En los últimos meses ha surgido la discusión en algunos círculos sobre establecer relaciones diplomáticas con China Continental y así aprovechar mejor ese gigantesco mercado para las exportaciones paraguayas. Pero los que proponen tal postura se han olvidado que el Paraguay mantiene relaciones diplomáticas con la República de China (Taiwán) desde hace más de 6 décadas, en cuyo transcurso se ha beneficiado grandemente de la amistad de este país al que tendría que dejar de lado si opta por las promesas de Pekín. El Paraguay puede exportarle al gran país asiático sin necesidad de hacer sacrificios políticos de ninguna laya ni aceptar condicionamientos que eventualmente quisieran imponerle. Es un país soberano que sabe cómo portarse con las naciones amigas que le han prestado ayuda generosa en lo económico, cultural y político.
En el último año, el intercambio comercial con Taiwán ha alcanzado 61 millones de dólares, de los cuales la mayor parte corresponde a exportaciones de carne vacuna. Se tiene con esa nación un convenio muy ventajoso que no se ha aprovechado todavía como corresponde.
Durante la administración Cartes se estableció un acuerdo de cooperación económica que comenzó a regir en el 2018. En ese convenio, Taiwán resolvió aplicar arancel cero; es decir, no cobrar impuestos aduaneros al ingreso de 54 productos paraguayos. La lista de artículos beneficiados incluye carne bovina, almidón de maíz, fécula de mandioca, jugos, madera, aceites esenciales y otros. Últimamente, en setiembre de este año, la nómina de productos nacionales que se pueden exportar a Taiwán sin pagar arancel aduanero se extendió a otros 31 artículos, entre los que están la yerba mate, azúcar, semillas de sésamo y muchos otros. Sumados a los del acuerdo del 2018, son 85 los productos nacionales que pueden ingresar con arancel cero a esa nación, lo cual es una extraordinaria ventaja aduanera.
El año pasado, Taiwán habilitó el ingreso de 20.000 toneladas de carne vacuna proveniente de Paraguay, pero solo se llegaron a exportar 7.000 toneladas, apenas casi una tercera parte. Esto quiere decir que los exportadores paraguayos de carne vacuna tienen un importante mercado que no se está aprovechando suficientemente, acaso por necesidad de mayor promoción o falta de información. En el último año, Paraguay le ha vendido carne a ese país por valor de 33 millones de dólares, lo que representa el 95% de las exportaciones paraguayas. Teniendo en cuenta la habilitación mencionada, se le puede exportar el producto vacuno por alrededor de 100 millones de dólares al año.
Paraguay es el cuarto país de origen de la carne bovina importada por Taiwán, al que le siguen Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Se considera que hay suficientes oportunidades para promocionar la exportación de nuestro país al mercado taiwanés, que le puede servir como trampolín para realizar exportaciones a otros países asiáticos cercanos.
Aparte de la carne, Paraguay puede venderle al país asiático otros muchos productos sin pagar los derechos de aduanas como azúcar, por ejemplo. Los productores de azúcar orgánica pueden exportarle a Taiwán hasta 60.000 toneladas, con lo que sumarán otra nación más a su mercado de compradores. Como dijo un diplomático chino, hace falta que los exportadores paraguayos trabajen más en la promoción y venta de sus productos en ese país para utilizar la capacidad de ese mercado. La promoción y marketing deben hacerse de manera permanente como realizan los empresarios de otras naciones como los de Estados Unidos y Australia. Taiwán tiene un mercado de 24 millones de consumidores con alto poder adquisitivo.
Una de las tareas pendientes es interesarles a los empresarios taiwaneses a invertir en Paraguay en empresas que produzcan artículos de cara al Mercosur, que tiene cerca de 300 millones de consumidores. Tales artículos, como productos manufacturados en Paraguay, podrán entrar sin pagar derechos aduaneros a Argentina, Brasil y Uruguay. Para un inversionista foráneo, Paraguay es mucho más atractivo que los otros países por su bajo nivel impositivo, su equilibrio macroeconómico, escasas cargas sociales, actividad sindical tranquila y una población joven ávida de progresar.
En el desafío de seducir al sector privado chino, el Gobierno debe realizar su mejor esfuerzo para que se puedan crear nuevas industrias y generar más empleos con la cooperación de los amigos taiwaneses.