Dejó nuestro país a los 14 años junto con su familia en busca de una mejor calidad de vida. Al poco tiempo de haber empezado su carrera profesional, ya fue convocado por la Professional Fighters League (PFL), una de las ligas en ascenso y con más proyección en el mundo de las artes marciales mixtas (MMA). Hoy se dedica 100 % al deporte y sueña con llegar a la promoción más famosa del mundo.

  • Por Luis Ríos
  • Fotos PFL/Gentileza Alex Martínez

En los deportes de com­bate muy a menudo encontramos histo­rias de superación. Histo­rias en las que un sueño se hizo realidad sin dinero, sin ayuda, pero con sangre, sudor y lágrimas. No es casualidad que una de las historias más famosas del cine tenga como protagonista a un boxeador que apenas tenía para comer y que con mucho sacrificio se convirtió en campeón del mundo.

La historia de Alexander podría enmarcarse en estos elementos épicos. Creció con las artes marciales por­que su padre y su tío esta­ban involucrados con el tae­kwondo (ITF). Pero no fue hasta los 11 años que descu­brió su fascinación por este tipo de deportes. Practicó taekwondo hasta los 18 y luego fue migrando hacia a las MMA con el jiu jitsu brasileño (BJJ), el boxeo y la lucha libre.

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“Decidí que esto era lo que quería hacer ya desde la primera vez que practiqué. A los 18 años me metí con todo y sin ninguna duda de que esto era lo que quería hacer en mi vida. No había nada más que me llamara la atención en aquel momento”, recuerda el peleador, quien en medio de su preparación para una próxima pelea en junio hizo un espacio para conversar con La Nación/ Nación Media.

Si bien Alex estaba enfo­cado en lo que quería, las cosas no iban muy bien en ese momento. “No vivía­mos muy bien en Paraguay. Teníamos comida para el día a día, pero había momentos en que la familia (externa) tenía que ayudarnos para que mi hermano y yo ten­gamos comida en la mesa”, admite Martínez sobre aquel momento angustiante.

En ese momento, a su papá le llegó una oportunidad difícil de rechazar. Fue a participar a un mundial de su especiali­dad en Canadá y allí le ofre­cieron trabajo en su deporte en ese país. Don Martínez y su esposa sabían que esto sería una gran oportunidad para sacar a la familia adelante y la tomaron. “Luego de cua­tro meses de trabajo duro, mi padre logró traer a toda la familia a Canadá. El mudar­nos fue algo que ellos decidie­ron para darnos una mejor calidad de vida. Yo tenía 14 en aquel momento”, explica el joven de 29 años.

El techaga’u está presente, aunque no quiere volver a ese pasado duro. “A mi país lo extraño mucho, especial­mente la cultura y la comida. Nuestras tradiciones son únicas y nunca las he podido revivir en otro país. Pero no extraño mi vida, sí extraño a la gente y la cultura, pero mi vida era una muy dura. Veía a mis padres esforzándose en salir adelante todos los días sin tener muchos fru­tos”, reflexiona Alexander al respecto.

De su primera vez en la jaula, como se conoce a los rings de MMA, recuerda que no le fue muy bien. “Me acuerdo que la arena era muy oscura, pero con muchas luces. Tam­bién había mucho humo y la música era muy ruidosa. Sen­tía mucho miedo, como con el corazón en la garganta. Tenía 18 años y peleaba con­tra un luchador mayor y con mucha más experiencia. Entré al combate y no sabía nada de suelo. La pelea no duró mucho porque el referí ya paró la pelea en el primer asalto. Me patearon el tra­sero”, relata el paraguayo sobre su bautismo.

PROFESSIONAL FIGHTERS LEAGUE

Una vez establecido en Canadá y ya dedicándose pro­fesionalmente a las MMA, a Alex le llegó la oportunidad en una de las ligas que más rápido está creciendo en el mundo de las MMA. Esto es muy importante, ya que no es solo una empresa la que domina todo el negocio de las MMA y eso les da más oportunidades a los lucha­dores para elegir, conseguir una mejor paga y obtener un futuro mejor.

