El Gobierno anunció el lunes algunas medidas económi­cas que tendrán vigencia durante el período de emer­gencia, como el recorte de salarios de los funcionarios públicos que más ganan por 90 días. Al mismo tiempo, apuntó la necesidad de aprovechar la ocasión para realizar una reestructuración más amplia, para lo que anunció un diálogo con diversos sectores oficiales y priva­dos. Ese diálogo se inició el martes con representantes de los más diversos sec­tores políticos, económicos y sociales en el Banco Central del Paraguay (BCP).

La propuesta es saludable, ya que es necesario achicar el Estado y dismi­nuir los gastos del fisco para privilegiar las inversiones haciendo una profunda modificación estructural del aparato oficial. Y eso depende más que nada de la voluntad del Gobierno que tiene que tomar la iniciativa y de la clase polí­tica que debe acompañarla y actuar con valentía. Sería uno de los efectos cola­terales saludables de la pandemia del COVID-19, que nos tiene actualmente en vilo.

El vicepresidente de la República y el ministro de Hacienda explicaron las medidas que tomó el Ejecutivo. Recor­taron por tres meses el salario de los empleados del Estado en 10% a los que ganan el equivalente a 5 salarios míni­mos (10.964.195 guaraníes) y en 20% a los que reciben 10 o más salarios míni­mos (21.928.390 guaraníes).

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El Ejecutivo dispuso que en los entes binacionales nadie gane más de los 37 millones de guaraníes que percibe men­sualmente el presidente de la República. Se estima que con los recortes a los fun­cionarios del Estado y binacionales se ahorrará el equivalente a 52 millones de dólares, que se destinarán a los gastos de la salud.

Afirmaron que ante el reclamo de la sociedad y la crisis actual, es oportuno que se inicie el debate sobre la reestruc­turación de los gastos y privilegios del sector público con el propósito de achi­car el Estado. El ministro de Hacienda fue más allá y resaltó que lo mejor sería concluir la reforma del Estado en los próximos meses para que el proyecto de Presupuesto para el 2021 contemple la nueva estructura que se quiere aplicar a partir de ahora. El Poder Ejecutivo debe enviar el proyecto de ley presupuestario al Legislativo antes del 1 de setiembre. Anunciaron que se quieren tomar estas medidas que tendrán un efecto perma­nente en la economía, por lo que el diá­logo que se ha iniciado con los diversos sectores tendrá suma importancia.

Las medidas anunciadas por los voce­ros del Gobierno son oportunas y han producido saludables reacciones, pues aparte de los recortes salariales se espera ahora que vaya en pos de refor­mas más profundas, hace tiempo recla­madas.

Se impone una reorganización total, que si no se hace en esta coyuntura especial es probable que más adelante ya no se pueda concretar. Los recor­tes salariales y otras medidas simila­res, que son temporales, no servirán de nada si al final no se aprovechan para abordar decisiones de fondo de manera permanente.

En el conversatorio realizado el martes en el BCP entre varios sectores políticos y de la sociedad se afirmó que ha llegado el momento de discutir las reformas estructurales que el país necesita. Los diferentes grupos expusieron sus puntos de vista, que posteriormente se unifica­rán en un documento que contemple la posición de todas las partes. Se firmó un acta de entendimiento en que se propone avanzar hacia la consolidación de un pacto social para llevar a cabo la reforma del Estado. Se acordó pedir a todos los sectores sociales que hagan llegar sus planteamientos sobre el tema por escrito para tenerlos en cuenta.

Llevar a cabo una amplia y completa reestructuración del aparato del Estado paraguayo es una tarea descomunal que hay que iniciarla en este tiempo. Esta es la ocasión para encararla de una vez por todas aprovechando la coyuntura actual, comenzando por cortar los gastos super­fluos no por tres meses, sino de manera definitiva.

Dejar pasar esta oportunidad podría tener un costo muy alto para el país, pues significaría continuar con el peso mas­todóntico del Estado sobre las espaldas de una debilitada sociedad que está can­sada del abuso y necesita liberarse de esa atávica atadura.

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