Nataly Kelly

Muchas compañías hablan acerca de “volverse globales”, pero convertirse en una sólida marca global no solo se trata de expandirse a mercados internacionales. También implica tener éxito en esos mercados y evitar percances interculturales.

Aunque los líderes empresariales tienden a enfocarse en capturar tanta participación del mercado extranjero como sea posible –añadiendo nuevos idiomas, lanzando más oficinas, aceptando más monedas– esto es solo parte del rompecabezas. Las compañías también tienen que estar operacionalmente preparadas para alcanzar su pleno potencial internacional. Esto significa que al mismo tiempo los líderes deben trabajar en integrar un sentido de pensamiento global en sus culturas corporativas y en las formas en que operan cotidianamente.

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Hay varias formas en las que puede comenzar:

1. Convierta la globalización en un mantra: La investigación muestra que, para superar la brecha entre estrategia y ejecución, es importante enfocarse en lo que piensan los empleados, en lugar de solo en lo que hacen. En su esfuerzo para que los empleados “piensen global”, quizá quiera identificar internamente la iniciativa (usando términos cómo “preparación global”, “amigable globalmente” o “primero-global”) para que los empleados se formen ese hábito. También puede designar “promotores” o “embajadores” globales en diversos equipos para ayudar a otros a diseñar mejores procesos globales.

2. Inculque más pericia internacional: La mejor forma de que una compañía acelere el proceso de volverse global es acumulando más experiencia internacional. Los enfoques más obvios consisten en contratar más personas con experiencia internacional, elevar y empoderar a los empleados actuales que cuentan con dicha experiencia y alentar a los trabajadores a obtener mayor experiencia internacional. Adicionalmente, puede colocar a contrataciones clave en oficinas fuera de su país y conectar oficinas internacionales. Usted quiere que cada oficina tome su propia cultura y sabor, pero evitando que se formen silos, por lo que necesitará asegurarse de que los empleados verdaderamente saben qué es lo que cree y lo que pretende su empresa, de forma que todos estén alineados y moviéndose en la misma dirección.

3. Cree un grupo de conducción internacional: Este grupo sería responsable de identificar desafíos para sus negocios internacionales y crear planes para resolverlos. Al menos un delegado de cada función debería asistir a las reuniones, incluyendo ejecutivos a nivel de jefaturas corporativas y vicepresidentes.

4. Esté alerta de sistemas y procesos antiguos: Uno de los principales obstáculos que enfrentan las compañías cuando son internacionales, pero todavía no se vuelven globales, son sus decisiones previas. A menudo, un proceso, una pieza de software o un vendedor que fue elegido años antes de que el negocio internacional estuviera prosperando puede afectar el progreso y evitar que una compañía avance globalmente. Esto es especialmente cierto en empresas que han experimentado crecimiento internacional superior al promedio, ya que el globalizar los procesos internos y la infraestructura para estar al ritmo de la expansión interna de la compañía puede tomar tiempo.

5. Reconozca que el cambio organizacional requiere tiempo: Si se siente frustrado porque ya son una compañía internacional exitosa pero el crecimiento global parece más difícil de lo que debería, solo recuerde que su compañía y sus empleados seguramente están en el camino correcto para aprender lo que significa ser una compañía verdaderamente global. El trabajo organizacional necesario para convertirse en una compañía global usualmente se atrasa respecto a la expansión externa, pero la buena noticia es que el primero permite incluso más de la segunda.

(Nataly Kelly es vicepresidenta de estrategia y operaciones internacionales en HubSpot).

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