Periodistas extranjeros se dirigían ayer hacia la costa este de Corea del Norte donde tendrá lugar una ceremonia para desmantelar su centro de ensayos nucleares, un gesto notorio antes de una cumbre histórica con EEUU cuya celebración pone en duda Donald Trump.
Reporteros de China, Rusia, Gran Bretaña, EEUU y Corea del Sur fueron invitados a cubrir el desmantelamiento de las instalaciones. Partieron ayer de la ciudad norcoreana de Wonsan, según los tuits de varios periodistas. El Norte anunció el mes pasado que iba a destruir las instalaciones de Punggye-ri, en el nordeste del país, haciendo explotar los túneles de acceso, un anuncio que fue aplaudido por Washington y Seúl. El desmantelamiento se realizará a más tardar el viernes, según las condiciones meteorológicas.
Corea del Norte presentó esta medida como un gesto de buena voluntad antes de la cumbre histórica entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong Un, prevista el 12 de junio en Singapur. Pero la euforia que reinaba tras el anuncio de este encuentro ha dejado lugar a las dudas.
La semana pasada, el Norte amenazó con no participar en la reunión y anuló las conversaciones con el Sur, acusando a Washington de querer forzarlo a renunciar de forma unilateral a su arsenal nuclear. El martes fue Trump quien habló de la posibilidad de postergar el encuentro.