Una de las tareas que el Gobierno no puede descuidar si quiere mejo­rar la situación del país es que debe plantearle una lucha frontal, y con resultados, a la evasión de impuestos, para mejorar sus recaudaciones. No puede preten­der aumentar sus ingresos solo por el incre­mento de la tasa de los tributos, como habitual­mente ocurre con sus propuestas, olvidando que hay una evasión impositiva de alrededor del 40%, que es su principal desafío.

Ahora que se encara un nuevo presupuesto para el 2020 el Estado no puede autorizar aumentos en los gastos si antes no asegura que mediante la eficiencia en el cobro de impues­tos podrá elevar sus ingresos para hacer frente a los incrementos de erogaciones que se están programando.

Pocos días atrás se descubrió un sistema ope­rativo típico de los contrabandistas y evasores que, mediante la simulación de importaciones de países del Mercosur, que no pagan derecho aduanero, traían mercaderías de gran valor de los Estados Unidos eludiendo el pago de los impuestos de importación.

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Cuatro firmas importaban y vendían prendas de vestir por kilo. Luego del allanamiento rea­lizado en 9 lugares se descubrió que estaban evadiendo el pago de los derechos de Aduanas por valor de más de 6.000 millones de gua­raníes. Las mercaderías se traían de Estados Unidos y se las despachaba como si fueran de origen brasileño y fabricadas en el país vecino para no pagar el arancel aduanero externo del 20% que se aplica a los productos que vie­nen de fuera del Mercosur. Solo en este caso los impuestos evadidos ascienden a cerca de 1 millón de dólares.

Se encontró que los responsables del ilícito eran cuatro ciudadanos árabes que estaban al frente de otras tantas empresas de cuyos locales se secuestraron 81 bolsas con prendas de vestir con documentaciones de origen falsificadas.

Este es solo un ejemplo, el más reciente, del modus operandi de los contrabandistas y eva­sores de todo un sistema de operaciones para introducir al país mercaderías sin el pago de las tasas de Aduanas y luego comercializarlas sin pagar los tributos internos.

Recientemente, en un encuentro de la Cámara de Anunciantes del Paraguay (CAP) se recordó que cuando el Estado necesita recursos siem­pre opta por presionar a los que ya están pagando sus impuestos, incluso con nuevas cargas, dejando sin exigencia a los evasores. Uno de los oradores afirmó que el 10% de los contribuyentes aporta el 90% del presupuesto público y que eso no es justo. Se habló de que es necesario regularizar el 40% de la economía informal, por lo que todo el esfuerzo del Estado debe intensificarse en ese sentido.

El propósito de ser más eficiente en las recau­daciones persiguiendo a los evasores pareciera no ser la principal preocupación del Gobierno, porque su política habitual y las declaraciones de los más altos funcionarios del fisco nunca apuntan a mejorar las recaudaciones por la efi­ciencia en el control, como si esa tarea fuera secundaria.

Por eso es necesario enfatizar hasta el cansan­cio en que toda la estructura impositiva y fiscal gire en torno a la eliminación de la informali­dad y que el esfuerzo del Estado se concentre en recaudar más mediante la lucha contra el con­trabando, la economía subterránea, la evasión y la elusión, que son las maneras más corrientes de burlarse del fisco y sus requerimientos.

A pesar de las denuncias y las quejas contra el contrabando y la evasión a lo largo de décadas, es muy poco lo que se ha avanzado de parte del Estado. Lo que significa que en esta materia es muy ineficiente o no le interesa suficiente­mente eliminar este que es uno de los peores males de nuestra sociedad.

Los organismos estatales deben diseñar nue­vas estrategias y encarar propuestas que den mejores resultados que el sistema operativo que aplica hasta hoy. Es evidente que no fun­ciona y se requieren nuevos modelos, mejores equipos y personas más capacitadas para per­seguir la informalidad y el contrabando. Pero lo que antes que todo se requiere es una seria voluntad política que con energía y convicción persiga el delito, castigue a los delincuentes y formalice el 40% de informalidad que hay en nuestra economía.

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