El paraguayo batalló durante tres horas y le arrebató un set al mejor tenista del planeta de aquel entonces. El país se paralizó ese domingo 10 de junio de 1979.

París, Francia. El domingo 10 de junio de 1979, el Court Central de Roland Garros estaba abarrotado con casi 20 mil personas. Se disputaba la final del tradicional torneo. El favorito y número 1 del mundo era el “invencible” por aquellos días, Björn Borg. El sueco buscaba su cuarta corona. Era tricampeón en la tierra batida parisina. Con seis títulos de Grand Slam y 23 años era el mejor del planeta.

Un retador sorprendente e inesperado estaba para enfrentarlo. El paraguayo Víctor Manuel Pecci, revelación y sorpresa permanente. El campeonísimo, como era conocido, había eliminado a varios cabezas de serie. Inscribió su nombre en la historia. Ganó Borg 6-3/6-1/6-7/ 6-4. Según los expertos, fue la batalla de “La máquina” contra “el hombre”. Pecci fue capaz de batallar durante más de tres horas, pudo ganar un set, el único que cedió Borg en esa competencia. El sueco sorteó aces, potentes saques, voleas y permanentes subidas a la red. Paraguay se paralizó aquel día en el que el tenis hizo olvidar al fútbol. Canal 9 transmitió la definición, instancia a la que ningún otro compatriota pudo asomar de nuevo.

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A 29 años de su retiro y cuando se cumplen cuatro décadas de aquella memorable mañana, La Nación fue al encuentro del mejor tenista paraguayo de todos los tiempos.

“Borg era lo que hoy es Rafael Nadal en tierra (batida)”, compara Pecci. El tenista español es el “rey de la arcilla”, ganador de 17 Grand Slam.

“Borg ganó seis Roland Garros de siete que jugó. Se retiró muy joven, a los 26 años. El partido fue muy parejo. Él tenía un juego que me molestaba. Su mejor golpe era el passing shot. Son tiros muy angulados cuando vas a la red. Si yo voleaba, lo hacía un poco tarde y en la segunda pelota me pasaba. Tenía mucha regularidad. Un juego de piernas excelente y jugaba muy profundo. Eso hacía que uno quiera jugar sobre su nivel y apresurarse en ciertos momentos del partido”, cuenta Pecci como si fuera ayer. Esa edición de Roland Garros se jugó con sol, pero justo llovió el día de la final. “Hizo la cancha más lenta, la pelota se puso pesada y le facilitó a él. Mi saque no tenía la potencia y perfección de partidos anteriores. Lógicamente, ese es un aspecto. Lo principal es que en ese momento el Borg era imbatible”, asegura.

Pecci vive contento por lo que hizo en ese Grand Slam. Jugaban los mejores del mundo. El tenis no era muy popular en Paraguay. Aquel episodio histórico fue la coronación del sacrificio de tantos años. “Yo empecé a jugar desde muy chico. Ocurrió cuando tenía 23 años. Mucho antes, hubo horas de entrenamientos y viajes a torneos infantojuveniles y profesionales. A 40 años de eso, estoy satisfecho. Lógicamente, uno siempre quiere ganar una final”, se sincera.

Golpazo a Connors

En semifinales, Pecci dio la nota al vencer espectacularmente en cuatro sets (7-5, 6-4, 5-7 y 6-3) al norteamericano Jimmy Connors, entonces número dos mundial. Se trata del hasta hoy más ganador de la historia con 109 títulos. Connors era amplio favorito. Todos querían una final del uno contra el dos. El paraguayo se encargó de frustrar ese anhelo.

“Sacaba bien, normalmente yo sostenía mi servicio. Sabía también que si yo quebraba, al contrario le ponía mucha presión. En el cuarto set fue importante quebrarle. Rápido me puse 5-2 y finalmente 6-3. Tuve dos sets a cero, dos a uno”, expone el campeonísimo. Estima que “para la época, Connors jugaba muy plano, pero devolvía bien los saques. Tenía mucha seguridad, se movía bien de piernas y era fuerte mentalmente. Sabía alternar cuando tenía que subir a la red. Quizás, su punto más débil, era el saque. Al ser zurdo, al derecho le molesta un poco”.

Apabulló a Vilas

Pecci no paraba de sorprender. Su nombre saltaba en los diarios franceses todos los días. Antes de fulminar a Connors, apabulló al argentino Guillermo Vilas (campeón del ’77 y finalista del ’78) en cuartos de final (6-0/6-2/7-5). Fue un clásico sudamericano, calificado como uno de los mejores juegos del torneo.

