Río de Janeiro, Brasil | AFP

Por Marie HOSPITAL y Louis GENOT

Cecilia Coimbra fue torturada durante la dictadura en Brasil (1964-1985) y ahora, a los 77 años, afirma estar viviendo una película de terror al ver al ultradechista Jair Bolsonaro, un admirador del régimen militar, a un paso de ser elegido presidente.

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Fundadora de la asociación Tortura Nunca Mais, está psicóloga aseguró durante una entrevista con la AFP que tiene miedo "por todo el pueblo brasileño" si, como indican los sondeos, el domingo se confirma la victoria del excapitán del Ejército, quien ha elogiado a los torturadores en varias ocasiones.

- ¿Cómo puede describir las torturas a las que fue sometida?

"Fue un terror inimaginable. Inimaginable e indescriptible. Por más que se diga, no se puede explicar un horror así. En aquel momento pensaba que era una pesadilla. Nunca formé parte de un grupo armado, pero les ayudaba, algunos integrantes se escondían en mi casa (...). En agosto de 1970 las autoridades recibieron una denuncia anónima y me detuvieron junto a mi marido. Estuve encerrada tres meses y medio, sin ninguna acusación formal. Sin ver la luz del sol. Solo salía de la celda para ir a la llamada sala morada, donde me torturaban. Me hicieron creer que mi hijo había sido entregado a un juez de menores, hasta que mi madre logró enviarme una foto diciéndome que estaba bien. Eso también fue una tortura".

- ¿Cuál era la actitud de los torturadores?

"Era una tortura extremadamente machista. A las mujeres las desnudaban e insultaban constantemente. Cuando detenían a una pareja, como fue mi caso, era muy común que nos torturaran uno frente al otro. Un día, amarraron por el cuello una cría de cocodrilo y la pasearon por todo mi cuerpo desnudo, mientras yo estaba atada a una silla. Los choques eléctricos eran algo indescriptible también. Estás mojada, para que las descargas sean más intensas. Te colocan una punta del cable en el dedo y el otro en otras partes más sensibles como la nariz, el oído, la boca, la vagina o los pezones... Me torturaban porque no tenían nada que hacer".

- ¿Cómo se siente al ver que Jair Bolsonaro está a punto de convertirse en el próximo presidente de Brasil?

"Tengo la sensación de estar viviendo una película de terror. Me digo también que es una pesadilla, que no es posible que todo esto esté pasando de nuevo, de una forma tan violenta y brutal. Creo que el fascismo está rondándonos a todos. Independientemente de que este fascista gane o no, está ocurriendo algo muy peligroso. Lo más peligroso de todo es esa producción de subjetividades extremadamente fascistas que se extiende por Brasil: la intolerancia, el moralismo, los fundamentalismos, cuando no se tolera la diferencia. Eso es fascismo y lo estamos viviendo".

“En el momento en que esa persona fascista gane, se instituye el fascismo. Temo por los negros, por los homosexuales, los indígenas... Temo por todo el pueblo brasileño. Temo por mis hijos, por mis nietos. Pero no pretendo quedarme callada, ni salir del país como no lo hice la otra vez (...). Nosotros [las víctimas de la tortura] debemos tener fuerza para decir: vamos a continuar resistiendo. Sabemos que tenemos un papel importante para mostrar los peligros que estamos viviendo, que la democracia está viviendo”.

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