El dengue y otras enfermedades producidas por las picaduras del mosquito aedes aegypti son en estos momentos unas de las mayores amenazas que se ciernen sobre la ciudadanía paraguaya. El aumento de los casos de la enfermedad en diversos puntos del país representa actualmente uno de los más graves peligros para la salud y para la vida de muchos de nosotros.
La peligrosidad y la rapidez con que se extiende el mal ponen en jaque todas las previsiones públicas y toma de sorpresa a gran cantidad de personas que pensaban que el dengue era solo para otros. Así, de la noche a la mañana, centenares de mujeres y hombres se encuentran con cuadros febriles peligrosos y aumenta lastimosamente la estadística de casos declarados de la enfermedad.
El propio ministro de Salud reconoció oficialmente que hasta ahora hay 5 personas fallecidas y 21 casos en proceso de confirmación, lo que llevaría casi a la treintena el número de las víctimas fatales, si se llega a constatar. Recordó que existen más de 18.000 posibles casos de dengue en todo el país en lo que va del año, lo que se considera alarmantemente alto para los 67 días que lleva transcurridos el 2018.
El panorama que se presenta no es para nada tranquilizador, sino más bien un toque de alerta para todos los que habitamos este país. Porque, algunos más, otros menos, todos tenemos una gran obligación en este asunto. Pues al lado de la responsabilidad política e institucional que tiene el Gobierno y sus dependencias en este tema, está el compromiso ciudadano de todos los habitantes del país. Esto debido a que la proliferación del mosquito vector del dengue en gran medida se da por descuido, ignorancia, pasividad y hasta culpa de las personas que no cuidan su casa, no limpian su patio, no eliminan los posibles criaderos en su propiedad y hasta intentan impedir la intervención de los agentes de la salud en sus viviendas.
Cada vez que hay mingas ambientales o trabajos de visita en diferentes barrios, la ciudadanía se encuentra con nuevas sorpresas que apuntan a la responsabilidad de los ciudadanos comunes que por diversos motivos actúan como cómplices o encubridores del temible asesino llamado aedes aegypti.
El último caso divulgado es el referente a Barrio Obrero, donde personal del Senepa y otras dependencias públicas estuvo trabajando el miércoles 7. En su intervención, la comisión interinstitucional, en un solo día, encontró 27.734 criaderos de mosquitos, que es dos veces más de lo que hallaron los funcionarios semanas atrás en el barrio Corumbá Cué de Mariano Roque Alonso. Más de 27.000 guaridas donde se procrean los mosquitos en 143 manzanas verificadas en 2.127 predios visitados en ese barrio es una cifra descomunal, pues equivale a 194 criaderos por manzana y 13 por cada predio inspeccionado.
La crónica de la intervención en Barrio Obrero señala que en las manzanas intervenidas hubo 168 propietarios renuentes a que se inspeccionara su propiedad y que el personal que trabajaba para hallar y eliminar criaderos encontró 597 predios cerrados por sus dueños. 1.278 hogares visitados tenían criaderos y no lo sabían.
La campaña contra el dengue no consiste en buscar y hallar culpables de los criaderos, sino en intervenir los nichos del vector para tomar medidas para eliminarlos e inculcar la conciencia en los ciudadanos de cómo combatir el mosquito y su proliferación.
En la lucha contra el mosquito que provoca la enfermedad, cada ciudadano debe asumir su responsabilidad y tomar el compromiso que le corresponde. Porque si no, todo lo que hagan el Estado y sus instituciones no servirá de mucho, pues al lado del principal enemigo, el aedes aegypti, encontrará también adversarios temibles en la indolencia, la inconsciencia y la falta de compromiso de mucha gente.