Estocolmo, Suecia | AFP, por Gaël BRANCHEREAU.

De inviernos interminables y suelo estéril, la isla de Fårö, en el mar Báltico, fue el refugio de Ingmar Bergman, quien la convirtió en un decorado de cine, asilo y última morada.

El director de cine sueco, que hubiera cumplido 100 años el 14 de julio, falleció en 2007. Sus restos descansan cerca de los de su mujer Ingrid en esta tierra árida conquistada por pescadores y campesinos y lugar de peregrinación para sus admiradores.

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Bergman ya era conocido cuando en 1960 exploró Fårö en busca de decorados para el rodaje de “Como en un espejo” (también traducida como Detrás de un vidrio oscuro o A través del espejo).

Entonces descubrió sus playas, su vegetación de turberas, de uva de gato (de la familia de crasuláceas) y de serpol, sus pastos escasos y sus puertos. La iglesia y el faro le confieren relieve, por así decirlo.

En su autobiografía “Linterna Mágica” cuenta que sintió “un flechazo” por esta roca de 110 km2, zona de protección militar prohibida a los ciudadanos extranjeros hasta 1998.

“Es tu país, Bergman. Coincide con tu idea de las formas, de las proporciones, de los colores, del horizonte, del sonido, de los silencios, de las luces y de los reflejos”, escribe.

Después de “Como en un espejo” (Óscar a la mejor película extranjera en 1961), rodó “Persona” (1966), “La vergüenza” dos años más tarde y “Pasión” en 1969. También filmó para televisión “Escenas de la vida conyugal” (también conocida como Secretos de un matrimonio) en 1979. Hizo asimismo dos documentales.

- Casa en la playa -

En 1966 durante el rodaje de “Persona” descubrió la playa de Hammars y decidió construir allí una casa de una planta. En aquel entonces vivía un romance incipiente con la actriz noruega Liv Ullmann, quien contó haber sufridos sus inviernos terribles.

Adquirió además una granja y un establo para convertirlos en cine privado, el uno, y en almacén, el otro, para las bobinas que hacía venir por camión desde Estocolmo. Entre los ineludibles destacaban la película “Molière” de Ariane Mnouchkine y “Casque d’or” de Jacques Becker...

En 2003, a sus 85 años, se instaló en Fårö. Viudo desde 1995, este hijo de pastor luterano frecuentó entonces a la pastora Agneta Söderdahl, sobre la que había oído decir que tenía una voz bonita.

“Me dijo: sabía que cantabas bien, pero no tan bien”, cuenta ella a la AFP en la iglesia. Era “creyente escéptico”, según ella, e intentaba deshacerse de una educación impregnada de “condena, castigo y moral”.

Un poco apartada, bajo los árboles del cementerio, se encuentra su tumba, cercana a la de los habitantes a los que quería y que le hacían favores. Se corría la voz de que Bergman pagaba bien y cuando alguien les preguntaba dónde quedaba la casa del cineasta, ellos le indicaba el camino contrario…

- ‘Safaris Bergman’ -

Ingmar Bergman predijo en un documental un lento declive de la isla a medida que disminuían las poblaciones de peces y de focas.

“El futuro le dio la razón”, afirma Kerstin Kalström, intendente de sus propiedades. “Los campesinos venden las tierras a turistas ricos. Las propiedades son demasiado caras para los jóvenes”. ”¡Aún así la isla registró en 2018 cuatro nacimientos!”, exclama, contenta.

El turismo es vital para la isla y Bergman ha tenido mucho que ver en ello.

Un Centro Bergman acoge a miles de visitantes cada año. La “Semana Bergman”, a finales de junio, propone proyecciones, lecturas, conferencias. Por ella han pasado Ariane Mnouchkine, Willem Dafoe o Wim Wenders, entre otros.

Su gran casa de Hammars se convirtió en residencia de artistas y los “Safari Bergman” permiten explorar los lugares de rodaje, con un paso obligado por el pabellón de “Persona”.

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