París, Francia | AFP

Miles de “chalecos amarillos” se mani­festaban en Francia este sábado en calma, pese a algunos incidentes esporá­dicos, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad para evitar que se repitan los dis­turbios y saqueos del pasado fin de semana en los Campos Elíseos de París.

Desde las primeras horas de la mañana, decenas de vehí­culos de la policía, incluyendo camiones blindados y caño­nes de agua, se desplegaron a lo largo de la célebre avenida parisina, donde la semana pasada los manifestantes desvalijaron varias tiendas de lujo, quemaron kioscos de periódicos y destrozaron escaparates.

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Para evitar nuevos desma­nes, las autoridades pro­hibieron su acceso a los manifestantes. También prohibieron protestas en un perímetro adyacente dentro del cual está el palacio presi­dencial del Elíseo y la Asam­blea Nacional.

Ante la veda, los “chalecos amarillos” no tuvieron más remedio que congregarse en otros puntos de la capital. Varios cientos marcharon al grito de “¡Renuncia Macron!” desde la plaza Denfert-Ro­chereau, en el sur de la capi­tal, hacia Montmartre, en el extremo norte de la capital.

“Ir a los Campos Elíseos hubiera sido una provoca­ción, en vista de la repre­sión que anunciaron”, dijo a la AFP Jean-Paul Ton­son, un manifestante de 57 años. “Pero vamos a seguir viniendo, no vamos a retro­ceder”, prometió.

Hacia las 14H00 (13H00 GMT) el ministerio del Inte­rior contabilizó 8.300 mani­festantes en todo el país, un poco más de la mitad de los 14.500 del sábado pasado. En París, la caída era más mar­cada, con 3.100 manifes­tantes en las calles, frente a 10.000 hace siete días.

Tras la marcha, que se desa­rrolló en calma, se regis­traron algunos inciden­tes cuando un grupo de los manifestantes quiso dirigirse hacia el centro de la capital. La policía empleó gases lacri­mógenos para dispersar a la muchedumbre, en la cual se divisaba a varios jóvenes con capuchas y el rostro cubierto con pañuelos.

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