A pesar de que las campañas de concienciación han sido pro­fusas y masivas, incluso algu­nas tan insólitas y virulentas como las impulsadas desde el Hospital de Trauma, hay que reconocerlo: se está lejos aún de niveles óptimos de bajar las cifras de accidentes en el tránsito.

Diferentes son las estadísticas que muestran esta realidad. La última tiene que ver con estudios deorganismos internacionales como el BID y la Orga­nizaciónMundial de la Salud (OMS). Según estas entidades, Paraguay tiene20,7 fallecidos por cada 100.000 habi­tantes, lo que constituye una de las tasas más altas a nivel mundial y regio­nal en cuanto a siniestros de tránsito se refiere. El comparativo con otros paí­ses de la región, que superan suficien­temente la población paraguaya, esta cifra es superada en el Cono Sur por Bolivia y Brasil, que tienen 23,2 y 23,4 fallecidos por cada 100.000 habitantes, y solo está por encima de Ecuador, que tiene 20,1 fallecidos por cada 100.000 habitantes. Según cálculos locales, rea­lizados por entidades que trabajan en la prevención desiniestros, en el país se producen 2,7 muertos por día enacci­dentes viales. Es decir, un promedio de entre 1.000 y 1.100fallecidos año a año. Unos guarismos que preocupan pero que tampoco son extraños en razón de un factor clave: la falta de cultura vial.

Y aquí se puede describir una seriede componentes que ayudan a entender por qué, pese a las campañas de con­cienciación, no se han logrado avances importantes. Entre estos componen­tes, la FIA –organismo del que forman parte 17 clubes de automóvil latinoame­ricanos– identifica cinco: el fácil acceso a las licencias de conducir y el bajo nivel de los exámenes; el consumo de bebidas alcohólicas antes de ponerse al volante, la falta de controles de las normas vigen­tes, el uso de celular cuando se conduce y un aluvión de motocicletas que han proliferado en los últimos años en nues­tro país.

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No caben dudas de que la irrupción de los biciclos ha sido determinante y ha hecho que las estadísticasde morta­lidad se hayan disparado a niveles de alarma. Del 2012 a esta parte, Paraguay se ha convertido en uno de los países con la más alta tasa de decesos en siniestros con motocicletas. Estos datos solo reve­lan que la retórica y tímidas campañas no sonsuficientes para contener este verdadero azote que se produce en las rutas del país. Es necesario insistir en la educación para crear cultura.

Para ello no solo es necesario insistir en incentivar más campañas que incluyan a todos los colegios y escuelas públicas del país, para que desde temprana edad se tengan nociones sobre la seguridad vial. Además, hay quellevar a cabo otras medidas para disminuir las alarmantes estadísticas. Sin dudas con un drástico endurecimiento de las sanciones a los conductores ebrios, sobre todo a quienes reinciden, fuertes inversiones en el man­tenimiento y ampliación de las rutas del país, incluyendo también el mejora­miento de las señalizaciones y la utiliza­ción de radares fijos y móviles. De igual forma es preciso elevar las exigencias para la obtenciónde la licencia de condu­cir, de forma muy particular para quie­nes posean motocicletas. A largo plazo, en la lucha contralos accidentes de trán­sito es fundamental mejorar sustancial­mente los sistemas de transporte colec­tivo, apuntando a disminuir la cantidad de vehículos en circulación en calles, avenidas y rutas.

Con estas medidas, no es una utopía que Paraguay pueda tener a mediano plazo una generación de ciudadanos que conozca y respete los derechos y obliga­ciones de conductores y peatones. Los niños y jóvenes deben entender que diri­gir un vehículo –sea del tipo que fuere– no es solamente una necesidad o una comodidad, sino es una actividad que entraña una gran cuota de responsabi­lidad. Una vez que lo haga, estaremos definitivamente logrando una cultura masiva de seguridad vial.

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