“Nosotros pro­ducíamos algunos shows en Córdoba, yo pro­ducía shows de mis bandas, y un día, un locutor muy famoso que se llamaba Julio Mahárbiz, que era del festi­val de folclore; nos propone utilizar la plaza Próspero Molina para un festival de rock en febrero, y eso generó una revolución contraria por parte del folclore, y ahí un montón de rockeros se sumaron”, relató el produc­tor argentino José Palazzo, cómo nació el Cosquín Rock, hace dos décadas.

Continuó: “Cuando se hizo medio hostil, muchos rockeros dijeron: ‘bueno, vamos, yo te acompaño’. Y ahí empezó este festival, que empezó a crecer, a cre­cer, a crecer, y que ahora en febrero va estar cumpliendo 20 años. Pasó por distintos lugares, la plaza Próspero Molina quedó chica, des­pués fuimos a un lugar que se llama San Roque, y final­mente terminamos en un lugar que para mí es genial, que es un aeroclub, donde utilizamos 9 hectáreas y tenemos 7 escenarios”.

Palazzo vino el miércoles pasado, para acompañar el lanzamiento de la segunda edición del festival Cosquín Rock en Paraguay, que el 7 de setiembre, en el Espacio Idesa, reunirá a 22 artistas nacionales y latinoamerica­nos, como Molotov, Babasóni­cos, No Te Va Gustar, Carajo, Miss Bolivia, entre otros.

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SUPERVIVENCIA

“Creo que la mejor forma de que la industria siga en movimiento, independien­temente de las políticas y las situaciones que viven cada uno de los países, es seguir haciendo. La música se sigue generando, siguen saliendo todo el tiempo chicos y chi­cas nuevos que van haciendo cosas, y está bueno que noso­tros formemos parte de un proyecto que puede, de alguna manera, ayudar a abarcar y sumar”, comentó Palazzo.

“El Cosquín ha recorrido toda Latinoamérica. Hemos ido a países que están muy bien, como los Estados Uni­dos, y países que no lo están tanto; y en Argentina esta­mos cumpliendo 19 años. En los 19 años hemos pasado tres crisis gravísimas y hemos pensando seria­mente en que esto no seguía, y acá estamos. Yo creo que la música tiene una esencia especial que es la supervi­vencia”, continuó.

“De hecho, la cultura rock (porque nuestro festival es más amplio que el rock), his­tóricamente tuvo que adap­tarse a cambios, a cambios sociopolíticos, económicos... siempre al rockero lo mira­ron mal, siempre no tuvo lugar donde tocar. Entonces, siempre fuimos, de alguna manera, una contracultura. En una crisis general, como está pasando en Latinoamé­rica, los festivales son como una caricia para todos los que estamos buscando ese espacio”.

INDUSTRIA LOCAL

“La programación tiene diversidad de artistas y esti­los musicales. Movilizar la industria es importante, y los festivales hacen eso, por­que vos podés descubrir un artista que no escuchaste nunca y que te termina gus­tando. Lo mismo pasa con las bandas, tienen que hacer repertorio específico. Es toda una cultura, un movi­miento importante, es una plataforma importante para artistas pequeños y media­nos, para que puedan, en vivo, mostrarse”, opinó.

Consultado sobre su pers­pectiva acerca de la indus­tria musical en Paraguay, el productor contestó: “Tie­nen bandas muy profesiona­les, tienen un crecimiento muy importante, tienen una industria con mucho poten­cial, no solo en el rock, si no en un montón de otros esti­los más, y sinceramente creo que nosotros estamos dando los primeros pasos, y que vamos a hacer mucho más acá”.

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