Comodoro Rivadavia, Argentina. AFP.

Escuelas cerradas, rutas cortadas, hospitales al mínimo, y funcionarios públicos en pie de guerra. Chubut, la principal provincia petrolera de Argentina, tiene a sus finanzas al rojo vivo y es una de las caras más dramáticas de la crisis argentina.

La provincia patagónica, polo de atracción turística en esta época del año, está ahogada en deudas y no puede pagarle en tiempo y forma a maestros, médicos, empleados judiciales, administrativos, jubilados y fuerzas de seguridad. “No sé cuándo termina esto”, dice angustiada Yael Matos que cobra a cuentagotas su salario de maestra.

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Chubut es una de las provincias más desbordadas en el huracán económico de Argentina, un país de 44 millones de habitantes que sufre una nueva crisis con los mismos ingredientes: alta inflación, peso devaluado y una gigantesca deuda.

La provincia, situada en una extensa meseta entre la cordillera de los Andes y el océano Atlántico y visitada por centenares de turistas para el avistaje de la ballena franca austral, está paralizada.

Más de 60.000 empleados públicos, maestros y jubilados no han cobrado agosto, ni saben cuándo lo harán. El martes por la noche manifestantes encendieron fogatas frente a la legislatura tras conocerse la muerte de dos maestras en un accidente en la ruta en el regreso de una protesta en la capital provincial.

Más temprano la presentación del presupuesto había caldeado los ánimos al trascender que incluía un aumento del 100% del sueldo del gobernador. “No tenemos fecha de pago, íbamos a cobrar hoy pero no cobramos y aparte de eso vamos a cobrar sin aumento, escalonado y en cuotas”, añade Matos.

En la pizarra de un salón de escuela se lee “1 de agosto”, último día que hubo clase este año. “Hay empatía de la sociedad”, afirma la maestra y admite que el año escolar está casi perdido.

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