Vila Formosa se llama el cementerio en el estado de San Pablo, Brasil, donde las autoridades locales ordenaron cavar un número inédito de focas para depositar los cuerpos de los fallecidos por COVID-19.

Coincidentemente, el mayor cementerio de Brasil se encuentra ubicado en una de las zonas más golpeadas por la pandemia. Hasta ayer a la tarde, este país sudamericano tenía oficialmente registrados 9.056 contagiados y el número de víctimas fatales llegaba rápidamente a los 359 casos.

La macabra escena de ver centenares de fosas cavadas en perfecto orden dan la idea de la gravedad de la situación y de que las autoridades están conscientes de ella. A pesar de la posición cambiante del presidente Jair Bolsonaro, muchos gobernadores de Brasil tomaron en serio la amenaza global y temen que esta primera oleada sea apenas la punta del iceberg en un país que no reúne las condiciones sanitarias suficientes para atender a los ciudadanos afectados.

Solo el jueves pasado, en 24 horas, el Ministerio de Salud había reportado otras 58 nuevas muertes por coronavirus. “Esto significa una tasa de mortalidad del 3,8%, señaló la cartera, superior al 1,2% registrado por Alemania, pero inferior al 12% de Italia. El porcentaje es ligeramente superior al registrado el miércoles (3,5%)”, según publicó el medio Infobae.

ECUADOR

Si en Brasil los preparativos asustan, la situación en Ecuador no es mucho mejor, puesto que según reportes del mismo medio, por día en Guayaquil se recogen 100 cadáveres y la alcaldesa de la ciudad solicitó al gobierno de Lenín Moreno que autorice al municipio a levantarlos, puesto que los familiares los dejan delante de las casas o en las calles por temor a los contagios.

Una unidad especial denominada Fuerza de Tarea Conjunta, que se encarga del trabajo, dio a conocer la cifra que contradice la cantidad oficial de fallecidos por coronavirus, que detalla solo 3.368 contagiados y 145 decesos.