El espectáculo se realizará en el Centro Cultural de España Juan de Salazar el viernes 16 y sábado 17 de marzo.

La compañía brasileña Grupo Cria do Palco (Pernambuco) llega a Asunción para cerrar la gira de la obra “Soledad, la tierra es fuego bajo nuestros pies”, pieza teatral que hace homenaje a Soledad Barret, militante política que luchó contra las dictaduras de la región.

Luego de 43 años, una obra de teatro revive la historia y lucha de Soledad. La cita es mañana 16 y el sábado 17 a las 20:00 con acceso libre y gratuito en el Centro Cultural de España Juan de Salazar (Herrera 834 c/ Tacuary).

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La obra está representada por la actriz pernambucana e idealizadora del proyecto, Hilda Torres. La dirección está a cargo de la actriz y directora argentino-brasileña Malú Bazán. Ambas son responsables por la construcción de la dramaturgia del monólogo que surge, a partir de la sistematización de los diversos instrumentos de investigación, la adaptación textual de obras de poetas que militaran a lo largo del periodo dictatorial, obras contemporáneas y un texto de su abuelo, Rafael Barrett, escrito en 1904.

Esta presentación no tiene el objetivo de restringirse a apenas una perspectiva memorialista y sí de presentarse como un espacio poético que cuenta la trayectoria de esa mujer “viva”, rompiendo el estigma de la “mujer asesinada”. Es una historia que traza un “diálogo” audaz entre el pasado y los días actuales.

Previa a la función del viernes 16, se llevará a cabo a las 17:00 una la charla sobre “Arte y Militancia”. El debate contará con la participación de Ñasaindy Barrett de Araújo, hija de Soledad y el equipo del espectáculo.

Sobre Soledad Barrett

Soledad nació en Paraguay en 1945. Su historia es diseñada a lo largo de la lucha política de sus familiares, de su país y de los demás países de América Latina. Sus padres y hermanos mayores ya dedicaban sus vidas a la militancia.

La nieta del gran Rafael Barrett luchó contra las dictaduras de Paraguay, Uruguay y Brasil. Fue asesinada en Recife, el 8 de enero de 1973. El cabo Anselmo, un infiltrado por el régimen militar en las filas revolucionarias, la entregó. El Estado brasileño pidió recientemente disculpas por su asesinato. En el 2018 se cumplieron 43 años de su fallecimiento a manos de la dictadura brasileña.

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