Jorge Zárate, jorge.zarate@nacionmedia.com - Fotos: Carlos Juri
Lluvia de meteoros, eclipses, conjunciones, lecturas astrales mitológicas siguen disputando el determinar cuál de los episodios ocurrió en el cielo cuando nacía Jesús.
El relato bíblico presenta a los Reyes Magos siguiendo una estrella que por milagro se detiene marcando el lugar del nacimiento de Jesús, el mesías, en la ciudad de Belén.
El pintor florentino Giotto di Bondone le dio vida en su “Adoración de los Reyes Magos”, uno de los frescos que ilustra la capilla Arena en Padua (Italia). Apodado “Il Giotto”, fue quien pintó por primera vez la estrella de Belén sobre la tradicional escena del pesebre.
Allí en Florencia, hacia 1305, lo hizo adosándole una cola al brillante astro quizá inspirado en el cometa Halley que pudo verse en Italia en el otoño de 1301.
Los cometas eran para los antiguos portadores de una señal, cambios, calamidades, augurios, así que pudo haber sido elegido por su valor simbólico. En la época de la pintura, no se sabía muy bien qué eran, ni que orbitaban el Sol y que quizá un siglo después podía devolver su estelar visita.
El inglés Edmund Halley, munido de las leyes de físicas de Isaac Newton, fue el que descubrió que era el mismo cometa que pasó en 1531, 1607 y 1682, y, por ello, éste lleva su nombre.
En base a la determinación de un período de 75 años en el ciclo del Halley, se calculó que el mismo habría pasado en el año 12 antes de Cristo por lo que la imagen de Il Giotto podría atribuirse tanto a la imaginación como a la intuición: esto porque no hay precisión en torno a la fecha real del nacimiento de Jesús por parte de historiadores y teólogos y se entiende que la misma pudo haber sido, si es que fue, entre el 6 y el 4 antes de Cristo.
Homenaje
Una sonda espacial europea logró volar a sólo 600 kilómetros del núcleo del cometa Halley en 1985 y, a partir de las imágenes que pudo colectar de la superficie y de la estela de polvo y gas que va dejando, se pudo conocer más en detalle sus particularidades.
Los científicos bautizaron como Giotto, en honor del artista que pintó por primera vez el Halley, a la sonda que siguió a la pretendida “estrella de Belén”.
Otro dato mágico fue que, durante el encuentro, la cámara de televisión que portaba la nave fue destruida por las partículas de polvo provenientes del cometa.
La Luna eclipsando a Júpiter
Para el astrónomo Michael Molnar de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey (Estados Unidos), la estrella de Belén es en realidad la representación de un eclipse que se habría producido entre el 20 de marzo y el 17 de abril del año 6 antes de Cristo, en el que la Luna tapó a Júpiter.
Funda su especulación en un manuscrito del siglo IV que se atribuye a Julio Fírmico Materno, el célebre astrólogo y senador romano (siracusano) que escribió que los astros influencian lo divino que hay en el hombre y que sólo un alma pura y libre de todos los pecados puede, desde la astrología, ponerse en contacto con la divinidad.
Molnar argumenta que el eclipse se dio en la constelación Aries, la que guía al pueblo judío, y que el simbolismo de la desaparición (muerte) y reaparición (nacimiento) del “rey” de los planetas (Júpiter), en dicho espacio, era de una lectura clara para los Reyes Magos.
En su libro “La estrella de Belén, legado de los magos” cuenta que, investigando el significado de los símbolos astrológicos, encontró una moneda antigua que tenía la imagen de Aries mirando hacia una estrella. Aries era un símbolo de Judea y los antiguos astrólogos creían que nacería un nuevo rey cuando la Luna pasara frente a Júpiter. Molnar se preguntó: “¿Podría haber sido emitida la moneda como respuesta al Gran Portento Mesiánico, la estrella de Belén?”.
Una supernova
Otros científicos piensan que la estrella de Belén fue en realidad una supernova, el fenómeno luminoso que se provoca a la muerte de un astro merced a la explosión que expulsa todo el material interior del astro hacia los confines del universo. Esta situación hace que las emisiones de luces se prolonguen por días, eventualmente semanas, aunque el primer registro que se tiene de una supernova acaeció 185 años después del nacimiento de Jesús
Un meteoro
También se cree que pudiera haber sido un meteoro, una bola de fuego o un bólido brillante, cruzando el cielo de este a oeste.
Los que esto aventuran incluso sostienen que fue una lluvia de meteoros conocida como “enjambre Cirílica”. La idea es que la repetición de luces en un sentido pudo haber servido de guía a los Reyes Magos.
Igual, la hipótesis se desvanece porque los meteoros duran segundos en el cielo y no tendrían la permanencia como para marcar una ruta en el legendario desierto que cruzaron Melchor, Gaspar y Baltasar.
Además, un fenómeno algo parecido sólo se vio a principios del siglo XX, según los registros.
Una conjunción
Más probable es la idea que Roger Sinnott apuntó en la revista Sky and Telescope em 1968: hubo una conjunción muy espectacular de Venus y Júpiter que se pudo ver desde Babilonia, ocurrida el 17 de junio del año 2 antes de Cristo.
Años después, astrónomos del Observatorio Estadounidense de la Marina calcularon que el disco de Venus habría tapado un poco a Júpiter creando una visión especial del conjunto de planetas. Todo ocurría en la constelación de Leo, muy asociada a las profecías de la venida del Mesías.
Cualquiera fuera la solución al enigma, los astros siguen allí en la bóveda oscura dando señales que seguimos intentando descifrar.
Enlaces
- https://www.elagoradiario.com/ciencia-e-innovacion/astronomia/estrella-belen-cometa-halley/
- www.observadores-cometas.com/cometas/Star/No_fue.htm
- https://www.academia.edu/33835342/The_Exclusive_interview_with_Michael_Molnar