Las últimas subastas más grandes adjudicadas por ambas carteras de Estado para la conectividad de las escuelas son una burla a la competencia real. Los dos únicos proveedores, por cierto, representantes de la marca china, plantearon precios con diferencias irrisorias entre sí.
Por Rossana Escobar M.
rossana.escobar@gruponacion.com.py
Los requisitos técnicos denunciados como direccionados a favor de Huawei eliminaron oferentes y redujeron la licitación a la “competencia” entre dos representantes de la marca china en las últimas subastas más jugosas realizadas por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y el Ministerio Tecnologías de la Información y la Comunicación (Mitic).
Los precios ofertados en las licitaciones con precio referencial de G. 46.429 millones en el MEC y G. 150.820 millones en Mitic resultan ridículos para la competencia real que se da en una subasta a la baja electrónica.
Las administraciones de los ministros Alejandro Peralta Vierci y Eduardo Petta hicieron perder al Estado la posibilidad de ahorro de G. 69.000 millones a través de sus brazos ejecutores de proyectos, Hugo Tarabini y Alejandro Duarte. (Ver infografía).
Precisamente las dos licitaciones que habían iniciado una serie de denuncias y protestas de proveedores por favoritismo muestran que los precios planteados apuntan a una alianza estratégica antes que una competencia real.
Gracias al direccionamiento de las especificaciones técnicas a Huawei y el software C3 Critical Links, no solamente se obstruyó la libre competencia garantizada en teoría en la Ley de Contrataciones Públicas, sino también conduce a la dependencia tecnológica de una marca cuestionada y retirada de varios mercados del mundo, según trascendió en varios portales internacionales. Todo esto, además, en detrimento de los intereses económicos del Estado, ya que el simulacro de la competencia costó más caro al país mientras que las ganancias de los proveedores se triplicó como se había evidenciado con los costos de importación de los productos.
SUBASTAS SIMULADAS
Las planillas de las subastas reflejan una diferencia entre los precios referenciales y las ofertas adjudicadas menor al 1%, cuando por lo general el desplome de las ofertas suelen generar ahorros de entre 35% y 40% con relación al estimativo de la institución convocante. Esto incluso es perfectamente demostrable con otras licitaciones en las que sí hubo puja real.
Tomando como base la comparación de ofertas de la licitación del MEC con ID 357401 correspondiente a la compra de notebooks para instituciones educativas, se llega a la conclusión de que sí existió una competencia real debido a que los precios llegaron incluso a un 37% de disminución con respecto al valor referencial. (Ver infografía).
Como se puede notar, el ahorro en solo 2 lotes fue de un total de G. 24.000 millones con relación al precio referencial. En cambio, en las licitaciones del MEC y Mitic, ambas para la conectividad de instituciones educativas, la diferencia equivale a migajas.
El lote 4 en la subasta del Mitic adjudicado a Celexx SA apenas generó una baja de G. 130 millones con relación al estimativo, mientras que el lote 1 que ganó Excelsis tuvo una baja de G. 167 millones. Misma situación se dio en la subasta del MEC señalada inicialmente, una diferencia irrisoria de G. 80 millones con respecto al estimativo.
Si hubiese sido una competencia real en las dos megalicitaciones vía subasta a la baja electrónica y se hubiese mantenido una tendencia similar a la subasta de la compra de notebooks, en donde los precios finales bajaron hasta un 37% con respecto al monto referencial, el Estado se hubiese ahorrado 69 mil millones de guaraníes.
Otra licitación que se muestra en la infografía de este artículo incluso muestra que en otra licitación del MEC para compra de equipos y programas computacionales los ahorros generados en subasta llegan al 43% con relación al referencial.
A pesar de que el director administrativo del MEC, Alejandro Duarte, sostenga que la adjudicación a la empresa Celexx se realizó con total apego a las normativas de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas y respetando los precios referenciales publicados (precios que fueran enviados por las propias empresas adjudicadas), los catálogos de las marcas Huawei calcados en las licitaciones indican que se limitó la libre competencia generando sobrecostos al Estado.