En estos momentos, los especialistas enuncian diferentes tipos de medi­das para paliar la situación actual, reactivar la economía, volver a cre­cer a índices altos y salir del mal momento. Por eso es bueno que el país vaya probando nuevas fórmulas para el despegue y que incursione con mayor dinamismo en el área industrial, para no depender en demasía del sector primario, como ocurre hasta ahora. Se trata del esquema que han reproducido con éxito los países más avanzados del mundo, que han ido abrazando con decisión el sector secundario de la econo­mía.

El Paraguay tiene condiciones óptimas para producir no solo en la agricultura y la gana­dería, sino en la industria, ya que aparte de materia prima abundante cuenta con energía eléctrica suficiente, cargas impositivas bajas y una importante cantidad de mano de obra compuesta por miles de jóvenes que se lan­zan al mercado de trabajo cada año. Solo tiene que atraer el interés del capital, no solo nacio­nal, sino el extranjero, para que se invierta con mayor vigor en el campo fabril.

Por eso es bienvenida la iniciativa de un grupo brasileño que ha mostrado su interés en inver­tir en Paraguay para la producción del petróleo verde, el “green diesel” como le dicen en inglés, que consiste en mezclar aceite de soja con otros componentes naturales, como el hidrógeno. Es una fórmula parecida al biodiésel que ya se conoce aquí, en que al aceite de soja se le agrega una parte de hidrocarburo. Pero en este caso en la mezcla no se usa ningún componente de petróleo.

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La firma extranjera invertiría cerca de 800 millones de dólares en la construcción y puesta en funcionamiento de la industria productora del combustible orgánico, con miras especial­mente a la exportación a países de Europa que desean disminuir el consumo de petróleo en su parque automotor. No solo generará un pro­ducto de alto impacto económico por las divi­sas que ingresarán, sino que utilizará la olea­ginosa que hasta ahora se exporta sin valor agregado.

La tecnología a aplicarse consistirá en mezclar el aceite de soja con hidrógeno, que elimina los componentes indeseables y lo convierte en un elemento que se puede utilizar en los moto­res más complicados, como los que tienen un mayor índice de compresión. Con esta tecnolo­gía se puede fabricar también una variedad del querosén, el que utilizan cierto tipo de aerona­ves.

El carburante que se producirá con base al aceite de soja es considerado un combustible limpio, ecológico, hecho con base a materias primas renovables como la soja, que es el prin­cipal cultivo del Paraguay.

Demás está decir los efectos multiplicadores que tendrá en el sector agrícola la utilización de la oleaginosa para producir combustible, ya que siempre está dependiendo de la cotización internacional de los conmodities y de los vaive­nes del mercado mundial.

De ese modo se podrá revertir la situación actual, ya que la mayor salida de divisas del país que se produce por la importación de deri­vados del petróleo tendrá su contraparte con el ingreso de dólares por la exportación del com­bustible verde.

El Gobierno y el sector privado tienen que apo­yar la transformación productiva del país con más decisión para pasar de la producción pri­maria a la industrial. Esa fue la fuerte apuesta realizada por la administración Cartes, que en sus cinco años hizo crecer a pasos de gigantes la incorporación de nuevas industrias, espe­cialmente las del régimen de maquila. Hasta el 2013, la participación de la industria maquila­dora en las exportaciones del país era del 1,5% y trepó al 6% de las ventas del Paraguay en el 2018. El año pasado la facturación de ese sector fue de 546 millones de dólares. A principios de este año ese sector industrial agrupaba a 172 empresas que daban empleo a 16.798 trabaja­dores.

Los momentos difíciles que se viven en la actividad económica son un desafío para todos, pues representan oportunidades para emprender nuevos proyectos, encarar la con­ducción nacional con mayor energía y enfati­zar en las fortalezas que se tienen para salir adelante. El proceso de industrialización es una de las principales oportunidades que se presentan, como nos demuestran los empresa­rios de otros países que vienen a apostar por el Paraguay porque les inspira confianza y segu­ridad.

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