“Ese fue uno de mis mejores partidos, saqué demasiado bien. Aparte, estaba muy sólido de fondo y en la red. Eso hacía que Guillermo juegue corto y me venía bien. Había días que jugaba muy pesado como Borg. Me acuerdo que iba 6-0/2-0, 8-0 digamos. Dentro de la desesperación, empezó un juego que nunca hizo. Era saque y volea. Siempre jugaba de fondo y eso hizo que en un momento me desconcentrara. Por suerte, en el tercer set pude terminar 7-5”, indicó.

De menos a más

El paraguayo reconoce que fue de menos a más. En primera vuelta jugó con Franóis Jauffret, número uno en Francia, pero ya tenía sus años. “Si bien gané en cuatro sets, no estaba muy convencido de mi nivel. A partir del triunfo contra el checo Pavel Složil empecé a jugar mejor. Me tocó Corrado Barrazutti, número 1 de Italia, al que gané en tres sets. Siguió con Harold Salomon, número 3 de Estados Unidos. También le gané en sets corridos. Hice una muy buena pretemporada. Había ganado el torneo previo de Niza. Venía con mucho ritmo y confianza. Con el correr de los partidos, físicamente también me fui soltando”, reveló.

Un nuevo ídolo

Antes de la ceremonia de premiación, Pecci recibió la ovación y reconocimiento del público. Fue paseado en andas por el centro de la cancha. “Se dieron varias situaciones. Yo no era favorito para llegar a la final. Tampoco para hacerle el partido que le hice a Borg. Dentro de eso, le gané a Guillermo Vilas, que ya había ganado Roland Garros y a Connors, que era figura de primerísimo plano”, justifica.

El aro de diamante

El aro de Pecci era novedoso para los franceses, que le tomaron cariño al paraguayo.

“Dio la casualidad que un año antes me puse un aro. Los franceses no lo usaban en esa época. Les impactaba mucho el diamante que tenía. Había un juego que ellos mismos inventaron. La prensa hablaba de un sex symbol y del hombre de la oreja de diamante. Se dio algo más de marketing”, añade Pecci.


PECCI DE PE A PA

DELGADO A SAMPRAS

“La victoria de Ramón Delgado fue espectacular porque Pete Sampras (EEUU) era número uno del mundo. No solo le ganó a Sampras (en Roland Garros 1998), también a muy buenos jugadores, como Jim Courrier y Michael Chang (EEUU)”.

LOS VIAJES

“Empecé a viajar más o menos a los 12 años. Iba a los torneos de Argentina y Brasil. Mi padre me acompañó hasta los 15 años. Ibamos en auto y en ómnibus. Avión se usaba poco en esa época. A los 15 años, mi viejo me dijo, ahora solo. Fui al Orange Bowl. Llegué al aeropuerto de Miami y no sabía para dónde ir. No existía el celular, el Whatsapp. No hablaba inglés. Tenía como un ángel que me cuidaba. Llegaba con mis raquetas, esperando que haya alguien en el aeropuerto para buscarme”.

PRIMER MATRIMONIO

“El primer revés fue cuando me casé con Mercedes Barriocanal. La verdad que era muy joven, y un poquito irresponsable para tomar esa decisión. Yo tenía 23 años, ella 17. Nos conocimos cuatro meses el año de la final. Pasaba mucho tiempo afuera, ocho o diez meses al año. Fue como algo muy inconsciente. Tenía que ir un poquito más despacio. Finalizamos en buenos términos”.

SEGUNDO Y TERCERO

“Después me casé con Silva Folgar, con quien tuve un hijo, Giuliano. Estuve 21 años con ella. Ahora estoy con Valery Martínez, con quien tengo una hija (Isabella). Ya llevamos 14 años juntos y estamos muy bien”.

GULIANO E ISABELLA

“Guliano (su hijo), quien nació en París, no tenía la misma pasión por el tenis. Le gustaba fútbol un rato, un poco de tenis. Así iba y venía, pero no era que entraba a la cancha y se divertía. Mi hija Isabella (8 años) juega tenis dos veces por semana, pero también baila. En el colegio juega handbol y basquetbol. Decidirá si quiere estudiar, pero yo no voy a forzar. En este momento tengo 63 años. No tengo la energía como para cargarle a mi hija y estar seis horas en la cancha. Y empezar a viajar. Hacer la vida que yo hice durante 15 o 20 años”.

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