicha enseñanza, cree que le forjó para buscar la solución práctica siempre a todo problema, y saber que de alguna manera debe conseguir lo que se propone o le pidan sus clientes. “Creo que por eso PRessencia creció mucho sin hacer publicidad, sino por referencias. Empezó a correr la voz ‘en esa agencia te van solucionar’. No siempre quizás lo hicimos, no quiero pecar de presumida, pero de que hacemos el mejor esfuerzo, lo hacemos”, indicó.

Directa y sin vueltas

Para conocerla más a fondo, la comunicadora se definió como una mujer simple, transparente, sin vueltas, directa, muy protectora y preocupada siempre por los demás (cree lo sea por el instinto materno), emprendedora y una gran apasionada por la comunicación que construye y transforma vidas. “Creo que todos somos comunicadores, buenos y otros malos, y he allí la clave para el éxito o fracaso”, reflexionó.

Al catalogarse como una soñadora, pero con los pies en la tierra, alega que ello significa que todo lo que sueña no queda allí como sueño, y lo operativiza de alguna manera. “Soy muy operativa, siempre pienso en qué tengo que hacer para lograr ese sueño, qué necesito, cómo tengo que hacer y con quién tengo que hablar para llevar a cabo. Creo que el haber estudiado comunicación me hizo ser muy preguntona”, soltó otra risa.

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Otro aspecto propio de ella es no parar hasta tener las respuestas. El paso a paso siempre está presente en sus apuntes, y es de las que anota todo, eso la ayuda para materializar los sueños. Se hace preguntas constantes y cree que compartir con alguien esos sueños es clave; es decir, la comunicación presente siempre. “En mi caso, mi marido es la ‘víctima’; él es más de razonar y entonces es mi ‘cable a tierra’ porque soy muy acelerada a la hora de querer concretar esos sueños”, reveló.

Al emprender desde muy joven, siempre supo que hay riesgos, por lo que no teme al fracaso y tener que volver a empezar si es necesario. También se pregona como una mujer servicial que sabe que con la amabilidad, sinceridad, transparencia y dando lo mejor de sí, tendrá siempre puertas abiertas.

Formación y trayectoria

Livia es comunicadora por la Universidad Nacional de Asunción (UNA), con vastas especialidades por los años de trabajo, más que por los títulos académicos. Su especialidad es la comunicación institucional, con énfasis en gestión de prensa, en las relaciones públicas con los medios de comunicación. También posee un enfoque de derechos humanos, con perspectiva de género, derechos de la niñez y la adolescencia, ya que hace más de 16 años trabaja en la comunicación de organizaciones que trabajan por los derechos humanos en todas sus aristas.

A la vez, actualmente desde PRessencia operan con clientes importantes, en una diversidad de áreas, por mencionar en la sección de economía con clientes como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), o en artes y espectáculos con proyectos de Berta Rojas, trabajos para las Naciones Unidas.

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Emprendimientos paralelos

Paralelamente a PRessencia, años atrás con su marido abrieron una zapatería de calzados nacionales, que durante 3 años les fue muy bien, dándoles la posibilidad para invertir en otra unidad de negocio dentro de PRessencia, que es Muévete, un servicio de motos y bicis publicitarias (publicidad móvil). Luego el rubro de calzados nacionales cayó, las ventas bajaron muchísimo y decidieron cerrar antes de quedar más afectados.

Luego, en el 2016, emprendieron en otro rubro, totalmente desconocido para ellos, el gastronómico, con La Escondida, un garden bar que ya ahora tiene 2 sucursales, negocio del cual se dedica más su marido junto a sus socios, y ella aporta de vez en cuando con la comunicación, aunque a veces ya no queda mucho tiempo para este emprendimiento.

“Vaya y fabrique”

Para despedirse de los lectores, en especial de las mujeres, Livia quiso compartir el mensaje que su padre le insistía: “Vaya y fabrique”, ya que para ella, todas tienen la capacidad de hacerlo. Solo basta creer, crear, proponerse, escribir, escribir y escribir cada paso; hacerse preguntas y buscar las respuestas en los lugares y personas indicadas.

“Pedir ayuda es clave, y no nos hace más débiles, sino inteligentes; asociarse con otras mujeres o personas exitosas, inspirarse en ellas y arriesgarse, porque en el ‘riesgo está la ganancia’. Hacer las cosas de manera legal, justa y transparente. Que lo último que pensemos sea cuánto necesito (dinero). Si tenemos una buena idea, siempre habrá alguien para apoyarnos”, concluyó.

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