Washington, Estados Unidos | AFP | por Jim MANNION

Donald Trump fue pasto este domingo de las críticas de los demócratas que, liderados por una legisladora árabe-estadounidense, cuestionaron el "silencio" del presidente sobre el auge del supremacismo blanco en reacción a la masacre en las mezquitas de Nueva Zelanda.

Ante la controversia por la tibia respuesta de Trump al ataque, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, quiso negar cualquier tipo de afinidad entre la retórica anti-inmigración del presidente y la visión extremista del presunto atacante de Christchurch.

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"El presidente no es un supremacista blanco", dijo Mulvaney el domingo en una entrevista con Fox News.

Rahida Tlabi, una demócrata de Detroit que se convirtió en 2018 en una de las dos primeras mujeres musulmanas en llegar al Congreso estadounidense, consideró en un talk show el domingo que el hecho de que el presidente no se manifestara abiertamente en contra del supremacismo blanco hace que el país sea menos seguro.

"Trump es actualmente el hombre más poderoso del mundo", dijo en el programa "State of the Union", de CNN. "Él, desde el Despacho Oval, desde esa posición de poder, está en condiciones de enviar una señal muy fuerte y clara".

"Hemos hecho esto en el pasado contra el terrorismo extranjero. Necesitamos hacerlo con el terrorismo local, contra el supremacismo blanco, que está creciendo cada día que nos mantenemos en silencio", aseguró.

Tras el ataque del viernes contra dos mezquitas en Christchurch, que dejó 50 muertos, Trump expresó su pesar y solidaridad con las víctimas y con el pueblo neozelandés.

Poco después, al hablar con la prensa en el Despacho Oval, desestimó que el nacionalismo blanco representara un peligro cada vez mayor en todo el mundo. "En realidad no. Creo que se trata de un pequeño grupo de personas que tiene problemas muy, muy graves", dijo el mandatario.

Trump, “un símbolo”

El presunto atacante de Christchurch, identificado como un nacionalista blanco australiano, transmitió la matanza en vivo en las redes sociales y publicó un manifiesto lleno de teorías conspirativas racistas. A la vez se refirió a Trump como un "símbolo de identidad blanca y objetivo común".

Los ataques de Nueva Zelanda generaron una ola de solidaridad de parte de las comunidades judías y cristianas en Estados Unidos, donde cientos de personas participaron en vigilias interreligiosas desde Cincinnati a Filadelfia, o desde Pasadena a Nueva York.

Pero también repercutieron en el ámbito político, tensionado ya por la controversia por las declaraciones sobre Israel de Ilhan Omar, la otra musulmana en el Congreso, que fueron percibidas por muchos, incluidos algunos demócratas, como antisemitas.

El debate sobre la intolerancia se trasladó rápidamente a Trump tras la tragedia de Nueva Zelanda.

"Una y otra vez, este presidente acogió y alentó a los supremacistas blancos y en lugar de condenar a los terroristas racistas, los cubre. Eso no es normal ni aceptable", tuiteó la senadora Kirsten Gillibrand, que el domingo oficializó que quiere ser candidata demócrata para las presidenciales de 2020.

Mulvaney se burló de la idea de que la retórica y las políticas anti-inmigrantes de Trump tengan alguna vinculación con el ataque de Nueva Zelanda.

"Tomemos lo que ocurrió ayer en Nueva Zelanda como lo que es, un acto terrible, malvado y trágico, y pensemos por qué estas cosas ocurren tan seguido en el mundo. ¿Es por Donald Trump? Absolutamente no".

Trump minimizó en otros momentos los peligros del nacionalismo blanco. El más recordado fue cuando responsabilizó a "ambas partes" por un incidente violento en un mitín de extremistas de derecha en Charlottesville, Virginia, en agosto de 2017.

En ese caso, un simpatizante neonazi atropelló a un grupo de personas que se manifestaban contra la marcha extremista y mató a una joven y dejó 19 heridos.

El exvicepresidente Joe Biden, un posible rival de Trump en 2020, recordó el sábado la respuesta de Trump a Charlottesville en un discurso en Delaware.

"Nuestros hijos estaban escuchando. Nuestro silencio es cómplice. Con estas palabras, el presidente de Estados Unidos le otorgó una equivalencia moral a los que diseminan el odio con los que tienen el coraje de enfrentarlo", manifestó.

“Y en ese momento supe que la amenaza que enfrentaba esta nación era diferente a cualquiera que haya visto en mi vida”. agregó.

Etiquetas: #Trump

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