Con inversiones del beisbo­lista Alex Rodríguez y del rapero Wiz Khalifa, la Pro­fessional Fighters League (PFL) se ha convertido en una alternativa válida a la UFC y Bellator, entre otras pro­mociones. “La PFL fue una oportunidad que salió de la nada. Yo tenía un récord de 7-0 (siete peleas ganadas y ninguna perdida) antes de ser ofrecido como reemplazo para uno de sus torneos. Yo ya estaba ganando las peleas internacionales alrededor del mundo contra luchado­res de alto calibre”, recuerda el representante paraguayo.

Con peleas ya transmitidas en ESPN y ESPN+, esta pro­moción recientemente llamó la atención por firmar al you­tuber y boxeador Jake Paul (el hermano de Logan) con un acuerdo de varios años que verá al famoso reali­zar trabajos de promoción y algunas participaciones dentro de su octágono. Los ganadores de las finales de la PFL se llevan el título de campeón de su división y un millón de dólares.

“La PFL necesitaba un alter­nante para su torneo y me lo ofrecieron a mí. En aquel momento costaba conseguir peleas por el tema del covid. Gracias a Dios, un luchador del torneo cayó y yo entré como reemplazo. Mi paso por esta empresa fue muy duro. No es normal que un luchador salte muy rápidamente en los rankings y así pueda retar a luchadores más experimenta­dos”, sostiene sobre su debut y desarrollo en la categoría de peso ligero en esta compañía.

Según el sitio especializado Sporting News, la PFL no solo ha fichado a peleadores de MMA y kickboxing, sino también a boxeadores. Clay Collard (récord de 9-6-3 en boxeo) compite en la promo­ción. Venció a Anthony Pet­tis en una sorpresa en 2021 y compitió en un combate candidato a pelea del año contra Jeremy Stephens en abril de 2022.

En uno de sus primeros com­bates, Martínez debió pelear contra el luchador de Tayi­kistán Loik Razhabov, que terminó en segundo lugar durante la temporada 2019 de PFL. “Gané esa pelea en decisión dividida y la PFL se enamoró de mí. Luego me pusieron contra Anthony Pet­tis, pero un día antes él debió abandonar la pelea y llegué a pelear contra el excampeón Natan Schulte. Fue una pelea muy cerrada en la que le die­ron la victoria al brasileño. Pero eso cimentó mi lugar con la PFL y estamos ahí desde entonces”, rememora el deportista.

Su día a día está completa­mente dedicado al entrena­miento. Lo hace de dos a cua­tro horas dos veces por día de lunes a sábado. El domingo se toma un descanso. “Voy a la iglesia cuando puedo. Cuando estoy en campaña para las peleas, mis días están comple­tos entre más entrenamien­tos, dieta y recuperación. Hoy en día vivo con mi señora y mi beba de un año”, cuenta Alex.

Agrega que hasta poco antes de formar su propia familia continuaba viviendo en casa de sus padres. “Vivo como un monje. La prioridad en mis días es entrenar, comer y dormir. El poco tiempo libre que tengo es para pasar con mi familia. Después de eso, el resto es secundario”, asegura como dogma de vida.

EL SUEÑO DE LA UFC

La Ultimate Fighting Cham­pionship (UFC) es sin dudas la mayor empresa de artes marciales mixtas en el mundo y alberga a la mayoría de los mejores peleadores del ran­king en este deporte. Esta compañía llevó a las MMA a un público masivo y convir­tió a algunos de sus peleado­res en rockstars. Uno de ellos es el irlandés Conor McGre­gor. Se calcula que su com­bate contra el ruso Khabib Nurmagomédov supuso unos ingresos de casi 200 millo­nes de dólares, con unos 20 mil espectadores viendo el evento en directo.

Con todo esto, la pregunta sobre si Alexander Martí­nez aspira a llegar a UFC es inevitable. Y su respuesta es categórica: “¡Definitiva­mente! La UFC es el sueño de todo luchador y la razón por la que muchos comienzan a aventurarse en las MMA”, recalca. Aun así, se mues­tra cauto sobre las decisio­nes a futuro pensando en su carrera y en lo que mejor le conviene a su familia.

