Las organizaciones empresaria­les agrupadas en los más diver­sos sectores de la actividad pri­vada se pronunciaron sobre la situación del país, señalando que están en condiciones de reactivar con fuerza la eco­nomía y de recuperar el empleo perdido durante la pandemia. Destacaron que los vientos favorables que soplan para los pro­ductos nacionales serán una ayuda para este propósito.

Pero agregaron que se puede desaprovechar esta oportunidad si el país no se sacude del lastre de años de ineficiencia y corrupción que son pro­ducto de la politiquería. Afirmaron que el clima de política sucia que existe, máxime en tiempos previos a elecciones municipales y nacionales, hace mucho daño al país. Por ello, exigieron que la clase política rectifique su conducta y actúe trabajando en el bien de la nación para aunar esfuerzos con el sector privado en la común tarea de edificar el país que nos merecemos.

Los 35 gremios de la actividad privada que representan los más diversos sectores de la pro­ducción, el comercio, los servicios y la industria sentaron su posición en un documento para criticar lo que está mal en la nación, que son vicios y pecados que todos conocemos y lamen­tamos desde décadas. Dijeron que este año el Paraguay enfrenta un momento clave para su futuro luego de los golpes recibidos por los efec­tos sanitarios, económicos y políticos de la pan­demia. Recordaron que el Estado tuvo un papel importante en la crisis mediante una apuesta relevante en la inversión pública contracíclica, cosa que tuvo su efecto positivo.

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Pero enfatizaron que el sector público “no pudo sacudirse del lastre y corrupción, man­teniendo intactas casi todas las prestaciones a sus funcionarios”. Manifestaron que el clima politiquero marcado por las divisiones, agresio­nes, descalificaciones y maniobras con el solo fin proselitista está haciendo mucho daño “al país y a la gente que quiere trabajar en paz para reconstruir un Paraguay sacudido por la pan­demia”.

Los hombres de empresa pidieron un cam­bio en el manejo “politiquero y populista” de la clase política nacional. Advirtieron que, en caso contrario, “la crispación será cada vez mayor y puede conducir a escenarios que pasen de la impotencia y frustración a la intolerancia y vio­lencia”, situación que rechazan. Afirmando que ellos son los que ponen el hombro a través de sus empresas soportando pérdidas, pagando sus impuestos, solicitaron que los servidores públicos que integran los distintos poderes del Estado reflexionen sobre los principios expues­tos y trabajen por el Paraguay y su gente.

El pronunciamiento empresarial es duro. Pero señala con nitidez los grandes defectos de nues­tro país donde las toxinas de la podredumbre política siempre han envenenado la conviven­cia y han avivado el despilfarro de los recur­sos financieros del Estado. Destaca lo que pre­ocupa a la ciudadanía cuando apunta que las instituciones públicas a menudo están ganadas por la ineficiencia, la corrupción y el cliente­lismo exagerado en desmedro de los verdade­ros intereses de la ciudadanía.

El Gobierno Nacional y el sector estatal ya no deben permitir la existencia de los grandes vicios públicos y deben comenzar con rapidez un saneamiento profundo de sus estructuras. Es inadmisible que sigan existiendo los privile­gios prebendarios como en el Congreso y otras instituciones, donde a la hora de contratar fun­cionarios se favorece la condición partidaria y no la capacidad técnica. O que los ministerios y otras oficinas públicas sigan erogando gran­des sumas de dinero para atender a la clientela partidaria.

Es hora de que se pongan en práctica, sin excep­ción, las normas que ayuden a disminuir los despilfarros estatales, que, en este momento de crisis económica y presupuestaria, siguen opri­miendo a la estructura del Estado.

Como parte de la lucha contra la corrupción, el sector público tiene que perseguir el contra­bando y la informalidad a fin de recaudar más recursos genuinos. Achicando la evasión y per­cibiendo más fondos no necesitará aumentar impuestos ni pedir préstamos para solventar sus gastos.

Este año que estamos comenzando con bue­nos pronósticos en lo económico y cierta incertidumbre en lo sanitario debe aprove­charse como una nueva oportunidad para salir adelante.

La pandemia ha sacudido todas las estruc­turas del país, que solo podrá alejarse del mal momento desterrando la podredumbre y la politiquería. Si no, corremos el riesgo de vivir tiempos peores.

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