Por Erica Ariel Fox

Los líderes de alto nivel tienen buen ojo para lo que sucede a su alrededor. Observan de cerca los mercados y los eventos mundiales, siguen los cambios en los valores del consumidor que podrían impactar su reputación y juzgan resultados de negocios y a las personas que los producen. Siempre están alertas a bloqueos potenciales.

Lo que muchos líderes no logran observar es lo que sucede dentro de sí mismos. Esta es una costosa omisión. No podrá entender lo que sucede a su alrededor si no comprende lo que ocurre dentro de usted. ¿Qué puede hacer para mantenerse lejos de ese común error del liderazgo?

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El primer paso es recurriendo a lo que yo llamo su “observación interna”, una función diseñada para mantenerlo internamente bajo observación. Específicamente, le pone atención a lo que sucede dentro de usted: la tensión en su estómago, la sorpresa cuando su propuesta no resulta elegida, la alegría de enorgullecer a su mentor.

Usted probablemente ya usa su observación en ciertas situaciones. Cuando recibe correos electrónicos molestos, por ejemplo, su observación detecta que está irritado, así que no responde al correo.

Cuando lo que está en juego es mayor, también se eleva la fuerza de la reactividad interna. Bajo presión, su presión sanguínea y ritmo cardiaco se elevan. Hormonas de estrés, como la adrenalina y el cortisol, inundan su cuerpo. Los instintos de sobrevivencia se activan, alejando el oxígeno del cerebro y enviándolo a sus extremidades. Todo ello dificulta pensar claramente. Podría sentirse atemorizado y querer esconderse. Podría sentirse enojado y querer pelear.

Sin usar su observación, usted seguirá esos instintos a donde sea que lo lleven. Así es como termina acostado en la noche, preguntándose cómo las cosas se descarrilaron. Si su observación no hace algo de ruido, usted está en riesgo de hervir por dentro y quemarlo todo.

Entre más use su observación, más detectará y más útil se volverá. He aquí algunas formas de iniciar:

1. Haga un inventario.

Una vez al día, pause lo que está haciendo y dirija su atención a sí mismo. Pregúntese: ¿Qué tengo en la mente? ¿Cómo me siento?

2. Etiquete sus pensamientos y sentimientos.

Una vez al día, sintonice de cerca sus pensamientos o emociones. Sepárese un poco de ellos y etiquételos. Por ejemplo, si está pensando “cosas como esta nunca funcionan”, podría etiquetar el pensamiento como “escepticismo” o “cinismo” y calificar el sentimiento como “desalentado”.

3. Escuche a su observación.

Una vez al día, pause por algunos minutos y prepárese para tomar algunas notas. Pregúntele a su observación: ¿Qué detectas en este momento respecto a mí? A continuación, escriba los comentarios desde el punto de vista de la observación. Por ejemplo, su observación podría decir: “Pareces aburrido” o “Estás emocionado respecto al nuevo cliente.”

Al practicar en momentos de bajo estrés, perfeccionará sus habilidades de observación. Entonces, cuando suba el calor, su observación reconocerá lo que está sucediendo y le avisará antes de que usted haga cosas de las que se arrepentiría después.

(Erica Ariel Fox es socia fundadora de Mobius Executive Leadership y enseña negociación en la Harvard Law School).

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