En medio del tráfago que se vive por la pandemia han aparecido nuevos elementos que pintan de cuerpo entero la realidad del país, con sus dificultades y penosas novedades que van complicando la situación. Aparte de los problemas genuinos que está causando la enfermedad como el creciente número de muertos y enfermos, ahora se plantea la conducta inapropiada de cierta gente.

Es el caso de los que se aprovecharon de sus privilegios para vacunarse cuando no les correspondía dejando de lado a las personas que por edad y condición lo necesitaban con mayor urgencia. Aunque en rigor podría ser una anécdota de menor cuantía ante otros hechos más graves que vive el país, lo que resalta es la falta de normas que ayuden a superar las dificultades con rapidez y de una conducción política que permita amplias soluciones. De ahí la necesidad de hacer nuevos planteamientos de fondo para encarar las medidas estructurales y coyunturales que se requieren.La crisis del covid-19 que afecta actualmente al Paraguay es la oportunidad que debe aprovechar el Gobierno para desarrollar los grandes cambios que necesita el país. Porque en los momentos álgidos es cuando se debe tomar al toro por las astas y producir las decisiones que en tiempos tranquilos son más difíciles. La emergencia sanitaria, económica y social, sumada al momento sicológico que se vive configuran el momento propicio para adoptar las medidas más rigurosas y urgentes para la sociedad nacional.

La responsabilidad de hacer los ajustes y de reformular toda la máquina estatal no es solo del Poder Ejecutivo sino del Legislativo y de toda la clase política, que por sus funciones manejan los hilos del poder y cuentan con las competencias legales requeridas.

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El ex ministro de Hacienda Santiago Peña ha señalado que en esta situación el Gobierno ha tenido la oportunidad de generar verdaderos cambios a pesar de la pandemia. Por ello propuso sacar lo mejor de la crisis que se vive, mejorando el gasto público, articulando la reforma del Estado, creando empleos para los que quedaron sin trabajo y sin ingresos debido a la pandemia y a los errores gubernamentales. Resaltó que los grandes cambios se hacen en momentos críticos, y que al país le conviene que haya estabilidad, por lo que todos debemos colaborar.

Luego de la aparición de la pandemia el Gobierno ha enviado al Congreso en el 2020 algunos proyectos de ley encaminados a la reforma del Estado. El lunes último ha entregado otro documento encaminado al mismo propósito.

Entre las propuestas principales están las normas para el acceso a la función pública y la carrera del servicio civil del Estado, además del proyecto de ley presentado últimamente sobre suministro y compras estatales.

Cuando sean leyes, estas disposiciones serán muy útiles para mejorar el Estado y su estructura. El proyecto de ley de suministro y compras públicas busca que las adquisiciones estatales se hagan en valores justos, que los productos sean de buena calidad y lleguen a los beneficiarios con prontitud. En tanto que con las futuras normas de la función pública y el servicio civil se pretende aplicar un sistema de contratación de funcionarios no por méritos políticos, sino mediante concursos de idoneidad y con la acreditación de sus aptitudes profesionales.

A pesar de la urgencia y de la necesidad de un ajuste estructural, la clase política no ha sentido la necesidad de llevar adelante las iniciativas con mayor velocidad, y el Poder Legislativo no ha aprobado aún las propuestas legales que se les han presentado el año pasado.

Teniendo en cuenta el estado en que vive el país, el Congreso tiene que estudiar con rapidez todos los proyectos y debe convertirlos en leyes en un corto plazo. Tal como ocurrió el año pasado cuando apareció la pandemia, y el Ejecutivo le presentó la propuesta de la Ley de Emergencia que promulgó en un tiempo récord. Ese es un ejemplo de cómo se debe proceder con eficiencia y prontitud para hacer frente a los desafíos cada vez más delicados que nos tocan últimamente. El Gobierno y la clase política no pueden mirar para otro lado cuando la nación paraguaya necesita reformar el Estado para que sea más eficiente y pueda servir mejor a sus legítimos intereses.

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