“El futuro es impredeci­ble, ahora estoy con la PFL y mañana podría estar con la UFC. Lo bueno es que aún tengo muchos años de vida dentro de este deporte y se me puede ver en muchos luga­res. Todo dependerá de cómo la PFL me siga tratando y de cómo se sigue desarrollando mi rendimiento dentro del ring”, profundiza el joven atleta al respecto.

“No puedo aspirar a gran­des cosas si no me meto a la jaula y hago mi trabajo como debería. Pero si lo hago y no se me da mi lugar, entonces hay que ver qué es mejor para el futuro de mi carrera y mi familia. Uno no puede negar la situación del deporte y si una compañía te valora y te cuida bien, nunca la debes abandonar. Veremos cómo se desenvuelve el futuro para mí”, ahonda con mucho tino el luchador paraguayo.

Entre sus anhelos también se encuentra el de poder pelear en Paraguay bajo la bandera de una promoción grande como la PFL o la UFC. “Eso tomará mucho trabajo duro y gran esfuerzo, ya que en el Paraguay las MMA recién están empezando a tomar aire y el pueblo aún no le da el lugar al deporte como muchos otros países sí le dan. Si no es fútbol, a la gente no le interesa mucho”, lamenta el artemarcialista.

LA CLAVE DEL ÉXITO

Para Alex, no hay mucho secreto si uno quiere triun­far en este deporte. “Es tra­bajo duro y dedicación. Deci­dir que esto es lo que querés hacer de por vida porque tenés que sacrificar mucho por este deporte. Después de eso, todo viene porque las empresas profesionales comienzan a interesarse en tu trabajo y la experiencia comienza a sumar”, subraya.

Martínez hace énfasis en que si uno quiere salir adelante en este deporte, tiene que dedi­car su vida a ello. Competir mucho, ganar toda la expe­riencia que pueda y generar contactos internacionales. De hecho, el saber tejer gran­des alianzas también ha sido una de las claves del éxito de la UFC y la masificación de este deporte a nivel mundial.

“Eso lo aprendí de mi papá. Él ya estando en Paraguay cons­tantemente viajaba a Argen­tina y Brasil para encon­trar competencia y entrenar con gente más experimen­tada. Cada vez que hacía eso, venía con más conocimientos y contactos de quienes apren­der. Cuando llegué a Canadá, apliqué esa misma fórmula y hoy estoy peleando entre los mejores del mundo”, ejempli­fica el integrante de la PFL.

El peleador cree hay cosas que pasan más allá del dinero y que la falta de este se puede capear con más sacrificio, con tomar decisiones inteligen­tes y bien pensadas. “Vi a mi padre sin dinero seguir sus sueños en Paraguay. Traba­jaba día y noche con mi madre para poder encontrar fondos para que pueda pagar sus viá­ticos y poder competir en el extranjero. Dedicó su vida a su arte marcial y hoy está en Canadá todavía dedicando su vida a las artes marciales”, expone como un caso exitoso de superación.

Sin caer en los idealismos, está convencido de que es posible. “No digo que esto sea fácil. Yo sé que hay mucha necesidad en Paraguay, pero también sé que es posible. La mayoría de los campeones de las MMA vienen de un lugar donde la vida es dura. En aquellos años cuando recién llegamos a Canadá, las MMA no eran populares, pero si hubieran sido, estoy seguro de que a mi padre le habría ido muy bien”, subraya Martínez volviendo al relato de supera­ción a lo largo de la historia de los deportes de combate.

Al hacer un breve análisis del camino recorrido y lo obtenido, Alexander dice que “definitivamente fue una forma inusual de hacer las cosas. A muchos lucha­dores les toma años poder hacer lo que hice. A pesar de las derrotas recientes, esta­mos representando al Para­guay ahí con los mejores del mundo en este deporte”, cierra. La próxima pelea del luchador compatriota con la PFL será el 23 de junio en la ciudad de Atlanta, ubicada en el estado de Georgia (Esta­dos Unidos), y será transmi­tida por el canal ESPN+.

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